Día 02: Coqueteando | Secreto

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Palabra #2: Coqueteando

Detalles: Pre-Kerberos era, in canon.

Extensión: 1342 palabras

Secreto


Su ceja enarcó al abrir el casillero y ver esa bolsa de brillante papel de regalo adentro. ¿Quién mierda tenía la llave de su casillero? Tomó la tarjeta y leyó:

Me pareces lindo, Keith.

Deseo estos dulces te alegren el día, y que pronto pueda atreverme a declararme mejor contigo.

Tu admiradora secreta de la sección J-B14.

Arrugó la tarjeta y la metió en su bolsillo. Encogió de hombros, más extrañado sobre cómo había abierto su casillero y metido los dulces a adivinar la identidad de esa niña. No le hablaba a nadie en el Garrison más de lo estrictamente necesario, más bien, ni recordaba alguna cara peculiar. Sólo al fastidioso de Lance que le dedicaba miradas de odio sabiendo apenas su nombre y el grandulón miedoso que le seguía detrás.

Ah, y a James.

Entornó los ojos y se metió uno de esos bombones caseros a la boca. Estaban deliciosos.

Como sea, metió los dulces dentro su mochila con sus otros cuadernos y fue al comedor común.

Su rostro ceñudo desapareció y sus ojos iluminaron al reconocer esa mano agitarse al fondo del ruidoso comedor. Los ojos rasgados y esa sonrisa preciosa le inundaron el estómago de calidez. De repente, ya ni sentía hambre. Remordiéndose las mejillas desde adentro se contuvo de sonreír como bobalicón, y a paso nervioso se acercó a su mesa.

—¿Otra vez comiendo solo? ¿O prácticas para cuando el asilo, abuelo? —bromeó pesado, sentándose al lado con su bandeja de almuerzo y la mochila sobre la mesa. Shiro entornó los ojos y carcajeó, profundizando aquella sonrisa que le removía todo adentro a Keith.

—Matt despertó terrible, se la ha pasado en la enfermería vomitando —explicó con una sonrisa para no preocuparle tanto por su mejor amigo. Sin embargo, Keith en un segundo percibió esos ojos oscuros dejar de brillar— ¿y Adam? ya sabes... ocupado —encogió de hombros, floreando su tenedor de plástico con puré de patatas. Keith abultó los labios y asintió.

—Al menos si tiene tanto que estudiar podrías hacerle compañía... —se cruzó de brazos, mirando a su charola de puré, pollo y arroz sin muchos ánimos.

Pero no por la burbujeante calidez de hacía minutos.

Shiro sonrió mirando a la nada, con el tenedor entre sus carnosos labios.

—Le fastidiaría, se concentra mucho —murmuró. Se apoyó en sus codos y giró a mirarle, esforzándose en lucir más animado para él— Hablando de tareas, ¿qué tal los exámenes?

Keith se percató de esa sonrisa falsa, pero con ganas de sincerarse, y lo dejó estar. Cuando se trataba de Shiro era ridículamente observador. Esas sonrisas amplias, sus carcajadas infantiles cuando estaba de buen humor, sus ojos, de a momentos huidizos para no preocupar y de a otros una maravilla de estrellas y cometas grises. El cabello lacio y rebajado a los lados como tanto le gustaba, el trazo anguloso de sus párpados, el porte inalcanzable y su confianza tan accesible. Cuánto se esforzaba por ser un buen amigo, buen mentor, buen ejemplo.

Los ojos de Keith descendieron a esa mano grande sobre la mesa. Cuánto quiso tomarla y animarle a desahogar sus sentimientos sin preocuparse tanto en ser un buen amigo, buen menor y buen ejemplo.

FLUFF MONTH SPECIAL | VOLTRON SHEITH ONESHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora