2.

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     Nunca se había sentido así.

     Ese desesperador vació que lo seguía a todos lados comenzaba a ensordecerlo.

     O más bien, a matarlo.

     Scorpius se sentía como una marioneta controlado por otra persona.

     Ya ni siquiera podía reconocerse.

     En el Profeta acababan de anunciar la internacion de su Padre en San Mungo debido a un ataque de maleficios múltiples causado por los mortifagos.

     El Padre de Albus se estaba encargando del caso.

     Y a pesar de que el mismo Harry le había enviado una carta para tranquilizarlo, informándole  que su Padre se encontraba completamente bien de salud y a salvo, el rubio no dejaba de pensar que quizá todo terminaría mal.

    Quizá su Padre para ese momento ya había fallecido.

     Y quizá, solo quizá, Scorpius se quería morir.

     No podía más.

     No podía con las continuas y vulgares bromas de sus compañeros, y las malas miradas de Albus por los pasillos.

    Albus.

    Necesitaba a Albus.

   Esa punzada de dolor que sintió cuando se enteró que jamás volvería a compartir habitación con su mejor amigo todavía no se iba. El Potter había exigido una habitación individual apenas llegó, o eso era lo que había escuchado por los pasillos.

   Scorpius solo quería que todo parase, al menos por un segundo.

     Intentó calmar su respiración antes de salir de los baños de Myrtle la llorona, pero la presión en su pecho lo único que hizo fue apretar más y más cuando el rostro del Potter ocupó su cabeza.

    Lo siento, Al.

    No quise herirte.

     Y volvió a sollozar.

****

- ¿Que paso?¿Donde esta tu Padre, Malfoy?¿Eh, dónde está?

   Scorpius parpadeó aturdido, ni siquiera él entendía lo que estaba pasando. Habia cambiado su recorrido habitual a Transformaciones cuando divisó a Albus y Nicole al final del pasillo de su camino habitual. Y entonces, un grupo de Gryffindor's lo habían acorralado en aquella zona desierta del castillo.

- Se lo merece, por el maldito mortifago que es- El rubio apretó los dientes.

- Cierra la maldita boca, Nooteboom- Le masculló al castaño, quien se acercó a él amenazadoramente después de escuchar eso último. Se sintió intimidado por la diferencia de altura que tenia con aquel león 2 años mayor, pero aun así intento ocultarlo.

- ¿Que acabas de decir, pequeña mierda?- Y comenzaron a golpearlo entre los tres, primero sintió un agudo dolor en el estómago. Luego le lanzaron otro puño en la cara y cayó al suelo.

  Se sentía vació. 

  Completamente vació.



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