Mi principe Azul

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Ya pasaron 20 minutos desde que Sebas se fue, pero no puedo evitar sentirme extraña. Se que dije que lo perdone, pero no se como volver a confiar, no paro de revisar la habitación en busca de alguna cámara, y eso solo hace que me enoje con él por espiarme, aunque fue mi culpa ver las fotos, me pasa por entrometida.
Si alguien entrara en la habitación en este preciso momento encontraría un tiradero, puse mi cuarto de cabeza buscando alguna cámara o micrófono, todavía me falta revisar algunos lugares, pero por lo menos estoy segura que ni hay nada en el baño, que es el lugar más importante.
Como ya estoy segura de que no hay nada en el baño, ma arreglo para darme un baño.
Busque en las gavetas, agarre mi ropa interior, un vestido blanco print de cerezas rojas, de cuello redondo. Aveces pienso que mi ropa es tan estilo Ariana Grande cuando salía en Victorious de Cat.
Entró al baño y comienzo a desvestirme, no sin antes revisar que no haya ninguna cámara o alguien escondido ahí.
Se que creen que soy muy extrema, pero realmente me da pánico pensar en el hecho de que he estado siendo observada, cuando era pequeña acudía a terapia psicológica por qué mi pánico era extremo, tuve la suerte que me trataron a tiempo.Lo he sobrellevado muy bien en los últimos años, pero ahora con esto no se que va a pasar.
Tocan la puerta. Yo aún sigo en la ducha, así que decido no abrir.
Después de unos minutos la puerta principal se abre. Apago la ducha, tomo lo más rápido que puedo la toalla y cubro mi cuerpo con ella, justo a tiempo, porque se abre la puerta del baño.
Y frente a ella nada más y nada menos que mi mamá.
Suelto el aire que no sabía que tenía contenido.
-por poco y moría del susto.
- se te nota, estás pálida. - dice mi mamá entre risas.
- Mamá, sabes que no puedes hacer eso, esta es mi habitación, no la tuya.... y a todo esto, como tienes mi llave.
- Sebastián me ayuda a conseguirla. - ya me las va a pagar- ¿ya hablaste con él?
- si pero...
De pronto entiendo por qué la ayudo a conseguir la llave. La ayudó a cambio de que nos dejara solos ¡Que fácil vendes a tu hija mami! En fin, no es que no quisiera que me lo contara.
- "Pero" ¿que Nazli?
- ¿porque no me dijiste que él me había espiado todo este tiempo? Tu lo sabías, debiste habérmelo dicho.
- cielo, yo lo sabía desde hace muchos años, pero es un niño bueno.
Mi mamá se sentó en la cama frente a mi. Este dio su brazo hacia un su lado en la cama y dio pequeños golpecitos, indicando que me sentara.
Lo hice.
-¿sabes cuantos psicopatas parecen ser "niños buenos"?
- Mira Nazli, hay algo que tú no entiendes, si el chico fuera un psicopata, no hubiéramos notado que te observaba.
Mi mamá era siempre tan sabía. Es cierto, un psicopata es mucho más precavido.
Le sonreí.
- voy a estudiar.
Mi mamá asintió y salió de la habitación.
El día paso muy rápido. Cuando estudio no siento el tiempo. Miro la hora y ya son las 12 del medio día.
Es raro, porque Sebastián no ha venido en lo que va del día. Puede ser que esté muy ocupado.
¿Será bueno ir a buscarlo?
No, lo más probable es que no esté.
¿Y si lo llamo?
No, no debo molestarlo. Si no viene por algo es.
Me recuesto en la cama. Y cierro mis ojos, cuando escucho golpes en la puerta.
Me levanto de la cama y abro la puerta.
Un grupo de maquillistas entran a mi habitación, seguido por dos estilistas y un modista.
¿Como lo se?
Son muy parecidos a los de la otra vez.
-hola -No me ponen atención y siguen en lo suyo. Todos están poniendo su equipo en toda la habitación - ¿que hacen aquí?- digo cuando por fin un hombre alto, que viste completamente de negro, con un extravagante abrigo de pelusa rojo, entra por la puerta y me mira.
-que ojeras tan horribles tienes, y tu piel está súper pálida- dice el hombre ignorando mi pregunta. Se acerca y toca mi cara - si tiene la piel suave como te dijeron Malú.
Apareció una mujer detrás de él, vestía muy bien, sin ser llamativa. Llevaba un pantalón de mezclilla azul, con una blusa rosa y botas negras de tacón.
- hola nena - dijo Malú.
- hola
- Sebastián me llamó, para que yo te arreglara para la premiación de hoy.
- ¿qué premiación?
-¿no te ha dicho nada Sebastián?
Comencé a rebuscar en mis recuerdos, pero nada, Sebastián no había mencionado nada de premiación.
- no, no me menciono nada.
- Hoy en 7 horas comienzan los Latin Billboard.
- para eso es que me vienen a arreglar.
- si, es una de las premiaciones más importantes, tienes que estar única -me dedicó una sonrisa.- comencemos ya, porque se nos acaba el tiempo.
Malú se levanta y comienza a analizar los dos vestidos que trajeron. Mientras el hombre de antes se acerca a mi.
- comencemos con las depilaciones.
Agggg, odio las depilaciones.
- ¿no hay otra opción? - me escucho más preocupada de lo que qué quería.
- no querida, pareces una mono vampiresa.
¿Los estilistas siempre tienen que ser tan groseros?
Pongo los ojos en blanco.
Mientras se acercan varias chicas con cera para depilar a mi.
Tengo la dicha y la mala suerte de llevar vestido, porque se les hace más fácil depilarme.
Son cuatro, por lo que dos me depilan los brazos y dos las piernas. Cada tirón que dan duele mucho, pero lo puedo soportar.
- desnúdate.
- ¿qué? ¡No!
- tenemos que depilarte el área de bikini.
Se me acercan, pero camino lentamente al lado contrario de donde están.
- no quiero, nadie me va a ver... ahí.
Es tan incomodo hablar de estos con cuatro extrañas.
Miro a los lados buscando ayuda, pero ya no hay nadie, solo las cuatro depiladoras y yo.
- pero es necesario.
Es muy chistoso verlas caminar así, porque van al mismo paso todas, parecen robots. Depila bots
- ¡que no quiero!
- ya lo hemos hecho antes, no te avergüences.
Las depila bots comienzan a caminar más rápido para alcanzarme, pero llego al sofá y comienzo a correr a su alrededor y ellas atrás de mi.
Hasta que se separan en dos grupos y me rodean.
- ok, ok, yo lo me desvisto- digo levantando las manos derrotada.
cuando se alejan intento salir corriendo, pero me vuelven a agarrar y me ayudan a desvestirme y a depilan la zona que no quería.
Me vuelvo a poner la ropa y me depilan la cara, literalmente toda, porque tengo pelo en toda la cara.
Cuando terminan salen de la habitación.
Me siento violada.
El hombre extravagante entra en la habitación, me mira y sonríe.
- ya se te quitó lo mono, ahora solo falta, que se te quite lo vampiresa y te vas a ver hermosa.
-Mascarillas - El da la orden a varios chicos para que me pongan mascarillas.
Me ponen al rededor de 5 mascarillas y todas sabían delicioso. No es que las probara... obvio.
Cuando terminan salen.
Entran los maquillistas, y luego los estilistas, no me dejan ver como me veo. Así que no se como estoy.
Miro la hora y ya han pasado 5 horas desde que empezaron.
Malú entra a la habitación.
-ya mi niña, te ves hermosa, viene la mejor parte, el vestido, solo que no me puedo decidir por ninguno de los dos, eso te va a tocar a ti.
Llevo los dos vestidos, que ya lo tenían puestos otras dos chicas. Tenían una complexión física bastante parecida a la mía.
El primero era un vestido precioso en rosa vintage con tela sólida que llegaba hasta arriba de la rodilla y tela trasparente que abarcaba lo demás,con algunos bordados pequeñitos y la espalda destapada. Pero el segundo realmente me enamoró, era un vestido largo, que tenía bordados en formas florales hasta la mitad del muslo, luego en forma de degradado iban desapareciendo los bordados, tenía manga larga, pero era casi imperceptible la manga de no ser por los tres bordados que tenía, uno en el hombro, uno en el codo y otro cerca de la muñeca, el escote de la espalda llegaba hasta el final de la curva de ella, justo por encima del trasero, lo más hermoso era el color, estaba en un color celeste vintage.
- El segundo.
- ¿segura? ¿No te los quieres probar primero?
- si segura, me gusta mucho el segundo.
Las dos chicas salieron de la habitación y al cabo de unos minutos entraron dos chicas diferentes, para ayudarme a poner el vestido.
-Primero - hablo la más mayor de ellas - quítate eso- dijo señalando mi vestido - y ponte esto - y puso en mis manos una bolsa.
Revise la bolsa y dentro de ella, había un corpiño, sin mangas ni nada atrás.
- ¿cómo piensan que me voy a poner esto?
- ¿te ayudamos?
- no gracias, yo puedo sola - encontré un papelito bajo de él y lo eleve - trae instrucciones.
Revise más y habían dos triángulos, unidos por tres cintas de igual tamaño, una de cada lado.
Lo levante.
- que es esto.
- es una tanga.
- no, eso es imposible, es demasiado diminuta.
- así son.
- no, yo no me voy a poner eso.
- te ayudamos.
- no, no lo voy a hacer.
- nosotras...
- déjenla, si no se lo quiere poner que no se lo ponga, pero se le va a ver horrible el vestido -Dijo mi mamá sorprendiéndonos a todas. - y ni hablar de todo lo que te va a criticar.
La miré con rabia y caminé hacia el baño.
Mi mamá si que sabía como convencerme.
Entre al baño y me puse todas esas cosas raras, me mire en el espejo antes de ponerme la bata, realmente me veía muy bien, los maquillistas y estilistas habían hecho muy bien su trabajo, llevaba el pelo en una cola alta, pero bastante suelta, con extensiones, porque a pesar que mi pelo es bastante largo, las extensiones ayudan bastante, me llega hasta abajo de la cintura, el maquillaje no era exagerado, si no bastante sutil. Crei que iba a ser más incómoda la mini ropa que me dieron, pero es muy cómoda.
Salí del baño ya con la bata.
Y entre las dos chicas, mi mamá y yo, logramos ponerme el vestido, que por poco y no me quedaba.
- tenes que bajar ese trasero, está muy grande y por eso no te cabía el vestido, además que te queda mucho más corto por eso que a las modelos.
- ya mami, me gusta como soy.
- ya ya tranquila.
Tocaron la puerta.
Todas nos quedamos ahí paradas, como vi que nadie se digno a abrir yo lo hice.
Y ahí estaba el, mi príncipe azul.
Sebastián Ovando Giraldo.

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