—¿Cómo lo supieron? —preguntó el hombre cuando las dudas no podían dejar se filtrarse— ¿Cómo llegaron a nosotros?
El general suspiró por segundos viendo en la lejanía el rostro abatido de su hija. Aquella niña era una mujer tratando de entender que no era quien decía ser.
—No la dejé sola, nunca lo estuvo —comentó volviendo la mirada a él—. Seren estuvo con ella.
—Nunca lo vi —murmuró frunciendo el ceño—. No estaba ahí.
—Pero estaba Trent ¿no es así? Sargento de La Avanza —esbozó—. La familia Trent estuvo detrás de todo, era un seguro. —Lion tragó impresionado. Tomó asiento viéndolo.
—¿Y yo que era? —Se preguntó.
—“Injusticia”, según Kalisa —señaló—. El dispositivo que te entregó lo dejé deliberadamente a su vista para ti. El acto de deshonor debía llevarse, quiera o no, tu deber era protegerle. ¿Lo entiendes? Ante la vista de cualquiera, ante la de Strager y otros, incumpliste. Fallaste. Por supuesto, ellos no sabían de todo lo que en realidad sucedía y tú tampoco. —Mirov entornó la vista a la mujer que entraba y asentía. Blan le hacía saber en ese simple gesto lo que habían estado esperando.
—Soy un sibilante… me hice sibilante… cuando juré proteger El Reino —ironizó.
—Los actos de traición son propios de los sibilantes, Lion —vociferó Emeral. Joga levantó la mirada hacia ella—. No hay lealtades a menos claro que lo jures. Pero más allá de eso, eres libre de escoger aun cuando tengas el símbolo en tu cuerpo —murmuró.
Se había percatado de ese simple hecho antes de comentarlo. El hombre miró a Smog indignado.
…
Terrence miraba al hombre a su lado con cierto deje. Ese, aquel que en ese preciso instante limpiaba su arma concentrado en esa única tarea no era el mismo Sasha que vio partir al lado de Lion. Y es que verse corriendo como una rata por Las Arcas y dejando atrás a sus compañeros no lo esperaba. Sin embargo las opciones se veían mínimas. Él solo no les enfrentaría, en el fondo, sentía el peso de su cobardía. Podía, pero no quería.
Su compañero bufó, tomaba asiento frente a él. Depositó una bandeja con comida. Le vio desde que llegó más no le vio probar bocado alguno. Sasha ansiaba tanto como cualquiera encontrar a sus compañeros. Se juró mentalmente que en esa ocasión, a diferencia de la anterior, les protegería con su vida. Daría todo de él para rescatarles.
—¿Sabes algo? —preguntó. Sasha.
Terrence le había dado la espalda y contemplaba la entrada al comedor donde desde hacía dos horas Sasha se encontraba sumido en sus pensamientos.
—Central. Todo apunta a Central —contestó—. No han dado más información, puedo pensar que es porque el tal Mirov no se ha comunicado.
Sasha gruñó.
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Elaysa: La ciudad de los condenados
Science FictionLas leyendas hablaban de ella como el último lugar al cual desear llegar, pero al que nadie ha logrado entrar. Las historias de muerte y silencio eran demasiadas como para querer encontrar "La ciudad de los condenados". Aunque no para algunos. Los s...