Capítulo 9

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—Hoy has venido temprano —murmura mientras deposita el vaso de limonada sobre la mesa 5.

Taehyung asiente tranquilamente, y sus ojos se dirigen hacia el joven mesero para regalarle una sonrisa amable que no debería estar poniendo tan nervioso a Jungkook.

—Este lugar hace que me concentre mejor —responde tamborileando los dedos sobre algunas hojas. Su mirada recae sobre los mechones castaños del menor—. Hey, te cortaste el cabello.

Es un simple comentario. Un tonto y simple comentario, pero las manos de Jungkook comienzan a sudar y debe pasarlas por su uniforme para limpiarlas.

—Mmm sí... yo lo corté —murmura tímidamente. Sus manos permanecen a sus costados para que el otro no note el modo en que han comenzado a temblar—. Es decir, no lo corté yo. Lo hizo la persona del salón de belleza, porque yo solo no-

—Te ves lindo —interrumpe Taehyung, ensanchando aún más la sonrisa cuadrada que tanto le gusta. 

Jungkook quiere que la tierra lo trague porque el color de su cara se ha tornado rojo, pero se limita a asentir y caminar rápidamente hasta la barra de la caja, en donde un Jin con una mueca divertida lo espera.

—Respira, Jungkook —dice el mayor burlonamente—. Puedes morir si no respiras bien.

—Me dijo que me veo lindo —susurra llevándose las manos a las mejillas para palpar la temperatura de la zona—. Creo que voy a morir.

—No —niega el azabache—. No puedes morirte aún. Al menos no hasta que le pidas una cita.

—Nosotros ya salimos, Jin —responde mientras vota al cesto de basura algunos papeles de pedidos ya viejos—. Fuimos por un café, ¿lo olvidas?

Jin cierra el cajón de la caja y se gira para ver al chico, que aún sigue sonrojado.

—Eso no fue una cita —murmura haciendo una mueca de desaprobación—. Hablo de una cita de verdad, en donde ambos sepan el motivo de la salida... en una en donde puedan darse algunos besos, sabes a lo que me refiero.

—¡Jin! —exclama cubriendo su rostro, ahora más rojo. El mayor solo puede emitir una suave carcajada ante la timidez e inocencia del chico.

—No puedes negar que te gustaría darle unos cuantos besitos a ese tal Taehyung.

El menor sonríe tímidamente, aún con las mejillas rojas y observa al mayor con una mirada que se asemeja a la de un cachorrito.

—Sí, bueno. Yo quiero eso, pero ni siquiera nos conocemos. No sé si le gustan los chicos.

—Bueno —sonríe el azabache acomodando dulcemente algunos cabellos del chico—, eso podemos averiguarlo.


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Va a suceder, así que Jin no está sorprendido. Ellos llevan saliendo un mes, es normal que sea hora de que tengan sexo. No se niega, no. No le importa de todos modos. Ken lo está besando en el cuello mientras sus manos rodean su esbelta cintura. Incluso puede sentirlo medio duro en sus pantalones.

Las flores del cuarto piso - NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora