Capítulo 45: Todo lo que comienza, acaba

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─Un café sin azúcar, por favor.

Jin asiente tranquilamente mientras anota el pedido en la pequeña libreta de hojas amarillas. Realiza una reverencia corta en dirección al comensal y se encamina a la siguiente mesa para repetir el proceso.

Pese a que son casi las 3:00 de la tarde, no se siente cansado. Podría continuar haciendo el turno hasta la noche y no estaría molesto por ello, sin embargo, debe ocuparse de varias cosas afuera del restaurante, por lo que quedarse no es una posibilidad.

El ambiente que se vive en el establecimiento es tranquilo, demasiado para ser lunes. Sus piernas se mueven con agilidad a través de las mesas, capturando las necesidades de las personas con rápidas ojeadas y discretos comentarios. Aunque no es su deber, Jin se cerciora de que la nueva decoración esté en su lugar una última vez antes de dirigirse a la cocina para pedir las órdenes.

Allí, cerca de la ventana en la que estas se despachan, está Jungkook, quien ahora trae el cabello ligeramente más largo y teñido de negro. Él no se lo ha dicho, pero definitivamente luce más apuesto.

─¿A qué hora acabas turno hoy? ─pregunta el menor, dándole un apretón amistoso en los hombros.

─A las 4:00, ¿y tú?

─Igual.

Su respuesta está acompañada de un particular brillo en los ojos que Jin conoce bien y cuya razón no se esmera en indagar. No tiene que ser demasiado inteligente para percatarse de que su emoción se debe a cierto chico de cabello rubio, aquel que se convirtió en su pareja hace varios meses.

─¿Verás a Taehyung al salir? ─pregunta con diversión, consciente de la respuesta que el otro va a darle.

Entonces las mejillas de Jungkook adquieren un tono carmesí que lo hace lucir mucho más joven de lo que realmente es y que Jin no se priva de pellizcar suavemente. Ellos podrían quedarse allí para bromear un rato más, no obstante, su corto intercambio se ve suspendido por la voz de uno de los hombres la cocina, que los llama para que lleven las órdenes a las mesas correspondientes.

Retornar al trabajo no lo hace sentir molesto, al contrario. La automatización de sus labores le permite pensar en las cosas que debe hacer antes de llegar a casa. Los platos son depositados en las mesas y las sonrisas de agradecimiento no se hacen esperar, pero la atención del chico se desvía constantemente hacía los productos que hacen falta en la lista de mercado que ha hecho mentalmente y que por ningún motivo debe olvidar.

La hora restante transcurre más rápido de lo esperado. Jin ingresa al vestidor para reemplazar su uniforme por unos holgados pantalones de mezclilla y un suéter mostaza que lavó el día anterior. Cinco minutos después, Jungkook ingresa con el mismo objetivo y ellos intercambian algunas palabras antes de salir juntos del establecimiento.

Afuera, muy cerca del borde de la acerca, se encuentra Taehyung. La sonrisa cómplice que adorna su cara lo hace sentir fuera de lugar, especialmente cuando la pareja se encuentra en un abrazo íntimo que dura más tiempo del necesario. Es probable que en el proceso también se hayan besado, aunque los ojos del mayor ya no están sobre ellos cuando sucede.

─Hey, Jin ─El rubio saluda alegremente, una vez se aparta de Jungkook─. Iremos por unas cervezas, ¿te gustaría ir?

─Lo siento, chicos ─niega amablemente─. Debo hacer otras cosas hoy, pero podemos ir en otra ocasión. ¿Qué tal el fin de semana?

─Eso estaría bien ─responde Jungkook con una sonrisa─. Tal vez Hoseok tenga tiempo también. Así podríamos salir todos, ¿qué te parece?

Jin asiente con los ojos puestos sobre la pareja que desborda felicidad.

Las flores del cuarto piso - NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora