Capítulo cinco. Más débil, más bonita.

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"Who knows, maybe this will be the night that wekiss for the first time. Or isthat just me and my imagination"  -Shawn Mendes, Imagination.


Familia:

Os escribo esta segunda carta la mañana después del primer Report (sí, mamá, esto va por ti. Para que luego no pienses que tardo en escribiros). En la primera apenas fueron unas líneas porque estaba muy nerviosa y ni siquiera sabía qué contaros. Ahora sí.

Me tratan bien, no tenéis de qué preocuparos (esto va por ti, papá). Tengo tres doncellas que me visten, me peinan y me maquillan todo el día. Son muy amables conmigo, hablan a todas horas (¿quién me iba a decir a mí que me iban a peinar, eh, mamá?). También tengo una escolta de varios soldados que se rotan, porque tiendo a perderme por el castillo. Si vierais cómo es de grande, lo entenderíais. Las otras chicas también son agradables, al menos, en su mayoría. Pensé que habría mucha más hostilidad, pero resultan ser una gran compañía (con sus excepciones, por supuesto).

No tengo mucho que hacer por aquí. Tengo clases todos los días, tanto de Historia como de etiqueta (relájate, mamá, no estoy comiendo con las manos). Me paso el día en el Salón de las Mujeres, en el que no pueden entrar los hombres, con el resto de las seleccionadas. Por ahora, la reina no ha entrado ni ha hablado con nosotras. También estoy en mi habitación o en los jardines, pero solo puedo salir un rato. Me vigilan a todas horas. Sigo estudiando, pero no tengo todos los instrumentos que me gustaría para volver a hacer planos. Me dejé demasiadas cosas en casa.

Respecto a los príncipes (que sé que esto te interesa, mamá), creo que me llevo bien con el príncipe Justin. Es correcto, amable y hasta gracioso. Como ya os habréis enterado, no os comento nada de las clases de tiro con arco. Del príncipe Noah mejor no os hablo. No sé si aquí leerán mi correspondencia antes de enviarla, así que prefiero no meterme en líos insultándolo. Si lo conocieras, papá, hasta tú querrías ponerlo en su sitio.

Os echo de menos. Mucho. ¡Muchísimo! Sobre todo a Jamie. Aquí no me dejan jugar al fútbol y tampoco tengo a un hermanito con el que hacerlo. Espero que por allí las cosas se hayan calmado después de mi partida. Quiero veros. Pronto.

Os quiero mucho.

Violet Elesse

Las siguientes tres semanas en palacio volaron con algo a lo que se le podía llamar rutina. A pesar de que cada día era diferente al anterior, todos seguían un mismo patrón: Doncellas, desayuno, clases, Salón de las Mujeres, cena. Con suerte, Justin encontraba algún hueco que cubrir junto a Violet, aunque solo fueran unos minutos antes de la cena. Las clases de tiro con arco se fueron sucediendo, pero cada vez las buscaban con más ahínco. Otras veces, solo paseaban por el castillo, echando a suertes qué lugar del palacio era el elegido aquella mañana.

Justin había prometido concertar citas con otras chicas, pero no había cumplido con su palabra. Si tenía un momento entre reuniones, se lo dedicaba a Violet. Ella era la única con la que podía hablar de cualquier tema sin pensar antes qué decir. Ella no lo iba a juzgar. Había encontrado en Violet un pequeño consuelo en la Selección y ella había visto con muy buenos ojos aquella alianza.

Por otro lado, Justin sí había comenzado a hablar con otras seleccionadas. Era común que por las tardes todos se reunieran en los jardines o en el salón de baile. Durante aquellas reuniones a las que se debía asistir obligatoriamente, Justin se había armado de valor —y estaba harto de todo lo que Violet le contaba de sus compañeras, que la recriminaban por "acapararlo"— y había empezado a introducirse en las conversaciones. Pasaba ratos con algunas chicas que le parecían agradables e incluso se reía de chistes que no tenían gracia.

Doble Elección (Mejorada y editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora