Capítulo seis. Flechas envenenadas.

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"If I could only give her more I'd never let her fall from her pedestal. If I could only give her more I'd tell her every day that she's beautiful" -Christian Burghardt, When She Cries



La flecha se clavó en el centro de la diana más alejada. Las clases de Justin comenzaban a dar sus frutos.

—Vaya, fíjate, preciosa. Has acertado.

Violet cogió una flecha del carcaj que portaba a la espalda, la colocó en la cuerda y se giró para apuntar directamente a la cabeza de Justin.

—Retíralo—susurró con voz amenazante. Al menos, todo lo amenazante que podía parecer una chica que medía poco más de metro y medio.

Las flechas dirigidas al espacio entre sus ojos habían dejado de preocupar al príncipe. Se rio de ella y se acercó hasta que la flecha quedó a dos centímetros de su pecho.

—Oblígame—respondió él, burlón.

Ella se rindió y bajó el arma. Justin le quitó el arco de las manos y Violet se cruzó de brazos.

—El siguiente Report es dentro de una semana. ¿Sabes la cantidad de estupideces que se me pueden ocurrir para entonces?

Justin le devolvió el arma rápidamente.

—De acuerdo, tú ganas—respondió. Entonces, Justin cuadró los hombros y cogió aire—. Violet, he estado pensando...

—¿Tú? ¿Pensando? —corrió a tocarle la frente con la palma de la mano— ¡Que alguien llame a una ambulancia!

Justin se rio y le apartó la mano de la frente para obligarla a mirarlo.

—Hablo en serio. Creo que debería empezar a quedar con el resto de las seleccionadas. Es decir, ya he pasado tiempo con ellas durante los bailes y las fiestas, pero debería empezar a concertar citas con ellas.

A Violet se le hizo un nudo en la garganta. No podía negarle a Justin el derecho a buscar una buena reina para Illéa, mucho menos el derecho a enamorarse. ¿Pero tenía que darle la noticia el día después de haberse besado por primera vez? ¿Debía preocuparse? ¿Tan mal lo había hecho? Se le pasó un pensamiento por la cabeza: Justin no podía ser como su hermano, ¿verdad? No iba a dejarla tirada ahora que ya se había ganado su confianza... ¿Verdad?

Justin leyó la confusión en el rostro de Violet y colocó sus manos sobre sus mejillas.

—No pienses lo que no es, Violet. Tan solo creo que ellas también merecen una oportunidad, ¿no crees? —miró alrededor y reparó en la presencia de varios fotógrafos. Nunca podían estar solos. Bajó el tono de voz—. Mi padre dice que la Selección comienza a ser monótona. Necesitan algo con lo que trabajar y nadie sabe lo de nuestro beso. Tengo que hacerlo.

—A mí no tienes que darme explicaciones—respondió Violet con el ceño fruncido. No iba a admitir en voz alta que le quitaba un peso de encima que el príncipe estuviera siendo sincero con ella.

Lo suyo había sido solo un beso, ¿verdad? No significaba nada, sus planes seguían siendo los mismos: Volver a Paloma, dejar que Justin encontrara a alguien digna de la corona... Un beso no cambiaba nada.

¿Es eso lo que me quieres decir, Justin? ¿Que tú y yo solo nos lo pasamos bien un rato, anoche?

—Violet, por favor. Ponte en mi posición.

Doble Elección (Mejorada y editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora