1-Sentía un gran vacío en mi interior, que no se llenaba con nada. Solo esperaba que con el tiempo cada vez fuera doliendo menos.
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2-Fiiiiiu! ¿Y para qué quieres tanto dinero, hermanita? ¿Quieres hacerte un cambio de sexo?
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3- —Tranquilo. Sí, soy yo, solo que con veinte quilos menos, sin gafas y sin aparatos. —Sonrió, mostrando su dentadura alineada a la perfección—. Tú no has cambiado mucho... Solo estás un poco más gordo.
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4-Oh, vamos, no está tan mal. Al menos no desde que ya no me llaman "la vaca Lucía". –Rio—. Ahora todos me respetan. Eso de ser la dueña del único bar del pueblo tiene sus ventajas. Si te metes conmigo, ya puedes ir bebiendo agua para los restos.
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5-Cuando eres adolescente no te importa la vida de los demás, a menos que sea la de tus amigos.
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6- —Soy Diego, el vecino de aquí al lado –dijo, tendiéndole la mano.
—Yo soy Álvaro, el hermano cabreado de Serena
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7-¿Qué? ¿A Diego? ¡Si no le conozco de nada! ¿Qué quieres, que llame a su puerta y le diga: perdona, Diego, puedes venir conmigo a comprar unas vacas? Será un momentito de nada.
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8- Te levantabas con el sol (y con el jodido gallo al que tenía ganas de retorcerle el pescuezo, pero Miguel me lo prohibió, tajante) y te acostabas poco después de que se pusiera, porque no te quedaban fuerzas para más
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9- Éramos dos adultos que habían tenido un momento bonito y se habían besado, nada más. No le había prometido la luna, ni ella me la había pedido.
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10- Pero yo creo que en el fondo estaba tan convencida de que iban a aprobarle su idea que se dejaba llevar por el optimismo, y esa corriente de energía desmedida que era Serena cuando se le metía algo en la cabeza no se podía parar. Era como un tsunami. Arrasaba con todo.
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11- —Claro, vaquero. ¿No te acuerdas? No voy a enamorarme de ti, y te prohíbo que te enamores de mí.
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12-A veces los árboles no me dejan ver el bosque . Me había empeñado tanto en mi idea que había concentrado todas mis energías en conseguir que me dejaran llevarla a cabo, pero, ¿y ahora qué?
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13- Me esperaba aquella invitación igual que me esperaba que bajara a la tierra una nave alienígena y me abdujera uno de aquellos especímenes blancos, sin boca, con la cara ovalada y ojos negros como la noche que aparecían en las películas.
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14- el amor requería mucha paciencia y mucha atención, como una planta exótica. Tienes que ir regándolo de vez en cuando, si no, se seca y se marchita.
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15- Pensé en irme, pero, ¡qué demonios! Era tarde, fuera hacía mucho frío y no me apetecía irme. Ya era mayorcito. Podía romper las reglas, aunque fuera yo el que las había impuesto.
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16- Es una sensación muy extraña quedarse huérfano. Es devastador. Incluso aunque tengas treinta y cuatro años. Sientes que pierdes tu punto de apoyo. Te sientes pequeño e indefenso ante el mundo. Ya no hay nadie que te proteja. Ya no tienes un hogar al que volver si todo va mal, si el mundo se hunde. No tienes a nadie que te de consejos, aunque no se los hayas pedido. No tienes a nadie que te llame para preguntarte cómo estás. Ya no habrán más comidas familiares de esas que te dan mucha pereza pero luego te alegras de haber ido. Ya no hay nadie que te guíe si te pierdes. Estás solo. Aterradoramente solo. Aquella locura de proyecto me había mantenido activo, no me había dejado mucho tiempo para pensar después de la muerte de mi madre, y eso era bueno. Luego apareció Lucía, y me encantó estar con ella Era divertida, hermosa, y en la cama lo pasábamos genial. Pero ahora volvía a quedarme solo. Sin Lucía, sin mi madre, sin trabajo, en una casa que sentía ajena, en un pueblo que odiaba... La garganta me dolía por las lágrimas que pugnaban por salir y que yo hacía pequeño e indefenso ante el mundo. Ya no hay nadie que te proteja. Ya no tienes un hogar al que volver si todo va mal, si el mundo se hunde. No tienes a nadie que te de consejos, aunque no se los hayas pedido. No tienes a nadie que te llame para preguntarte cómo estás. Ya no habrán más comidas familiares de esas que te dan mucha pereza pero luego te alegras de haber ido. Ya no hay nadie que te guíe si te pierdes. Estás solo. Aterradoramente solo.
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17- No había quien entendiera a las mujeres. Deberían venir con un manual de instrucciones.
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18- Maldita sea. Me había pillado. Bueno, ¿y qué? Era normal mirar un poquito, ¿no? ¿Qué culpa tenía yo si se ponían en mi jardín ligeros de ropa? ¡No estoy ciega!
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19-Pensé que eras un desastre, pero eres un desastre tan... encantador.
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20-Maldito Diego. Sentí cómo se me atenazaba la garganta. Yo tampoco estaba preparada para él. Solo quería echar un polvo y apareció él, con sus modales del siglo pasado, su tranquilidad, sus ojos, su sonrisa, sus masajes...
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21-No, hoy no. Quiero que pase, pero no hoy. No todavía. Quiero ir despacio contigo. Quiero hacer las cosas bien. Hay que joderse. ¿Es que me había tocado el único caballero andante que quedaba en la faz de la tierra?
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22-El estar tan cerca de ella pero a la vez tan lejos me estaba matando
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23-—A veces los cambios dan miedo, pero luego te acostumbras.
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24-—Yo... He venido a disculparme. —Lucía levantó las dos cejas, ¡las dos!, lo cual suele ser peor que cuando levantan una.
—Ajá. ¿Y por qué exactamente? —Mierda. ¿Es que no le bastaba con las disculpas? Qué malvadas y retorcidas eran las mujeres a veces.
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25- Estaba claro que la vida estaba llena de imprevistos y a nosotros nos estaban tocando todos.
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26-Hasta ahora yo presumía de haber sido del todo sincero con ella, pero ahora no era así. No es que le estuviera mintiendo, pero... La omisión es otra forma de mentira, no nos engañemos
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27-Todo eso ya pasó. Quedó atrás. Y ahí es donde debes dejarlo. Hay que mirar hacia delante. Siempre hacia delante.
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28-Ahí estaba. Se había rendido. Yo tenía razón. Y por primera vez mi nombre en sus labios no sonó como música sino como una despedida.
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29-Pero yo también sentía frío. Frío de no poder abrazarla y sentir su calor. Frío de no poder besarla. Frío de no poder volver jamás a ser el causante de su risa.
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30-Pero si son las diez de la mañana. —En algún lugar del mundo ya es hora para beber. Anda. Bebe y cálmate.
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31-—No hay osos por aquí. Y si los hubiera, ¿qué crees que haría Álvaro? Correría como alma que lleva el diablo, igual que nosotras.
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Frases del Olimpo
RandomPretendemos compartir con ustedes nuestras frases favoritas de nuestros libros favoritos, historias que nos han hecho suspirar y anhelar a tantos personajes. :)