Capítulo 9| Planes fallidos

878 73 20
                                    

—Hola —dijo tímidamente, regalándome una hermosa sonrisa cuando llegué hasta él.

—¿Qué haces aquí? —No sabía exactamente qué decir, se veía diferente el día de hoy.

—Sé que debí llamar, pero tengo una sorpresa para ti y no quería arruinarla.

—Las rosas están muy bonitas —dije dirigiendo la vista a ellas y él hizo lo mismo antes de sonreír.

—Que bueno que te gusten, porque son para ti —me las entregó.

—Gracias, me gustó tu sorpresa Yuta —no dejaba de ver las rosas, casi podía perderme en sus pétalos rojos y la oscuridad les daba un toque misterioso.

—Esa no es toda la sorpresa —levanté la vista y él la desvió hacia atrás de mí—. ¿Te importa si te la robo esta noche? —Oh, Jin Xi. Casi olvido que estaba ahí.

—Oh, no, descuida, has salvado mi pellejo. Sería lindo de tu parte si te la quedas hasta mañana a la hora del almuerzo.

—Solo te salvarás esta vez, Jin Xi.

—Ya váyanse.

Fuimos hasta el estacionamiento, mientras Yuta sujetaba mi bolso, ya que yo tenía las manos ocupadas con las bellas rosas que me obsequió.

—Así que...¿a dónde me llevarás? —pregunté una vez dentro del coche.

—¿Sabes lo que significa "sorpresa"?

—No me dirás —dije casi como una pregunta.

—¿Cómo lo supiste? —sonrió arrancando el auto luego de encenderlo. Durante todo el camino, Yuta solo hablaba de temas sin sentido ya que yo trataba de averiguar a dónde me llevaría.
No reconocía las calles por las que entrábamos, pero sabía donde estábamos, aún así, no entendía por qué me estaba trayendo acá. Era uno de los barrios donde se encontraban las casas de las personas que poseían mucho dinero.

—Yuta, ¿quién vive aquí? —Dije al ver que nos detuvimos frente a una enorme mansión y muy linda.

—Yo —sonrió extrañamente, ya que, no se veía muy feliz, pero decidí ignorarlo. Para cuando me di cuenta, Yuta ya se había bajado y se encontraba abriendo mi puerta. Me extendió su mano y la tomé.

Subimos las pocas gradas y Yuta sacó unas llaves, aún no me creía que esta fuera su casa; mentiría si dijera que no sentía curiosidad. Tenía una bomba de preguntas atorada en la garganta a punto de estallar, pero no quise sonar entrometida.
Al entrar en la gran casa, Yuta encendió las luces y sentí que moriría, era incluso más grande por dentro, a pesar de que todos los muebles estaban cubiertos con plástico se veían muy lujosos.

—Ven —tomó mi mano y me guió a lo que supuse era el patio trasero, donde se encontraba, bajo un árbol decorado con luces amarillas, una gran manta tendida en el suelo con una variedad de comidas sobre ella—. ¿Te gusta?

Yo solo me limité a sonreír y asentir con la cabeza. Me invitó a cenar con él y así lo hice. Fue bueno mientras duró, ya que en cuestión de nada, una feroz lluvia se lanzó sobre nosotros.

—¡Sujeta esa esquina! —Gritó Yuta para que pudiera oírlo sobre la lluvia y tomé las puntas de la manta para dárselas a Yuta, él las juntó y corrimos dentro de la casa, no dejabamos de reírnos. Me llevó a lo que parecía ser su habitación, todo aún era confuso para mí; me prestó una toalla para secarme y luego de eso le pedí que me llevara a casa. No me disgustaba el clima, pero admitía que había arruinado nuestros planes, bueno, mejor dicho los suyos.

—Gracias por traerme —le sonreí y tomé mis rosas del asiento trasero con cuidado de no dañarlas. Me acerqué a él y le di un beso en la mejilla a lo que me sonrió de vuelta.
Bajé rápidamente y entré al edificio, subí por el ascensor y al llegar a mi piso salí de él. En todo mi recorrido, pensaba en lo ocurrido con Yuta hasta ahora, en un principio estaba muy emocionada por salir con él y también agradecida porque me ayudaba a olvidarme un poco de Sicheng, tal vez él no lo sepa, pero suelo encariñarme rápido con las personas y no es nada bonito tener problemas con ellas. Como sea, no podía dejar de pensar en qué era lo que me sucedía, hace unos minutos estaba decidida a darle un beso en los labios al chico que se suponía me gustaba, pero no pude hacerlo. También, desde hace unos días tenía la impresión de que alguien me seguía y en ocasiones creía ver a Sicheng en lugares específicos, el punto es que el chico no me dejaba en paz ni estando lejos de él y eso me molestaba...o eso creía.
Abrí la puerta de mi departamento y llamé a Jin Xi, pero no obtuve respuesta.

—¿Jin Xi? —Volví a llamar, pero una vez más no contestó.
Abrí la puerta de nuestra habitación y no estaba, por lo que decidí llamarla y en eso me di cuenta que tenía varios mensajes de ella diciéndome que se quedaría en casa de Doyoung porque ya estaba allá y no quería mojarse. «Ja, es la excusa más ridícula que se le pudo haber ocurrido» de todas formas terminará mojada...

Luego de cambiarme, secar mi cabello y poner mis rosas en un florero con agua, estaba lista para irme a dormir, solo esperaba que el agua en la tetera terminara de hervir para poder hacerme un chocolate caliente. Fue cuando escuché golpes secos en la puerta del departamento. Comencé a acercarme lentamente con un poco de miedo ya que los golpes no paraban, observé por la mirilla pero estaba muy oscuro para distinguir a la persona de afuera. No iba a abrir era un hecho.

—Sé que estás ahí —En ese instante mi corazón comenzó a latir con fuerza, no supe qué hacer, pero mis impulsos fueron más rápidos y abrí la puerta.

Sicheng se encontraba frente a mí con el pelo desordenado y mojado, tenía la respiración agitada y estaba completamente empapado, al igual que el pequeño ramo en sus manos el cual se encontraba destrozado. Él comenzó a acercarse a mí y yo me quedé inmóvil, lo único que podía hacer era mirarlo a los ojos y él hacía lo mismo, cuando estuvo a centímetros de mi rostro, llevó su mano a mi mejilla y la acarició, esto hizo que mi piel se erizara ya que su piel estaba helada. Su aliento era una mezcla rara de menta y alcohol, había estado bebiendo. No pude seguir debatiendo conmigo misma porque cuando el chico estampó torpemente sus labios con los míos hizo que todo pensamiento se esfumara.
Mis piernas temblaban al igual que mis manos. Aquel poco calor que había acumulado ahora se reemplazaba con la frescura que Sicheng me transmitía, era una sensación nueva y extraña ya que la pequeña parte consciente de mi cerebro estaba totalmente avergonzada y eso hacía que el calor volviera a mí. Mi cuerpo parecía una montaña rusa con cambios de emociones en cada subida y bajada.
El silbido de la tetera hirviendo me envió señales de que esto debía terminar, pero también me hizo dar cuenta de que no quería que terminara.

Logré separarme de él pero al ver que recargaba todo su peso en mí, me di cuenta de que estaba dormido, genial. Lo tomé por los hombros y con mucha dificultad logré darme la vuelta para recargarlo sobre mi espalda. Cerré la puerta con mi pie y comencé a arrastrarlo, pero mi pie chocó con algo, bajé la mirada y me encontré con el ramo que Sicheng había traído; estiré mi pie y lo moví con cuidado de no dañarlo más de lo que ya estaba.

Dejé a Sicheng en mi cama cuando llegamos a mi habitación, en estos momentos agradecía que Jin Xi y yo tuvieramos camas separadas, ya que al fin nos deshicimos de la litera. Este comenzó a murmurar incoherencias, no quise dejarlo así, se iba a enfermar. Decidí quitarle solo la camisa y debo decir que jamás esperé que guardara tal botín. Avergonzada, quité sus zapatos y medias, cubrí su cuerpo con mis sábanas y lo dejé dormir. Fue cuando recordé la tetera y corrí a apagar la estufa. Demasiado tarde, toda el agua se había evaporado, suspiré rendida y me quedé mirando un punto al azar de la cocina, recordando lo sucedido hace unos instantes. Fuí hasta la entrada y tomé el pequeño ramo del suelo.

—¿Qué acaba de pasar?

Love Or Love | WinWin Y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora