Chapter 2

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                                                                                                  02. Reglas.

 *San Francisco, California.

12:50am.

El comisario y jefe de la misión se encontraba en otra sala, justo al lado de la que estaban las chicas con las fotos. Estaba repasando el caso una última vez más. No podía dejar que ningún detalle se le fuera de las manos, ni por pequeño que fuera, o salía a la perfección o todo se podía ir al garete en cuestión de segundos. Esos chicos a los que Scarlett y Delia se tenían que enfrentar eran peor que el mismísimo demonio en carne y hueso. Su maldad no tenía límites, todos los crímenes a sangre fría que habían cometido hablaban por ellos mismos. Tenían que tener cuidado y sobre todo ir con pies de plomo. Pero eso no iba a ser fácil para las mejores amigas que siempre que pisaban, lo hacían fuerte. ¿Irían despacio o serían las próximas víctimas de la mafia de Estados Unidos?

De fondo se escuchaba alboroto. Las chicas ya la estaban liando y ni siquiera había empezado la infiltración.

Se las ingeniaron para conseguir sacar un arma de la funda de un policía. Eran astutas y rápidas, más rápidas que cualquier otra persona con armas. Estaban acostumbradas a manejarlas. Quien sostenía el arma era Scarlett, la que estaba más enfadada con la respectiva broma de las fotos. No entendía de que iba esto y no iba a tolerar que se rieran de ellas. Los policías que todavía llevaban un arma en su uniforme la sacaron y apuntaron a ella directamente. Dos contra uno. 

  —  Suelta el arma o nos veremos obligados a disparar –se atrevió a decir uno de los policías que sostenían el arma. Su pulso no era firme por los nervios de la situación. No sabían qué hacer y tampoco podían pedir refuerzos, tenían que estar pendiente de la chica que se había revelado, aunque también estaba Delia, quién no tenía un arma pero tenía algo más valioso. Un escudo humano como era el policía desarmado.

  —  Ya basta de juegos –avisó una voz que apareció de repente en la habitación. Todos se giraron para ver de quién se trataba. 

Era el comisario que por fin se había dignado a dejarse ver. Era el único que confiaba plenamente en las chicas. Si alguien podía llevar a la cárcel a los mafiosos, esas eran ellas.

  —  Bajen el arma y váyanse chicos, yo me ocupo –volvió a hablar para ordenar a aquellos temerosos policías que se fueran. Ellos, ante el aviso, se fueron sin pensarlo dos veces. Incluso Delia soltó al que tenía agarrado por el cuello. —  Y usted, –Scarlett le miró atentamente– Puede quedarse con el arma, la va a necesitar.

  —  Bien –dijo guardándose la pistola por dentro del pantalón. —  ¿Ahora nos va a explicar que broma pesada es esta? –dijo cogiendo la foto del muchacho con gafas para enseñársela. 

  — Su nombre es Heathcliffe, Heathcliffe Wespurt o al menos eso pensamos –comentó dirigiéndose hacia su asiento. Miró a las chicas y se sorprendió que estuvieran tan atentas, por eso continuó. —  No sabemos con seguridad ni su nombre ni donde vive ni si es él el chico que buscamos, lo único que sabemos es que se esconde por las calles más peligrosas de los Estados Unidos –alcanzó otras dos fotos de la mesa y se las enseñó. —  Y estos creemos que son los otros dos que faltan, los dos jefes restantes que faltan... Quizás penséis que es una broma por la clase de fotos que son, pero son las únicas que hemos podido encontrar –se explicó consiguiendo que Scarlett se calmara por completo al descubrir que no era ninguna broma.

  —  ¿Y por qué no tenéis una foto de ellos actual? ¿Cómo los vamos a reconocer? –preguntó Delia mientras miraba detenidamente las dos nuevas fotos. Eran dos chicos con el mismo círculos rojo bordeando su cara y tenían el mismo aspecto de "chico friki/empollón" de instituto.

  —  ¿Cuán peligrosos son? –Scarlett se estaba dando realmente cuenta de donde se había metido. ¿Tendría escapatoria?

El comisario, optó por únicamente responder a Scarlett. Las jóvenes no podían saber que ellos, en los tiempos que corren, no habían podido pillarlos ni una sola vez. Por eso no tenían nada, ni fotos de ellos actualmente, ni nombres ni ningún tipo de dirección. Estaban actuando a ciegas totalmente, y eso es lo que hacía peligrosa esta misión. Después de pensar la respuesta, se aclaró la garganta.

  —  Hay gente, demasiada gente que trabaja para ellos, se dedican a traficar con todo tipo de cosas que ellos les mandan, han llegado a traficar hasta con personas, mayormente prostitutas que hacían la calle, ¿eso responde a tu pregunta? –miró a la chica quién estaba asintiendo con la cabeza y sacó un papel de uno de los cuatro cajones que había, comenzando a dibujar un pequeño mapa. Estaba intentando explicarles a Scalett y Delia lo que él tenía planeado para ellas.

Scarlett miró a su amiga negando. Si estos jefes eran tan peligrosos como decía entonces iban a tener un grave problema. Delia le correspondió la mirada haciendo varios gestos con las manos para que Scarlett dejara de ser temerosa.

  —  Os alejaréis aquí –les interrumpió el comisario,– cada una dormirá en una habitación, yo por supuesto estaré en otra habitación y tendréis que ir aquí –dibujó un circulo en el pequeño mapa que había hecho. —  Es un local de noche (discoteca) donde más traficantes han sido detenidos, pensamos que es ahí donde varios jefes de distintas bandas se reúnen con los mafiosos para hacer sus tratos.

  —  ¿Y qué quiere que hagamos nosotras? –le interrumpió Scarlett.

  —  Es fácil –concluyó,– únicamente tendréis que entrar, pasarlo bien y si os ofrecen algún tipo de droga aceptarla, comprarla e intentar conversar con el traficante y ante todo recordad que es una infiltración, tenéis que entrar en la mafia hasta conseguir dar con los jefes –estaba a punto de terminar la explicación cuando sus miraras le preocuparon. —  No os preocupéis por el dinero, lo paga la comisaria.

Las chicas suspiraron aliviadas y se levantaron de los asientos después de la charla. Tenían claro que esta iba a ser la aventura de su vida. O salían vivas de ella o no salían directamente. Estaban a punto de irse por la puerta cuando el comisario las llamó con un silbido. Estas se giraron confusas y se les entregó un papel que cogió Delia. Segundos después, el comisario se volvió a encerrar en su despacho.

Delia abrió el papel de tal manera que lo leyeran las dos y comenzaron a leer.

• No creerse el personaje.

• No esconder información importante a la policía.

 No confiar en nadie.

• No hacer amigos.

Y por último y no menos importante.

• No tener sexo con ningún miembro ni jefe de la mafia. Esto es serio. (Nada de compromisos ni mierdas de películas amorosas. Vuestra vida corre peligro.)

Nos vemos mañana en Estados Unidos chicas. 

  —  Este está loco si piensa que voy a estar a dos velas solo porque al viejo no quiera tocarlo ni su propia mujer y esté amargado, me niego –Delia arrugó la hoja y la tiró a la basura que tenía al costado de la puerta antes de salir.

A pesar de todos los pensamientos en contra que había pensado Scarlett ante tal información del comisario, su amiga siempre conseguía que esta cambiara de opinión con algún comentario, y este lo había vuelto a lograr. Esto iba a ser divertido, se dijo para si misma.

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~no a las lectoras fantasmas, si lees vota & comenta, lo agradecería mucho de verdad, gracias por leer chicas xx~

nota: estoy muy muy contenta con esta novela, no pensé que iba a disfrutar tanto escribiéndola y quiero agradecer a todas por leerla. Ya ha llegado a más de 3.000 leídos y más de 100 votos, ¡¡Gracias!!

capítulo dedicado a Undefindx 

Amistad Infiltrada. (+16)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora