El Don de la Diosa. La Redención. - Arantxa Comes

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1- Sin embargo, la pequeña princesa veía su edad como una cáscara, una mera fachada para atrapar a las personas crédulas y con prejuicios. 

Era su arma y su perdición.

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2- Hay hasta drogas fabricadas a partir de los tres que tú misma permites que se comercien. ¡Sabes que si usamos los milagros de la Diosa enfermamos! ¡Nos mata!

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3- La princesa Ada permaneció imperturbable.

Digna y valiente. No insensata y temeraria como creían los demás.

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4- ¿Era posible salvar el mundo protegiendo al depredador y a la presa? ¿Quién merecía justicia por sus actos y quién no?

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5- Solo era una niña de trece años atrapada junto a una inteligencia prodigiosa, que estaba infravalorada. En su fuero interno ya palpitaba la guerrera en la que se convertiría.

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6- Aun así, yo nunca le niego la ayuda a una persona que la necesite. Incluidos los ígneos, con los que intento que el prejuicio no me venza.

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7- Me encomiendo a la oscuridad, mientras imagino que soy libre. Que puedo disfrutar de la vida sin imposiciones ni ataduras. Que el mundo no se está muriendo y que la vileza de las personas no ha sido suficiente para corromper una sociedad entera.

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8- Si todo sale bien, pronto las mentiras saldrán a la luz y provocarán una reacción en cadena que, esperemos, derroque esta dictadura.

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9- Puedo dejarlo morir, porque él nunca ha hecho nada por mí, todo lo contrario. O puedo salvarlo, porque no es él quien tiene la culpa real y directa de mi situación.

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10-He confiado en ella y ahora me lo paga así.

Traicionándome.

De nuevo.

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11-Me estoy enfrentando a las únicas personas que durante años me han acogido y creído en mí. No quiero perderlos, pero debo intentar que ellos me comprendan, aunque no me acompañen.

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12- Tanto rojo y tanto fuego han terminado por hacer arder mi vida, y estoy cansada de ver cómo el resto muere por sus propias ideas.

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13- Hay que seguir luchando, aunque duela. El mal no vence porque el bien le aguanta el pulso al otro lado de la mesa. Mientras alguien tenga la fuerza suficiente para sobrevivir, hay esperanza.

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14- Los humanos somos frágiles como el cristal. Y los únicos que usamos el poder para hacernos daño a nosotros mismos.

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15- Aprieto su brazo, el cual no he dejado de sujetar en todo momento, y siento que se relaja. Estoy muy enfadado con ella. El desquicio por sus mentiras va a terminar por anularme. Pero ella me ha salvado.

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16- —No os preocupéis. Podrán someternos y arrebatarnos la libertad, pero hay algo con lo que nunca podrán hacerse: nuestra dignidad.

Frases del OlimpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora