Capítulo dos. Dos personas, cuatro caras.

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"Everybody's waiting, everybody's watching. Even when you're sleeping keep your eyes open" -Taylor Swift, Eyes Open


Era exactamente como aparecía en televisión. El pelo moreno peinado hacia un lado, repleto de rizos y con estilo casual. Las gafas de pasta negra se apoyaban en su nariz, tenía la piel blanca ligeramente bronceada y un traje informal, pero al nivel que solo un Uno se podía permitir. Sin embargo, no parecía el chico tímido que titubeaba al contestar una pregunta. Tenía los hombros relajados bajo la camisa azul, las manos a los costados y una sonrisita socarrona dibujada en el rostro.

Se paró tras dar unos cuantos pasos, juntando las manos. Las seleccionadas se pusieron en pie y Violet cruzó los brazos delante del pecho, expectante. El príncipe Noah las miró a todas de un rápido vistazo y levantó una ceja, al mismo tiempo que Violet arqueaba una. Cogió aire y comenzó:

—Señoritas, estoy encantado de poder veros en persona por fin. Siento notificaros que mi hermano tiene un fuerte dolor de cabeza y lo más seguro es que hoy no pueda acompañarnos—algunas chicas suspiraron, pero su atención seguía fija en el chico con gafas—. Es igual, os explicaré cómo lo haremos. Como veis, he pedido que coloquen bastantes asientos por la sala. Conversad como lo haríais normalmente. Yo me uniré a vosotras para poder hablar con todas.

Las chicas asintieron y comenzaron a distribuirse por el salón, lanzando miradas furtivas al príncipe.

—¡Ah! Y disfrutad—añadió Noah con una sonrisa rebelde.

Violet se quedó en su lugar, analizando al príncipe con la mirada. No le gustaba nada la confianza con la que era capaz de manejar la situación, sobre todo si lo comparaba con lo nervioso que se había puesto en el último Report.

—¿Violet? —la llamó Zhen, dándole un codazo— ¿Sigues aquí?

La chica asintió, meneando la cabeza. Miró a Zhen y descubrió que, junto a Sheila se les había unido Abby Tamblin, de Ángeles. Llevaba en la mano una copa de una bebida burbujeante.

Champagne—dijo Abby al seguir la mirada de Violet—. Mucha gente lo toma con el desayuno.

—Muchos Doses, querrás decir—se apresuró a decir Violet.

Abby frunció el ceño y se terminó la copa de un trago. Dio media vuelta, en busca de un lugar donde dejar la copa vacía. Su pelo, que rozaba apenas sus caderas, era de un precioso color avellana, mientras que sus ojos eran de un azul brillante. Su vestido estaba cubierto con piedras preciosas que tintineaban al caminar. No había ni un solo centímetro de ella que no brillara. Al verla regresar, Violet se dio cuenta de que, junto a su nueva copa, lucía un anillo de diamantes.

—Bueno, Abby—dijo Sheila—, ¿cómo es ser la seleccionada de la capital?

—No es nada extraño, la verdad. Tampoco es como si fuera alguien famoso—se detuvo y sonrió—aunque ahora sí. Al menos no tuve que viajar mucho porque mi casa estaba a solo media hora del castillo. Salí un poco tarde, tuve que despedirme de muchas personas—señaló a Violet—. Tú fuiste la primera en llegar, ¿verdad?

—Sí. Esperaba que fueras tú, por eso de ser de aquí. Pero no estuvo mal, jamás había volado en un avión.

—¿Nunca? —preguntó Zhen, algo sorprendida.

Violet meneó la cabeza. ¿Tan extraño era?

—No. Pero ya sabes lo que dicen: Siempre hay una primera vez para todo.

Doble Elección (Mejorada y editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora