07. Owen.
*Detroit - Míchigan, Estados Unidos.
1:20pm.
Scarlett se le quedó mirando con desprecio después de haber escuchado sus palabras y de haber presenciado sus acciones. Sabía que quería provocarla, pero no sabía si a algo bueno o algo totalmente prohibido. Ella no lo miraba con otros ojos que no fueran el del mismísimo miedo. Era peligroso y eso resaltaba a simple vista, pero siendo un jefe de la mafia más peligrosa estaba segura de que había algo más oculto, algo oscuro y despiadado que no sabía si realmente quería descubrir.
— No soy de nadie, ¿me oyes? –quizás tuviera miedo, pero nada ni nadie le iba a quitar la libertad que toda persona necesitaba y que ella amaba. Siempre había odiado estar bajo las ordenes de sus padres y ahora que por fin había conseguido desprenderse de todo eso no iba a tolerar ninguna otra orden de nadie, nunca más. Ni siquiera del odioso Wes.
El chico la miró tronándose los dedos. — Sube al coche, te enseñaré lo que te pasará si no obedeces mis órdenes –le abrió la puerta del coche y esperó a que entrara. Ella no estaba segura de querer hacerlo, pero tampoco quería arriesgarse a sufrir más dolor. Al menos no por hoy.
Una vez dentro, Wes se dirigió hacía el asiento del piloto.
— ¿Que hay de mi amiga? –preguntó abrochándose el cinturón y mirando hacía la dirección contraria, simulando que estaba mirando por la ventana cuando en realidad lo único que quería era excusarse para no tener que mirarle más a los ojos.
— Ella está bien, no mandé nada respecto a ella así que la habrán dejado ir fácilmente, te llevaré al hotel cuando terminemos –y dicho eso, arrancó el coche.
۰•● ✖ ●•۰
Esos ojos oscuros le estaban sacando de quicio, sabía que la estaban mirando con determinación. No podía hablar para quejarse o para simplemente pedirle que mirara hacía otra parte que no fuera ella, puesto que tenía la boca tapada: la habían amordazado con el temor de que la chica se pusiera a gritar. Cuando en realidad, a Delia le encantaba todo esto; la sensación de vivir al límite y de sentir la adrenalina corriendo por sus venas.
Cuando ella era la jefa no tenía de que preocuparse, estaba protegida por todos los miembros que le cubrían las espaldas, y aunque era un buen trabajo con el que se ganaba mucho, siempre le había encantado el peligro, y al tener la oportunidad de vivir una aventura totalmente diferente a las vividas ya, no lo pensó ni un segundo. Tenía que hacerlo, y aquí estaba. Viviendo su propia película de acción, donde el guión era improvisado.
Le habían cogido segundos antes que a Scarlett, pero a ella en cambio nadie le había salvado, aunque tampoco necesitaba salvación. Los dos desconocidos que la tenían atada a una vieja silla estaban hablando entre sí; Delia podía escucharlo todo, estaban discutiendo sobre su destino. No sabían si matarla o dejarla con vida.
Que aburrido, pensó Delia mirando todo lo que hacían.
Uno de los chicos se fue cuando el tono de su teléfono le sorprendió y el otro se quedó en la habitación para vigilar a la chica. La morena al notar su nerviosismo trató de llamar su atención haciendo sonidos raros con la boca. Pero no consiguió nada más que miradas raras por su parte. De repente otro chico entró, parecía bastante enfadado por como apartó al chico de la puerta que la vigilaba. Este nuevo se acercó a la chica y la empezó a soltar.
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Amistad Infiltrada. (+16)
RomanceUna amistad. Un pacto. Unas reglas. Y una infiltración que lo cambiará todo. Esta obra esta registrada en Safe Creative bajo el código: 1409011876953. La copia o la adaptación de esta novela esta totalmente prohibida. Copyright © 2014 Stayinghopef...