─Mamá salió hace un rato ─menciona el chico.
No ha tenido buenos días debido al accidente, pero el dolor ha sido soportable gracias a losanalgésicos. A eso y a la compañía de las personas más importantes. Jungkook sabe que pudo haber sido peor. Todavía le molesta no poder moverse ni hacer las cosas que normalmente haría, pero el castaño se está esforzando por mantener un buen estado de ánimo.
─Lo sé, ella llamó para avisarme ─responde Jin─. Dijo que volvería a casa, pero que regresaría mañana, ¿eso está bien para ti?
Aunque Jungkook no puede moverse demasiado debido a que el collarín cervical en su cuerpo se lo impide, su torso se gira levemente en dirección a su amigo. Hacerlo requiere de un esfuerzo absurdo, pero finalmente lo consigue.
Jin está sentado junto a su cama, con los ojos puestos en la pantalla del televisor. Hay algo en él que le resulta extraño, más allá de su cabello opaco, las notorias ojeras y la palidez poco saludable de su piel.
─Claro que está bien ─murmura el menor con una sonrisa─. Eres mi mejor amigo, me gusta que estés aquí.
El azabache no menciona palabra alguna, pero asiente con un movimiento flojo de cabeza. Jungkook no es tonto, sabe que algo está sucediendo. Lo supo desde el momento en que lo sacaron del hospital la semana pasada y Jin no hizo bromas tontas sobre el collarín.
Lo conoce bien. Demasiado.
─¿Sucede algo? ─pregunta cautelosamente. Su mirada permanece sobre el chico, más este no lo mira─. Sabes que puedes contarme lo que sea...
Ellos se quedan en silencio durante mucho tiempo, Jungkook no sabe cuánto, pero las voces de los personajes de algún drama son lo único que se escucha en la habitación. A pesar de Jin aún tiene los ojos clavados en la pantalla, su rostro luce impasible, frío. La ausencia de reacción lo hace sentir arrepentido. El menor no sabe si hizo lo correcto, tampoco sabe qué hacer, mucho menos que decir.
─Jungkook ─dice de repente, pero su voz suena pequeña, apenas perceptible.
─¿Sí?
Las voces que vienen del televisor aún suenan por toda la habitación y hace frío en la habitación.
─Lo he arruinado todo.
─¿Qué arruinaste, Jin?
No lo espera, en lo absoluto, pero el chico deja de mirar la pantalla para observarlo fijamente. Jungkook sabe a qué se refiere, lo sabe incluso si no lo ha hecho explícito. Los ojos de Jin lucen honestos y profundamente tristes. Su labio inferior tiembla, como una anticipación del llanto
─Jin... ─vuelve a decir, pero se detiene tan pronto como comienza.
Desde su lugar, el azabache se ve pequeño y descolorido. Le preocupa, Jungkook está asustado por el modo tímido y cuidadoso con el que el chico se acerca a él para descansar la cabeza en su regazo. El menor vacila sobre su siguiente movimiento, pero cuando sus manos se enredan en las negras hebras de su amigo, la inseguridad desaparece.
─No puedo ─susurra finalmente, aferrándose a las piernas del chico con una lástima que le resulta estremecedora─. No puedo... ¡mierda!, no puedo. Desearía que no doliese tanto.
─¿Es...es por Namjoon? ─pregunta.
Claro que es por él, no hay que ser demasiado inteligente para darse cuenta de ello. Jungkook conoce a Jin lo suficiente como para saber que ha estado detrás del florista por mucho tiempo, que lo suyo no es tan simple como parece. El menor sabe que de ningún modo se trata de algo efímero, irrelevante.
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Las flores del cuarto piso - Namjin
FanfictionJin es un joven mesero de 25 años que ha mantenido encuentros nocturnos desde hace algunos meses con su vecino del cuarto piso que es florista, y cuyo nombre es Namjoon. Jin sueña con flores en forma de regalo, pero anhela muchísimo más que su amor...