Capítulo 43

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Hoseok se ha esforzado.

Él es un chico risueño la mayor parte del tiempo, aunque esta noche se ha esforzado por acentuar dicha característica de su personalidad y hacer sentir cómodo al florista.

Namjoon también lo intenta. Lo ha intentado toda la noche, en medio del recorrido por la exposición. Lo sigue intentando, pese a que los momentos en que sus ojos se han posado en las fotografías y han hallado la distracción necesaria para olvidar la base de su tristeza han sido efímeros. Claro que está feliz de haber sido invitado, pero tampoco planea convertirse en un mentiroso y fingir que la presencia de Jin y Ken no lo está haciendo sentir bien.

Hoseok sigue a su lado, haciendo comentarios sobre algo relacionado con la universidad. No le presta atención, o al menos no la suficiente para emitir respuestas coherentes. Sus ojos se desvían, como lo han hecho toda la velada desde que Jin arribó. Se clavan eternamente en el azabache y en el hombre que lo acompaña, en la persona cuyo lugar quisiera ocupar.

La pesadez retorna cuando la intimidad de la vista lo derrumba, más Namjoon es un experto en hacerla a un lado y seguir. Todavía sigue allí, incluso si sus ojos están sobre las fotografías. La imagen de la pareja se ha grabado en su retina, le impide ver más allá de sus miedos e inseguridades, de su corazón roto.

Es una suerte que Jungkook esté caminando en su dirección, y sus manos consigan llegar hasta el cuerpo del florista en un abrazo que lo hace sentir mucho más vulnerable de lo que es. Se deja hacer, si embargo. Se deja embargar por el apoyo tangible, por la inesperada persona que supo acogerlo en los últimos días, sin miramientos ni juicios de por medio.

─¿Cómo ha estado todo? ─pregunta el castaño, todavía abrazando a Namjoon.

─Este es uno de los mejores trabajos de Taehyung ─apunta el pelirrojo con una sonrisa.

Namjoon asiente, ligeramente distraído, pero es suficientemente notorio como para que Jungkook se percate de ello. Sobre todo, porque el modo en que la mirada del florista recae una y otra vez sobre Jin, carece de disimulo. Siente pena por él, por su expresión acongojada. Quiere sacarlo de allí, mandarlo a un lugar en donde la vista del azabache y Ken no lo hiera.

Jungkook sabe cómo se siente ello, comprende su tristeza porque él mismo la vivió en algún momento con Taehyung y Hoseok. No obstante, es diferente. Lo es porque él obtuvo su final feliz, en cambio Namjoon... Namjoon solo tiene la incertidumbre.

─No tienes que quedarte ─susurra cerca del peliplateado. Su voz es suave, como si temiese romperlo al hablar más fuerte─. Puedes irte si quieres.

La respuesta del otro es rotunda cuando su cabeza se mueve con evidente negación. Pese a ello, los ojos de Jungkook no se apartan de los suyos, probablemente porque aún esperan algo diferente de su parte. Namjoon desea decirle que lo hará, que representa un alivio el que lo haya mencionado, pero no lo hace y en cambio, se esfuerza por demostrar lo contrario.

─Estoy bien ─sonríe, aunque sus hoyuelos apenas si se notan─. En serio.

Hoseok también sonríe, seguramente con la intención de aligerar el ambiente. El florista no lo conoce demasiado, pero ellos han estado pasando bastante tiempo en los últimos días, así que está bien. Él todavía puede quedarse un poco más allí, por ellos, sí.

La idea no basta para hacerle frente al hecho de que Jin y Ken se están acercando de nuevo. El panorama lo hiere, lo jode en lo más profundo, especialmente por la manera en que ambos lucen cómodos con el otro, sumergidos en una calidez que le resulta difícil de observar.

─Ken no se puede quedar mucho más tiempo ─anuncia Jin, una vez está frente a ellos.

Su mirada está sobre Jungkook, más nunca se dirige al florista. Como si no estuviese allí, como si simplemente no existiera.

Las flores del cuarto piso - NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora