Emira se lanzó en la cama luego de un día agitado. Viajar con sujetos como Nerit y Gonk había dificultado la salida, más cuando el darack sufrió un fuerte impacto luego de que el dueto planease sin combustible.
La única manera que tenían para salir de Ugen sería La Emancipadora. Habían llegado por los pelos a la embarcación después de que las alertas se activaran durante el control de pasajeros. Agius se movió con velocidad quitándose del camino a un par de guardias, mientas que Gonk dejaba inconsciente a un par más que se encontraba cerca de la entrada a la nave. Una vez que ambos estuvieron dentro de La Emancipadora el incidente había finalizado. Daban gracias de que la compañía de transporte fuese ajena al reino y todo lo que ello implicaba. Lo único que habían recibido era una amenaza de ser entregados si causaban problemas.
Emira miró por la ventanilla abstraída sin escuchar un solo comentario que Agius tenía para decir. El hombre bebía de una botella cuando vio a la muchacha lejos de su entorno.
—El Marqués debe estar fuera de Zaga, ¿no?
Gonk negó suavemente. Estaba sentado en una silla metálica con los brazos cruzados y la mirada baja.
—Aun cuando pudieron adquirir las llaves del parasito, todavía están en Zaga —respondió.
Nerit resopló inquieto. A su vez, no había razones para seguir en el planeta si Trent pudo hacerse con lo que buscaban. La idea de que siguieran ahí era, indiscutiblemente, una tentación si los guardias de La Avanza se enteraban.
—¿A qué juega Teber? —murmuró Agius, inquieto.
—He escuchado que el antiguo capitán de El Marqués vive en el planeta —Gonk miró a la chica aun indiferente a la conversación—. Dicen que es un hombre respetable y temible con asentamiento en Riporld.
—"Smog" ¿no? Ese era el nombre que usaba cuando navegaba, pero no creo que un sujeto así siga vivo —comentó Nerit.
La intensa mirada del Gonk dio paso a un recurrente escalofrío en Nerit. Había razones para temer cuando se le veía. Aquella mirada era imponente al igual que todo en él, aun así, Agius trataba de no verse afectado por su imagen.
—Los Grandes lo consideraban. Yo no creería si dijesen que ha muerto. No por nada fue apodado de esa forma: Velikoj Mirov es un nombre de referencia entre los sibilantes. Debieras saber eso mejor que nadie, Nerit. —Agius se encogió de hombros expresamente indistinto a ello. Sabía lo necesario y no le importaba albergar más información de la que tenía—. También es un enemigo natural del capitán, Emira —continuó. No esperaba que lo viese, más sí que lo escuchase—. Si llegase el momento en que ambos se enfrentaran, el capitán necesitará de nosotros.
—No hace falta mencionarlo —respondió.
Lo miró por breve instante hasta que salió de la habitación.
ESTÁS LEYENDO
Elaysa: La ciudad de los condenados
Science FictionLas leyendas hablaban de ella como el último lugar al cual desear llegar, pero al que nadie ha logrado entrar. Las historias de muerte y silencio eran demasiadas como para querer encontrar "La ciudad de los condenados". Aunque no para algunos. Los s...