Capítulo 34

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Ha sido un turno largo, pero solo faltan unos cuantos minutos.

Sus cabellos lucen un poco desordenados cuando decide ir al baño para refrescarse la cara y contemplar su aspecto. Jin debe aguantar un poco más, luego podrá volver a su casa, quitarse la ropa y disfrutar de la comodidad de su cama. Los próximos días no tienen muchas cosas interesantes, salvo por el cumpleaños de una de sus tías maternas y la galería de Taehyung a la que prometió asistir.

El azabache se toma un tiempo considerable para lavar sus manos y secarlas lentamente con una toalla de papel. Es consciente de que no debería demorarse tanto, pero solo quiere un respiro, un momento para no pensar demasiado y centrarse en lo autómata de la acción. No es suficiente, sin embargo. Es probable que desee otro respiro, uno más largo, como si Busan no hubiese sido suficiente.

Los últimos días han sido una constante en torno al mismo anhelo, pero Jin se ha encargado de omitirlo la mayor parte del tiempo. No quiere detenerse a reflexionar, a pensar en las motivaciones que lo alientan, que lo orillan a seguir esperando algo que desconoce, que aún no sabe qué es.

Se queda contemplando su reflejo un rato más antes de peinar su cabello, organizar su uniforme e inhalar tan profundo como puede. Afuera, en el restaurante, hay demasiadas personas. Jungkook se mueve con el afán propio de los días ajetreados y sostiene una bandeja con varios platos arrumados. Jin no se detiene observarlo, porque su jefe le hace señas de que se apure y el chico acata la orden tan rápido como puede, ocupándose de la mesa dos y tomando la orden respectiva.

Su mente se concentra en el vaivén de ir y volver con platos y órdenes. Los comensales y sus particularidades también lo distraen, como la chica de cabello azul marino que le sonríe amablemente, o el hombre de tatuajes y piercings que pide dos porciones de pastel de chocolate.

A las 5:00 de la tarde su turno se acaba. Jin hace una reverencia hacia su jefe y camina hasta el vestidor. Está sudando debido al afán de la jornada, pero no es algo a lo que no puede hacerle frente con un par de toallitas húmedas. Se cambia de ropa casi de inmediato, pero justo cuando está terminando de subir el cierre de su pantalón, un Jungkook impaciente abre la puerta.

─Lo siento, hyung ─comienza a decir el chico, desviando los ojos de su persona.

─Estaba terminando ─informa divertido─. ¿Sucede algo? Todavía no terminas turno.

─Sí, por eso mismo necesito tu ayuda ─dice rápidamente, con la respiración agitada, seguramente por correr─. Tengo turno hasta las 8:00, pero necesito que me ayudes con algo. Bueno, realmente es para Taehyung. 

─Está bien, tranquilo ─murmura, todavía divertido por la actitud del otro─. ¿Qué necesitas?

El menor parece satisfecho con su disposición, así que saca un pequeño papel del bolsillo y lo sostiene entre sus dedos.

─Tae encargó arreglos de flores para un evento esta semana y dejó la mitad abonada.─ murmura rápidamente, porque es consciente de que no tiene mucho tiempo y los comensales esperan─. Intentó cubrir lo que faltaba con una transacción, pero hubo un inconveniente con su tarjeta y no pudo.

─¿Entonces...? ─cuestiona Jin, quien espera el resto de la información.

─Necesito que pagues lo que falta, por favor. Tengo el efectivo aquí mismo, pero realmente no puedo hacerlo y solo hay plazo hasta hoy ─dice apresuradamente, mientras saca un fajo de billetes del bolsillo y los junta con el papel de antes─. Esta es la dirección del lugar. Sólo tienes que pagarlo, la empresa se encarga del envío.

─¿Ya saben a dónde enviarlo o debo dar la dirección del apartamento de Taehyung?

─Sí, solo hace falta pagar la otra mitad.

Las flores del cuarto piso - NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora