Capítulo 38

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Jin volvió a la semana siguiente.

Jungkook no recibió una sola llamada de su parte, pero su jefe lo puso al tanto del asunto cuando le comentó que la razón de su ausencia había sido una gripe.

"Una gripe bastante fuerte", comentó el hombre aquel día, mientras contaba las ganancias recibidas esa jornada, "tenía un comprobante médico de ello". Ellos apenas si se dirigieron la palabra ese lunes, mantuvieron su interacción para cosas estrictas, superfluas. Sin embargo, fue lo suficientemente extraño como para tener al castaño pensativo, para obligarle a mandar un texto a Taehyung en busca de consejos.

Jungkook lo sabe ahora. Luego de hablar con su novio, sabe que lo mejor que puede hacer es esperar a que Jin decida cuando hablar. Darle tiempo es lo que ha hecho. Darle tiempo para no agobiarlo, incomodarlo, presionarlo... Ha sido su manera de quererlo, sin dejar de prestarle atención. Sin olvidar que cualquier momento puede ser ideal para que el otro le permita acercarse.

Se recuerda a sí mismo ser paciente, tal y como se lo dijo Taehyung. Va a serlo, incluso si quiere acercarse a Jin para gritarle que es su mejor amigo, que jodidamente le duele que haya tomado distancia. Jungkook quiere decirle muchas cosas, pero prefiere mantenerse callado y a la espera.

Con ello en mente, el chico se mete a la boca el último chicle de mora azul que queda del paquete de diez y se recuerda a sí mismo comprar otro de regreso a casa. También hace una lista mental de las cosas que aún debe hacer: arreglar su cuarto, cambiar las sábanas, comprar más zanahorias y recordarle a Taehuyng que necesita cotizar el alquiler de sitios para su próxima exposición, ya que el chico es bastante olvidadizo.

Sus ojos y su atención vuelven a posarse en Jin, en sus ojeras mal disimuladas con corrector y sus manos pálidas, que probablemente deben estar frías. Jungkook vuelve a morirse de frustración cuando debe tragarse las ganas de llegar a él y abrazarlo. Incluso si es mayor, el castaño todavía quiere llevárselo lejos y prometerle que todo va a estar bien.

Sus pasos resignados vuelven a recobrar fuerza cuando comienza a avanzar entre las mesas, depositando platos y tomando órdenes a su paso, pero sin dejar de pensar en el chico que está a pocos metros, que luce demasiado ensimismado. Justo en ese instante, la puerta del restaurante se abre y en lugar de darle paso a la clientela que asiste a esa hora para obtener un descuento en los platos de fideos, lo hace con alguien que está lejos de ser un cliente frecuente.

Namjoon entra al establecimiento y se ubica en la mesa 6, esa que queda cerca a la ventana. Luce enorme en el abrigo que le llega a las rodillas, y su pequeña nariz apenas si se asoma entre la bufanda hueso que cubre la mitad inferior de su rostro. Jungkook lo avista de inmediato, porque para ser honesto, un tipo como él difícilmente pasa desapercibido. Lo ve esforzarse por ser disimulado desde su asiento, pero su mirada lo traiciona cuando se desvía y comienza a buscar a alguien.

El castaño no tiene que ser demasiado listo para darse cuenta del modo en que sus ojos se quedan estancados en Jin, que se mueve de un lado para otro y que pasa cerca de la mesa de Namjoon, sin echarle siquiera un vistazo, sin prestarle atención. El aire se atasca en sus pulmones cuando el azabache vuelve a pasar cerca de la mesa 6 y su uniforme roza accidentalmente la punta de la bufanda del florista, que sigue siendo ignorado.

Jungkook sabe que no lo va a atender, así que decide asumir la responsabilidad y avanza hasta donde está el florista, cuyos ojos no han abandonado al azabache y lo miran con abrumadora intensidad.

─Buena tarde─saluda formalmente, fingiendo profesionalismo─. ¿Qué desea ordenar?

El chico lucha por mantenerse al margen, pero la mirada triste que le da Namjoon es más de lo que puede soportar. De cerca, su nariz y ojos lucen irritados, como si el chico hubiese pescado un resfriado. También existen otras hipótesis para explicar su aspecto, pero Jungkook prefiere no ahondar en ellas cuando reconoce que tienen una alta probabilidad de ser ciertas. Entonces saca la libreta de hojas amarillas de su uniforme y asume su rol como mesero.

Las flores del cuarto piso - NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora