La cena transcurrió, dentro de lo que cabía, con total normalidad aunque, por parte de ambos, con una temperatura demasiado elevada. Estaban totalmente excitados y se aislaron por completo de las conversaciones que unían la mesa y, básicamente, se dedicaron el uno al otro con la máxima discreción posible.
Terminó la cena y empezaba el baile también en casa del jefe. Mónica se marchó tras la comida ya que, no le habían avisado que el segundo llevaba queso y ella era intolerante a la lactosa. Un fuerte dolor de vientre hizo que, excusándose, se marchara.
Amaia se quedó sentada mientras dejaba que Alfred hablase con los peces gordos de la cena 'cómo sabe acercarse a la gente, el niño' pensó la chica.
La música sonaba alternando las lentas con las de reggaeton, haciendo un mix. Cuando sonó 'The Scientist' interpretada por Bely Basarte en acústico.
Amaia adoraba esta canción y Alfred lo sabía así que, disculpándose con la gente con la que estaba hablando, decidió invitar a bailar a la chica.
Los primeros pasos fueron muy confusos, no sabían cómo comportarse pero, al saber que dentro de una casa era muy improbable que se hubiese colado prensa sin que se hubieran enterado, decidieron dejarse llevar con la música.
Se miraron fijamente y sintieron que, a pesar de haber estado este rato separados, no habían dejado de estar conectados. Amaia, con el rostro cubierto por la máscara, sonrió a Alfred, que hablaba únicamente a través de sus ojos, y, en ese momento, le dio la señal, estaba más que lista. Depositó su cabeza en su lugar preferido abrazando al joven por el cuello.
Este colocó sus manos alrededor de la espalda de la chica, rozando su piel que estaba al descubierto y apretando mucho el abrazo. Como si cada milímetro de separación entre ellos supusiese kilómetros. No podría pasar un una pizca de aire, no lo iban a dejar.
Se movían al ritmo de la música y no necesitaban, en ese momento, nada más que tenerse el uno al otro y buenas canciones de fondo.
No tenían miedo de lo que pudiese pensar la gente, ya les daba igual, sobre todo a Amaia que cada vez estaba más segura que, lo que estaba haciendo era lo correcto.
La canción terminó y la temática cambió, un temazo para bailar retumbó por todo el salón cuando Alfred, sin separarse de ella, le susurró al oído un 'creo que aquí ya sobramos' a Amaia.
Lo que sobraron fueron las palabras, con una sola mirada, por parte de Amaia, ambos entrelazaron sus manos y subieron las escaleras de la casa.
La primera puerta, el baño.
La segunda puerta, la habitación principal.
Pasó él seguido de ella.
El pestillo.
La magia.
Sin escuchar nada más que su interior gritando por hacer lo que deseaban, unieron sus labios en un beso tremendamente sincero mientras volvían a la posición de baile intensificándolo más.
La lengua de Alfred se coló tímidamente en la boca de Amaia donde fue recibida con mucho gusto.
La temperatura, increíblemente, subía cada vez más. Poco les faltaba para salir ardiendo de esa habitación cuando Alfred tomó la iniciativa y coló sus manos por la espalda desnuda de Amaia para decidir quitarle el vestido.
La chica, de pie al igual que su compañero, supo de sus intenciones y dirigió la mano del joven hacia la cremallera que se escondía en su parte trasera.
El chico arrastró la abertura haciendo que el vestido cayese por completo tras quitarse las mangas la chica.
Solo hubo dos segundos que pasaron separados en uno del otro en esta guerra y fue cuando Amaia quedó, exceptuando del tanga, completamente desnuda delante de Alfred. Este la observó detenidamente. 'Hogar' pensó nada más verla.
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Trato hecho | ALMAIA
FanfictionAmaia y Alfred son dos jóvenes músicos que llevan cinco años sin verse. ¿Qué pasó para que todo se fuese al garete? Un contrato. Ahora, vuelven ambos con más caña que nunca, para dar guerra. Amaia está triunfando en Los Ángeles, bajo un pseudónimo...