1. De la noche a la mañana.

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—No me importa, que lo despida. — dijo colgando con violencia el teléfono y mirándome fijamente con esos ojos azules que parecían estar envueltos en llamas —Aquí nadie es indispensable, Lilly.

—Yo lo sé, Sra. Hathaway, si cometemos errores, nos vamos. — sonreí con miedo, era mi segunda semana en esta empresa y esa mujer ya estaba sembrando el terror en todas las actividades que me pedía.

—Lleva estas carpetas al departamento de recursos humanos y llama al gerente a mi oficina. Necesito hablar con él urgentemente. — dijo señalando unos documentos que se encontraban cerca de su ordenador.

—Sí, ¿Algo más? — respondí tomando entre mis manos los papeles.

—Quiero un café, que no sea de Starbucks, que asco — dijo haciendo un mohín.

—Por supuesto, en un momento mando a su chofer por él. — le sonreí de manera forzada, mis manos sudaban sin control.

—Ah y no olvides que hoy tenemos entrevistas programadas, una a las 2:00 pm y otra las 4:00 pm. Yo tengo que salir de viaje, así que no podré quedarme.

—¿Qué haré en su ausencia? El gerente también va con usted ¿Cierto? Nadie se quedará al mando.

—No necesitan un mando, solo nos vamos 3 días, nada del otro mundo. Te dejaré una lista de personas a las que debes llamar, entre ellos algunas figuras públicas que necesito entrevistar antes de que su popularidad baje. Sabes que todo influencer genera patrocinios y, los patrocinios ¿Qué son Lilly? — cuestionó con la intención de probarme.

—Ingresos, la empresa y esta radio necesitan muchos ingresos. — respondí mirando al suelo.

—¡Exacto sweetie! No lo arruines. Solo llámalas, obviamente contestarán sus asistentes. Nada que no pueda manejar una recién egresada como tú. Espero la licenciatura que estudiaste te ayude a controlar el miedo que te da dirigirte a los demás. — sonrío amargamente

—No le fallaré, tiene mi palabra.

—Al sujeto de las 4:00 pm hay que regresarlo a su hotel, quizá pida irse directo al aeropuerto. Tiene gira en el país este año, así que esta de una ciudad en otra. Ayer estuvo en Charlotte, mañana debe presentarse en Richmond. Como nota importante, no tiene un asistente, por lo que tendrás que hablar personalmente con él. — decía mientras guardaba sus cosas en aquel costoso bolso Louis Vuitton que, con suerte y trabajo duro, algún día podré comprar.

—¿Cuál es su nombre? — pregunté esperando el sujeto fuese una figura pública de mi agrado, era mi oportunidad de conocer a un famoso tan de cerca.

—Eh... no lo recuerdo. Pregúntale a Ethan, él lleva el registro de quién entra y quién sale. Por cierto, olvida lo del café, yo misma saldré por él y dile a gerencia que me llame personalmente, le daré una dirección donde podrá encontrarme. — se levantó de su cómoda silla y con cada paso que daba acercándose a mí podía sentir en mi nariz el nada agradable aroma de su perfume, uno bastante fuerte, obviamente ideal para una señora de su edad.

—Me retiro entonces para realizar las actividades correspondientes. — sonreí nuevamente y esperé a que ella me rebasara para salir detrás suyo.

—Nos vemos después Lilly, no entres a mi oficina. Por ello tienes tu escritorio fuera. — dijo mientras se alejaba, de pronto se detuvo sin motivo y se giró hacia mí —Vendrá mi hijo Marcus a supervisar el lugar. Y como otra nota mental para tu cabecita, tienes que conocer el trabajo del artista antes de dirigirte a él, mínimo por educación.

—Haré mi mayor esfuerzo.

—Tienes que, o te despediré.

Lunes 3 de diciembre de 2018, y la señora Hathaway se marchó quién sabe a dónde, tuve que estar al pendiente del móvil de la empresa en caso de que me llamase, y, sin darme cuenta tenía 4 llamadas perdidas de mi madre en el personal. Con prisa y nerviosismo procedí a devolverle la llamada.

—¿Pasó algo malo mamá? — me pregunté mientras esperaba a que me contestara. Hace algunos meses decidí independizarme de mis padres, por lo que me llaman constantemente. Sin embargo, la llamada no fue muy relevante, mi madre solo quería apoyo para publicar algo en su Facebook, al parecer encontró el perfil de una amiga de su infancia y bueno, cosas de adultos... más bien, cosas de adultos de una generación muy distinta a la nuestra.

Continué revisando papeles y la agenda de mi superior, si tenía que realizar "tantas" llamadas como parecía, organizar el tiempo de la mejor manera resultaría crucial. Quién diría que terminaría siendo solo una asistente más de una señora amargada porque su marido le fue infiel con una jovencita de mi edad ¿Qué podría ser positivo de todo esto? Pensaba minuto tras minuto sintiendo como tantos pendientes me absorbían.

Mientras caminaba de pasillo en pasillo, oficina en oficina tocando puertas y arruinando cada cosa que tomaba entre mis delgadas manos, encontré la respuesta: su hijo. Marcus era un chico de 1.74 muy atractivo, si bien era idéntico al señor Hathaway con esa piel caramelo y ojos verdes que en ocasiones parecían marrones tenía el carácter explosivo de su progenitora. Era todo un placer culposo mirarle el trasero cada vez que venía a la oficina a seducirnos, sí, porque hombres y mujeres caíamos ante sus encantos. Al parecer, estudió una ingeniería y practicaba demasiado deporte, así como parkour y bueno, le doy las gracias a ambas cosas ya que le dieron ese cuerpo y nalgas tan deseables. Lástima que era un patán con las mujeres.

Mientras miraba sin prestar atención el monitor de mi computadora una voz me sacó de mi pensamiento.

—Lilly, ¿Ya llegó el de las 2:00? — dijo una de mis compañeras, asistente del asistente. Había puestos que ni siquiera comprendía en este lugar.

—Ah, no lo sé... Ni siquiera sé que hora es o quién es la persona — sonreí nerviosa tratando de denotar amabilidad y ocultar mi falta de profesionalismo.

Moviendo su cabeza de un lado a otro, me mostró su molestia —No te justifiques con que eres nueva. Lilly, aquí el tiempo es muy importante ¿A caso no puedes entenderlo? — me dio la espalda y se marchó enojada.

Obviamente ella estaba en lo correcto ¿Cómo se me vino el tiempo encima? Miré mi reloj —Las 13:47... — perdí mucho tiempo visitando los departamentos. —Me alegra que ya no esté la jefa gruñona, o me despediría en este maldito instante — susurré y azoté mi cabeza contra el escritorio tras la frustración.

—Bueno, al menos aún puedo remediar mi error con el de las 4:00 — dije con un espíritu positivo y me incorporé tomando mi Tablet —Veamos, Ethan ya debió enviarme el nombre del sujeto — abrí la bandeja de entrada de mi correo, ¡Ahí estaba! Lo que necesitaba.

—Ahora sí, a investigarlo como me dijo — lo seleccioné y dejé que este cargara para mostrarme el contenido —Vaya internet basura... mmmm...  un momento ¿Tobías...? ¿Forge?... — dije desilusionada — ¿Quién es ese? — suspiré y nuevamente alguien me interrumpió.

Lascivious Donde viven las historias. Descúbrelo ahora