Día 07: Gay panic | Voz sonriente

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Me atrasé porque me enfermé, lloro. Pero que la fiebre no te detenga con las homosexualidades, amena. 


Palabra #7: Gay panic

Detalles: universo alterno

Extensión: 2847 palabras.


Voz sonriente


Cruzó la puerta del consultorio y suspiró. Afuera hacía un frío terrible en esa mañana grisácea. Se acercó al escritorio, dejando dos bolsas de papel de cartón.

—Buenos días, Shay —sonrió Shiro, con el maletín al hombro.

—Buenos días, doctor Shirogane —le devolvió el gesto la chica que rociaba agua con un aspersor a las flores de su escritorio.

—Sólo dime Shiro, ¿cuántas veces lo repetiré? —regañó a son de broma— Me haces sentir viejo.

—¡No era mi intención, señor Shirogane! —sacudió las manos y negó con la cabeza realmente apenada— Digo, Shiro... —sacudió la cabeza— Sólo quiero ser una buena recepcionista.

El hombre de cabellos blancos suspiró y negó con la cabeza.

—Ya lo eres, Shay, tranquila —le aseguró con una sonrisa amable— ¿Desayunaste? —sin esperar respuesta le ofreció una de las bolsas— Toma, compré de más —excusó con fingido desinterés, porque de otra manera no se la habría aceptado.

Shay en medio de la timidez y confusión la abrió. Un vaho cálido y delicioso inundó su olfato.

—¡G- ¡Gracias, señor Shirogane! —sonrió agradecida, abrazando la bolsa con roles de canela y café caliente para llevar— ¡Digo, Shiro! —corrigió de inmediato, haciéndole sonreír a él.

Shiro encogió de hombros y se llevó su vaso de café a los labios.

La pesada puerta de vidrio se entreabrió con lentitud.

—¿B-Buenos días...? —balbuceó un chico con un lobo lanudo y adormilado entre sus brazos y un bastón colgando de su muñeca. Con torpeza empujaba la puerta con el hombro y el pie. Shay dejó la bolsa y corrió hacia él, abriéndole la puerta y ayudándole a sostener al animal.

Shiro palideció antes de una súbita explosión de claveles rojos apoderarse de sus mejillas. Su pulso se hizo errático hasta el punto de escucharlo dentro sus oídos y sus manos tiritaron, arrugando la bolsa de desayuno y el vaso de cartón.

—¡Buenos días, Keith! Oh, déjame ayudarte —saludó, haciéndole pasar— ¿Cómo estás, amigo? ¿Qué te trae por acá? —le preguntó al lobo, acariciando sus orejas gachas adentro del cono de plástico que rodeaba su cabeza.

Cuando Keith sintió esas manos cálidas rozar las suyas, parpadeó.

—¿Shay? —ensanchó la sonrisa, antes tímida, y pareció buscarla con ella. Shay era muy fuerte, así que cargando con delicadeza del lobo lo dejó sobre un par de sillas unidas— Es su revisión tras el accidente —explicó con un exhalo, poniendo finalmente el bastón de metal en suelo firme— ¿Llegué m-muy temprano? —preguntó, moviendo la cabeza a todas partes en acto reflejo.

—Un poco —admitió con una risita— El doctor acaba de llegar, eso sí —dijo, mirando al lado, donde Shiro seguía petrificado.

Ese dulzor a canela y café ya se lo había dado a entrever, así como la sensación sublime de su perfume de madera, cítricos y un toquecito de alelí.

FLUFF MONTH SPECIAL | VOLTRON SHEITH ONESHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora