Día 14: Te amo | Conciencia violeta

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Holi! Olvidé avisar que ya publiqué el seriado corto sobre el drabble del día 10 "Luciernagas y Estrellas", se llama Ketchup Firefly! y sigue la idea de vacaciones de verano antes de la expedición a Kerberos. Ojalá le den una oportunidad porque es mi primer seriado del Sheith y estoy muy feliz.

Continuemos el fluffy mood:


Día 14: Te amo.

Detalles: in canon, s7.

Extensión: 1530 palabras.

Conciencia violeta


Recargado de la barandilla miraba al desierto nocturno. A sus espaldas, adentro del salón una fiesta, festín, reunión, como fuera, se celebraba con modesta alegría.

Aún en medio de la guerra y la incertidumbre, había momentos para sonreír.

Momentos para amar.

No lo tenía muy claro, pero alguien le había propuesto matrimonio a su novia y Holt e Iverson aprovecharon el momento para festejar una pequeña reunión, más que todo para elevar la moral de todos.

Keith suspiró y dio un sorbo a su vaso de cerveza.

No era el único imbécil que habla de amor durante momentos críticos.

Que lo gritó.

"Shiro, por favor... eres mi hermano. Te amo."

Un imbécil.

—¿Qué haces aquí afuera? —esa suave voz se lo recordó. Con el rabillo del ojo le miró acercarse y recargarse a su lado, observando también el firmamento añil.

—Tanto ruido no es lo mío —excusó, encogiendo de hombros y con el vaso rojo entre los labios.

—Eso lo sé.

—¿Entonces para qué preguntas? —cuestionó quedo.

De ser cualquier otra persona, seguro lo tomaría como una grosería, pero no se trataba de cualquier otra persona.

—Para tener una excusa para acercarme —replicó Shiro con una sonrisita.

Keith sonrió, ocultándose ese taciturno gesto por las orillas de su vaso.

—No las necesitas.

El silencio les envolvió, pero como la brisa que llegaba al balcón, no era desagradable.

Muchas veces callar y mirar a las estrellas era únicamente lo necesario.

—Algo que siempre me gustó de aquí es que... las estrellas se ven por completo —comentó. Su cabello blanco como la luna se ondeaba por el frío viento al rostro— No necesitas siquiera un telescopio para observarlas.

En sus ojos rasgados todas esas estrellas y constelaciones centellaban.

—Siempre nos escapábamos del cuartel para verlas afuera —añadió Keith— Así fue como me enseñaste a andar en moto.

Shiro rio, al recordar algo.

—Aprendiste muy rápido.

Keith asintió. También lo había recordado.

—Claro, si no aceleraba nos iban a pillar los vigilantes, ¿te imaginas sus caras si veían al queridísimo Takashi Shirogane robándose sus motos con un cadete? —burló, haciéndole reír mucho más.

FLUFF MONTH SPECIAL | VOLTRON SHEITH ONESHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora