Día 08: Relatos | La pierna de Voltron

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Palabra #8: Relatos.

Detalles: fix it fic, post s8, what if?

Extensión: 1743 palabras.

La pierna de Voltron


Entrecerró los ojos y suspiro. Sus brazos estrecharon ese cuerpo contra el suyo y fue imposible no sonreír totalmente enamorado. Y ensanchó esa sonrisa al ver los dibujos desparramados con crayones sobre la mesa ratona.

Para alguien como él, que cosas como estas siempre habían estado en último plano, era maravilloso.

Ambos corazones latían lento y a compás. La mejilla tibiecita y aplastada contra su pecho era divertida.

Día a día se daba cuenta que un lugar a donde pertenecer no estaba ni en la Tierra, ni arriba con las estrellas.

Sino con quienes amaba. A los dieciséis se había enterado de esa realidad, pero años después faltaron para asegurarlo de una vez por todas.

—¿Entonces papi era un paladín de Voltron? —esa vocecita contra su pecho reclamó por más de esos relatos que seguro ya se sabía de memoria. A fin de cuentas, eran sus favoritos— ¿Por qué ya no? —refunfuñó el niño, empuñando con su pequeña mano su camisa.

Keith miró de reojo uno de los dibujos sobre la mesita al lado y suavizó la sonrisa.

Keith miró de reojo uno de los dibujos sobre la mesita al lado y suavizó la sonrisa

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Regresó sus ojos a él y deslizó los dedos entre su cabello negro.

—Papi siempre será un paladín, Sven. Fue el mejor paladín negro de todos... —le aseguró con esa admiración que ambos compartían por aquel hombre— Pero ahora la Tierra lo necesita y... los leones están de vacaciones —encogió de hombros y rio un poco.

El pequeño Sven abrió de par en par sus ojos ligeramente rasgados.

—¿Adónde se fueron, papi? —quiso saber, apretujando su peluche de Slav entre sus bracitos. Keith por esa estampa se tragó una carcajada. Aún tenía bien fresca en la memoria cuando de paseo por el mercadillo su hijo se enamoró de aquel peluche y rogó tenerlo. La cara de hastío y confusión de Shiro de por dónde carajos habían salido peluches de Slav y más aún, por qué su hijo lo quería, fue divertida.

Y esos gritos de emoción al conocer en persona al gruñón científico, a sus ojos, una versión gigante de su peluche favorito, fue de lo mejor.

—No lo sé... —admitió, mirando a la ventana. La noche tachonada de estrellas se hacía cuadro en ella— ¿Adónde irías si fueras un león mecánico alienígena? —le preguntó.

—A.... A un lugar con mucha comida rica —asintió entusiasta— Con comida de tío Hunk.

—Ahí están —aseguró, haciéndole ensanchar la sonrisa ilusionada.

FLUFF MONTH SPECIAL | VOLTRON SHEITH ONESHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora