Chapter 15

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                                                                              15. ¿Primeras clases?

*Las afueras de Detroit.

5:00am.

 — Me gusta la gente sincera –admiró Wes a la chica con una amplia sonrisa y se retiró de su acción en cuanto sabía que por esta vez, él era el ganador de una posible batalla interminable. —  Por hoy es suficiente, te llevaré a casa.

1-0.

La guerra solo acababa de empezar.

Scarlett se mojó la cara con agua para tratar de entender lo que acababa de pasar. No lograba explicarse a si misma cómo había podido ser tan tonta de caer en la asquerosa trampa de Wes. Ahora era solo una más en su lista. Y de nuevo, estaba avergonzada por sus actos, los cuales no iba a poder sacarse de la cabeza por un largo tiempo.

Decidió no volver a abrir la boca y esperó a que el chico se secara para que le pasara la toalla y poder secarse ella. Ya le daba igual que Wes le viera en ropa interior, solo quería ir a casa junto a su mejor amiga lo antes posible pero sabía que el trayecto que le esperaba en coche no iba a ser nada corto.

Cuando ambos estaban secos y vestidos, no tardaron más de diez minutos en llegar al coche.

 — Ya lo sé –se quejó Scarlett antes de que el chico le avisara de ponerse el cinturón. Otra orden más y se volaría la cabeza.

 — ¿Estás enfadada, bonita? –respondió Wes con voz burlona nada más la escuchó, la actitud de ganador todavía se podía reflejar en su cara, estaba tan feliz de haberse salido con la suya que poco le importaba lo enfadada que estuviera Scarlett.

 — Solo no me hables y conduce –dijo, como si no hubiera escuchado nada.

20 minutos después llegaron a la casa de Scarlett. Ella estaba ansiosa por alejarse de Wes y él en cambio, ya estaba deseando que fuera mañana para pasar más tiempo con la chica. Scarlett se quitó el cinturón y salió del coche sin decir adiós pero como era de esperar, Wes no se iba a ir sin antes haberse despedido.

 — ¿No me vas a dar un beso de buenas noches? –le reprochó cuando bajó la ventanilla del coche para que la chica le pudiera escuchar, que ahora estaba frente a la puerta esperando a que Delia le abriera la puerta.

 — Qué te fo'llen Wes –habló tocando a la puerta con brusquedad ya que su amiga parecía no estar al tanto del timbre y no quería tener que pasar la noche entera con Wes ni por todo el dinero del mundo.

 — Ven al coche y fó'llame tú muñeca –respondió de nuevo con rapidez. Sin duda le encantaba ponerla de los nervios. Le parecía divertido.

Delia estaba en la cama y a pesar de haber escuchado los golpes le costó levantarse de la cama por la resaca que llevaba encima. Se dirigió hacía la puerta pesadamente y al abrirla se sorprendió al ver a su amiga tan enfadada.

 — ¿Scarlett? –preguntó frotándose los ojos y arrastró los pies hacía atrás para retirarse de la entrada.

 — ¡Cierra ya la pu'ta puerta! –ordenó.

 — ¡Buenas noches! Espero que tengas sueños húmedos... –gritó Wes entre carcajadas antes de que la puerta se cerrara.

Se tiró en el sofá y se tapó la cara con un cojín, apretándolo con fuerza. Estaba enfadada, más enfadada que nunca en su vida y sobre todo estaba decepcionada consigo misma. Delia seguía parada al lado de la puerta como si se hubiera petrificado por completo, el sueño le inundaba hasta los huesos y el dolor de cabeza era tan insoportable que casi le costaba respirar. Ninguna había tenido una buena noche, pero nada se igualaba a la noche de Scarlett. 

Amistad Infiltrada. (+16)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora