Capítulo 21

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Amaia se encontraba shockeada, sentía que le faltaba el aire.

El contrato

La mentira

El embarazo

Todo era una bola que se hacía cada vez más grande. No tenía fin y estaba cayendo por una colina donde en el final se encontraba ella para recibir el golpe. Y sabía que ese final no iba a tardar en llegar.

- Pero - reaccionó la chica - es imposible - dijo muy convencida - llevo un Diu por motivos de mi menstruación, no cabe la posibilidad de estar - no podía pronunciar esa palabra - ya sabe, doctor, no puede ser - comenzó a bajar el tono de su voz por culpa del nudo que tiraba de su garganta.

Las lágrimas comenzaron a precipitarse de sus ojos y su mirada se volvió borrosa.

- Estoy 100% seguro, Amaia, usted está embarazada, el análisis no engaña aunque deberíamos hacer una ecografía para ver que todo está correcto, si me acompaña por aquí - informó el doctor levantándose e indicando la dirección con su mano.

'Esto no está pasando' piensa Amaia.

Todo era muy surrealista, ella sabía que el Diu no tenía una fiabilidad total pero no se había imaginado, ni por asomo, de que podría estar embarazada.

Amaia siguió al doctor por una pasillo blanco, al igual que la consulta, para terminar en una sala del mismo color.

Era una sala grande, tenía dos butacas y una camilla reclinable. Una pantalla grande y varias pequeñas y a su lado un mueble que guardaba todos los utensilios médicos necesarios.

La alfombra que lucía el suelo le hacía una apariencia más señorial y a la vez familiar, era una sala muy acogedora pero Amaia se sentía fuera de lugar, no quería estar ahí, en esos momentos no.

La pamplonica siguió las órdenes del doctor que indicó que se tumbase, se abriera el pantalón y levantara su camiseta para no mancharse.

La cabeza le daba mil vueltas y no era consciente de lo que pasaba hasta que el tacto frío del gel en su piel la volvió a la realidad. Pero, no fue consciente del todo, hasta que no escuchó unos golpes que iban muy rápidos al depositar el doctor en su tripa el objeto que conectaba la vida interior con la exterior.

Quedó petrificada, no sabía cómo reaccionar solo sintió unas ganas inmensas de llorar en esos momentos.

- ¿Lo escucha? - preguntó el doctor - son los latidos de su bebé, Amaia.

Las lágrimas comenzaron a desbordarse sin darse cuenta.

Lloraba por lo que se le venía encima, debía contarle a Alfred todo el tema del contrato mientras que este bebé debería ocupar el primer plano, además se encontraba sola en una sala que sentía fría, no tenía el apoyo de su persona incondicional al lado.

Tenía miedo, muchísimo miedo.

La realidad

La verdad

La reacción de Alfred

La soledad

El bebé

Eran demasiadas cosas como para hacerle frente a todas de una.

Amaia era muy valiente y lo había demostrado pero, en esos momentos sentía terror a lo que podía pasar, no quería enfrentarse a todo lo que se le venía encima.

Y tomó la decisión que jamás debería haber tomado.

El doctor le dio el visto bueno, tenía fecha para la próxima revisión y le aconsejó tener un embarazo tranquilo ya que, durante los primeros días de gestación había sufrido la hipotermia y no sabía si podría haber secuelas de desarrollo.

Trato hecho | ALMAIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora