Día 7

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Estabas justo enfrente de mí, con la respiración acelerada.
Poco a poco en cada exhalación iba desapareciendo nuestro entorno. Tenías el poder de borrar todo,y hacerme pensar que solo estábamos tu y yo en el universo
Las palabras no bastaban para describir ese momento. Sin duda alguna quedaría
grabado en la inmortalidad de mi mente.
Te atreviste a rozar una vez más nuestros labios, y yo sin poder resistirme un segundo más, junté nuestros labios en un esperado y desesperado beso.

Esa tarde, a esa hora el salón de clases había sido testigo de un momento de perfección. O al menos lo fue para mí.

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