Epílogo 1/3

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El tiempo pasó y Alfred siguió sin saber por parte de  Amaia que esta había vuelto a su casa, con su familia para pasar su embarazo de forma tranquila.

La vergüenza se apoderó de ella y decidió desaparecer de la faz de la Tierra para todo el mundo, perdió el contacto con sus amigos y solo quedó el de su familia, padre, madre y hermanos.

Amaia no paraba de esconderse, los medios intentaron descubrirla y no pudieron. La discográfica, al tener que dar explicaciones sobre la desaparición de Aro y de todo su trabajo musical, desveló su identidad y, por tanto, desencandenó el destapamiento de la relación que había tenido con Alfred durante ese tiempo. Pero, todo el plan de la chica, se complicó tras la siguiente ecografía, con la que vendría la peor de sus pesadillas.

Mientras tanto, Alfred se sintió engañado pero sobre todo, decepcionado. Pensaba que lo que tenían Amaia y él era mucho más grande de lo que en verdad fue demostrado. Él quería un proyecto de futuro, con carreras musicales y una vida juntos. Pero parecía que eso no había entrado en el pensamiento de Amaia cuando huyó sin mirar atrás.

Horas despierto, noches eternas y una vida perdida era lo que quedaba de Alfred.

Pero, retrocedamos unos meses antes cuando Amaia fue a su segunda ecografía. Esta entró, acompañada de su madre, a la consulta. Se tumbó y descubrió su tripa para proceder a la revisión. Por el peligro de la hipotermia sufrida en los primeros días de gestación, era un embarazo de alto riesgo y de eso eran completamente conscientes pero, lo que no sabían era lo lejos que podría llegar el peligro de este.

- Amaia, los análisis me confirman las sospechas, tienes Preecalixclat - sentenció el doctor mientras agarraba la mano de la joven - tu bebé y tú estáis en peligro.

La chica se quedó helada, no sabía cómo reaccionar. incluso, se le había pasado por la cabeza pensar que todo era un castigo por haberse comportado de esa manera y lo último que quería era que su bebé pagase ñas consecuencias.

- Amaia - volvió a prestar atención al doctor - el Preecalixclat es una enfermedad que produce una falta en el feto. Mientras está en la tripa todo va correctamente porque la mantienes tú y sois compatibles genéticamente. El problema está al nacer - ambos tragaron saliva mientras la chica sorbía su nariz y limpiaba sus lágrimas - cuando el bebé y tú estéis separados ya no recibirá tu ayuda mediante el cordón umbilical y, para sobre vivir, necesita ese cachito de gen que tienen los progenitores.

La pamplonica estaba intentando procesar la información del doctor pese a que, poco a poco le costaba más escuchar, se estaba mareando y su vista estaba muy nublada.

- ¿Se va a morir? - preguntó con un hilo de voz Amaia.Hay un 97% de posibilidades de que necesite ese gen para continuar viviendo, lo siento.

Un llanto desgarrador salió de la boca de la chica que se derrumbó en la mesa de la consulta. Amaia nunca había sentido tanto dolor en su pecho.

- Pero - dijo el doctor mientras acariciaba su espalda - aún hay un 3% de posibilidad de que esto no ocurra y también hay otro método con el que sobrevivirá al 100%.

Amaia levantó su vista buscando esa solución como si se tratase de una gota de agua en pleno desierto.

- Si se le dona ese gen, el bebé podrá vivir.

- Y, ¿cómo puedo donárselo?- preguntó desesperada.

- Digamos que, necesita un gen de alguno de sus progenitores para poder sobrevivir pero - paró para tragar saliva de nuevo - cuando se da ese gen el cuerpo humano automáticamente deja de funcionar. Como si le quitases a un teléfono móvil la batería. Donarías tu vida por la de tu bebé - sentenció mirando de manera tierna a la chica.

- ¿Me moriría yo y viviría mi bebé? - preguntó asegurándose Amaia.

- Efectivamente.

Tras esa consulta, nada fue igual que antes. Amaia luchó por la vida de su nonato y por la suya. Así que, desde ese mismo instante, se interesó por esa enfermedad, fue a cada médico que pudo y a cada clínica especializada en esta, buscando una respuesta y otra alternativa que no costase una vida.

Viajó y gastó dinero, muchísimo dinero durante los 7 meses restantes. Estaba desesperada intentando encontrar una solución. incluso, se sometió a un tratamiento que le costó el resto de sus ahorros para intentar poner remedio pero, solo eliminó ese 3% de posibilidades terminando de sentenciar sus días o los de su bebé.

Mientras tanto, Alfred decidió levantar cabeza con la ayuda de especialistas y de la gente que le quería. Tanto amigos como familia se volcaron en su recuperación y, apenas cuatro meses más tarde de aquella despedida cibernética, sacó por fin su disco.

Tuvo una acogida espectacular, mucho mejor que los anteriores. La gente se moría por conseguir una copia en físico, el diseño era bestial y se agotó en cuestión de minutos. Alfred era como una droga, cada vez necesitas más y no te llegas a saciar nunca.

Su fama le hizo inconfundible, esta vez se sentía casi completamente feliz, sin recordar a Amaia más de dos veces al día y de manera tierna. Ese era el poder de la música, la mejor medicina para Alfred.

Por su parte, la vida de Amaia no se le parecía ni un poco. Decidió rendirse, no tenía la fuerza de voluntad que era propia de Alfred. Tampoco tenía dinero y no quería endeudarse y dejar a su descendiente un pufo, porque lo tenía muy claro, la vida que crecía dentro de ella valía mucho más que cualquier otra, incluso la suya.

- Entonces, ¿estás segura, hija? - preguntó Javiera.

- No he tenido nada más claro en mi vida - confesó.

- Sabes que te vamos a apoyar todos y que intentaremos cuidar de esa criatura como mejor sepamos y...-no pudo continuar fruto del llanto.

Lo había decidido, si su bebé necesitaba cualquier cosa para sobrevivir Amaia se lo iba a dar. aunque pidiese la Luna sería capaz de subir hasta ella y bajársela.

- Y yo voy a estar siempre con vosotros para ayudaros y mandaros fuerzas, mamá - terminó Amaia mientras levantaba la cara de su madre para, después, fundirse en un abrazo.

- Eres muy fuerte y un gran ejemplo, que lo sepas, Amaia - confesó entre llantos su madre.

- Toda mi fuerza habéis sido vosotros y esta criatura, muchas gracias por todo.

Y, entre llantos y verdades, Amaia expresó su decisión. Iba a dar su vida por la de su bebé. Por él, porque tuviese la vida que se merece y fuese feliz pero, sobre todo, porque pudiera conocer y querer a su padre como ella no pudo hacerlo.

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Siento que voy a empezar diciendo siempre lo mismo pero:

NO ME MATÉIS por fa, esta solo es la primera parte y se viene lo mejor, os lo prometo.

bueno, ¿qué pensáis? ¿haríais como Amaia y daríais la vida por vuestro hijo o conservariais la vuestra?

¿debería contarselo a Alfred y vivir lo que les queda juntos o que él no sepa nada hasta que nazca su bebé?

No me odiéis mucho anda.

¡Un beso!

Trato hecho | ALMAIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora