Capítulo 15

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A pesar de que está nervioso y hace frío, va a intentarlo. Sí, va a hacerlo. Tiene que hacerlo.

El reflejo en el espejo le devuelve la extraña imagen de la ilusión. De un chico que se ha esmerado en arreglar su cabello y ponerse su mejor abrigo. Sus manos tiemblan cuando intenta apartar los mechones de cabello que obstaculizan su frente, lo hacen ser consciente de la realidad que no ha enfrentado, pero que desea enfrentar.

La notificación en su celular lo saca del ensimismamiento, así que no espera demasiado para abrir el mensaje de Seok Jin, uno que contiene un simple "ánimo". Es lo único que recibe de su parte, sin embargo, es suficiente para recordarle el motivo de su nerviosismo.

Sus manos siguen temblando en los bolsillos de su abrigo una vez se percata de que el conductor del taxi lo ha llevado a la dirección correcta. Cuando finalmente paga el recorrido y abre la puerta del auto para salir, el frío de la noche roza sus mejillas y lo envuelve en la proximidad de lo que está a punto de hacer.

El vigilante del lugar es quien se encarga de instruirlo para llegar a la sala, así que el chico presta atención a cada una de sus palabras, esperando no perderse en el camino. Hay algunas personas adelante de él, avanzando en la misma dirección.

No es un recorrido especialmente corto, por lo que el chico se toma el tiempo de apreciar las características generales del lugar, como las altas paredes color hueso y el piso de madera pulida.

La elegancia del sitio le hace cuestionar su elección de ropa, pero sus dudas son reemplazadas por un chico, un muchacho de cabello rubio y sonrisa cuadrada. Taehyung lleva un abrigo negro de longitud considerable con solapas azules y Jungkook piensa fervientemente que es lo más bonito que ha visto en toda la noche.

Su presencia lo hace sentir agitado, como si acabase de correr desde su casa hasta la galería. Parece colmarlo todo con su sonrisa, esa que dirige a cada persona en la sala y que parece decir "gracias por venir".

Taehyung es precioso y ha hecho un trabajo increíble. Las setenta peersonas presentes son un número sugerente para afirmarlo.

Jungkook está orgulloso de él, de lo que logra con su talento. No puede evitar sentirse atraído y seguirlo con la mirada, contemplándolo desde lejos.

Cuando lo ve alejarse de la multitud, él sabe que es su oportunidad. Sus pies están preparados para comenzar a caminar, para alcanzar al chico de cabello rubio. Jungkook ha estado practicando sus palabras en los últimos días, pensando en las más adecuados y oportunas, sin embargo, se detiene.

Hoseok también está allí, caminando desde la otra esquina de la sala. No sabe de dónde salió, pero está allí y se acerca a Taehyung. Lo siguiente que Jungkook ve son los labios del pelirrojo besando sorpresivamente los del fotógrafo.

Sucede muy rápido, el beso es demasiado corto para ser notado, pero él lo ha hecho. El temblor de su labio inferior hace presencia, incluso si intenta controlar sus movimientos al atraparlo con sus dientes.

No quiere ver, ya no. La sala se torna pesada, casi asfixiante. Aunque prometió asistir, la imagen del beso que se repite una y otra vez en su cabeza, lo obliga a huir. A trasbillar con sus propios pies y tropezarse con el frío que lo recibió. Con la crueldad de una ciudad que se le antoja hostil ahora que el sentimiento de la tristeza lo agobia.

Sus mejillas vuelven ser azotados por la temperatura baja, y antes de que pueda huir del todo, Jungkook se da cuenta de que también hay pequeñas gotas saladas resbalando por su piel.

Es Jin el que se encarga de recibirlo en su apartamento luego de media hora de viaje y lagrimas mal disimuladas.

Se mantiene en silencio por el resto de la tarde, mientras trata de entretenerlo con cualquier otra cosa que no involucre a cierto chico de sonrisa cuadrada y cabello rubio que le ha roto el corazón.

Las flores del cuarto piso - NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora