El sonido que más odiaba Amaia retumbaba por toda su habitación, hoy tocaba día de grabación.
Alfred llevaba dos días con su parte y hoy le tocaría a Amaia hacer la suya para, de esa manera, los últimos dos días hacer la parte conjunta de ambos y enlazarlas, terminando la canción.
La joven se levantó cabreada de la cama, el ruido no paraba y no sabía dónde había dejado su móvil. Lo vio a la lejanía en su escritorio y, cabreada, se abalanzó para apagarlo, con tal mala suerte que se dio con la pata de la mesa en su dedo meñique del pie.'Esto es una señal del universo, hoy no es mi día' dijo mientras frotaba, con el ceño fruncido, su pie.
Cabreada, se dispuso a meterse a la ducha, lo necesitaba para airear su mente. Era su vía de escape preferida, después de la música.
Mientras preparaba su ropa, para cuando saliese de esta, pensó que, sería buena idea ver las tablas de su compañero, antes de ponerse a grabar nada con él. Sacó su teléfono y buscó en 'Spotify' el nombre que tanto dolía teclear, Alfred García. La primera canción del disco 1016 comenzó a sonar y un escalofrío recorrió el cuerpo de Amaia, no estaba preparada para eso, pero tenía que hacerlo, no le quedaba más remedio.
Teniéndolo todo preparado se sumergió en la enorme bañera que se había preparado, era necesaria mientras masticaba cada palabra que sonaba con la voz de Alfred.
Pasarón seis canciones, seis canciones que habían hundido a la Amaia del pasado, la poca que quedaba en la Amaia del presente. Todas, absolutamente todas, tenían algo que ver con lo sucedido entre ambos, antes y después del contrato. No iban en orden, el modo aleatorio reinaba en la reproducción hasta que sonó la canción número 3 en el CD, De la Tierra hasta Marte.
Tú
Con solo una palabra Amaia ya sabía a lo que se iba a enfrentar durante esos cuatro minutos.
Al dolor del recuerdo
Al dolor del pasado
Al dolor de lo que fue
Al dolor de lo que pudo haber sido
El pecho subía y bajaba con dificultad, su respiración se entrecortaba con cada palabra que escuchaba y, es que, solo le venía a la mente el recuerdo de aquel fin de semana.
Menorca, el piano blanco y Alfred cantándole su canción, la que había escrito expresamente para ella. Dolía, dolía mucho.
Terminó y no pudo evitar exhalar en señal de victoria, lo más duro ya había pasado. Continuó tumbada en la bañera, enjabonando su pelo mientras el disco terminaba de reproducirse, pero este se le estaba haciendo eterno. Cuando casi había terminado, sonó una, de las dos canciones plus que había puesto en esta, 'Don't stop the music' de Rihanna, versionada por él.
Esto hizo recordar a Amaia cuando la cantaba en la academia. Dios, cómo le gustaba que, durante su relación, se la cantase al oído, con delicadeza, pero la voz ronca que tanto le ponía.
En el disco no sonaba dulce, para nada, sonaba todo lo ronca que le gustaba a Amaia y, esto en ella no despertó solo recuerdos del pasado, sino que su cuerpo comenzó a necesitar que volviese el Alfred cantante a deleitar su oído con ese timbre.
La temperatura corporal de Amaia comenzó a subir, ya que, el grifo del agua caliente hacía rato que lo cerró. Y su mano derecha comenzó a bajar, desde la oreja, que es donde la tenía hasta su pecho para empezar a masajearlo. No sabía lo que estaba haciendo ni el porqué, pero lo estaba haciendo.
Su labio fue atrapado por sus dientes con la intención de que no se escapase ningún gemido muy alto. Nadie la escuchaba, pero no quería que nada se alejase de ella, necesitaba tener esa sensación para sí misma. Hacía mucho que no se sentía de esa manera.
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Trato hecho | ALMAIA
FanficAmaia y Alfred son dos jóvenes músicos que llevan cinco años sin verse. ¿Qué pasó para que todo se fuese al garete? Un contrato. Ahora, vuelven ambos con más caña que nunca, para dar guerra. Amaia está triunfando en Los Ángeles, bajo un pseudónimo...