Llegamos a ese edificio de color blanco, elegante pero antiguo. Sus paredes se mantenían tan conservadas que pareciera el tiempo no pasa sobre él y ubicado en una zona barata, pero, aún así a un precio poco accesible para mí. Pagué la tarifa del taxi y con prisa abrí la puerta para salir corriendo a la entrada. Ignorando todo, incluso al conserje, un adulto de unos 60 años aproximadamente que siempre tiene una sonrisa para ti. En cuanto crucé la puerta de mi departamento comencé a desprenderme de aquellas prendas con rapidez dejando que cayeran al suelo, y corrí a mi habitación para sumergirme entre las frías sábanas de mi cama que parecían esperar por mí. No tenía ganas de pensar en nada, no sabía si era lo correcto sentirme mal o simplemente ignorar. Cerré mis ojos por unos instantes y hundí mi cara en la suave y esponjosa almohada que había comprado recientemente. Fue entonces cuando recordé que ya no tenía batería en mi celular.
Que fastidio.
Salí de mi cama y regresé a la sala de estar, había lanzado mi bolso sobre el sofá. Busqué con desesperación mi celular y nuevamente me topé con aquel dinero, trayendo de regreso la sensación de estar sucia. Suspiré profundamente y me dirigí a mi habitación con dirección a la mesita de noche donde se encontraba el cargador del móvil. Después de conectarlo al enchufe, reflexioné sobre si debía ir al trabajo o fingir sentirme enferma y quedarme en casa. Era un viernes bastante trágico.
Decidí dormir todo lo que restaba del día.
Al encontrarse el celular apagado, no hubo nada que pudiera interrumpir mis sueños, pero, mi cabeza jugó conmigo como ya era costumbre. Mis sueños sí eran perturbados internamente por el recuerdo de aquel hombre de ojos verdes. Su aroma parecía no desprenderse de mi piel, debía admitir que a pesar de que el perfume tenía el aroma de un hombre que me doblaría la edad con facilidad, no dejaba de parecerme exquisito.
Estaba ahí, viéndome fijamente con esos irresistibles ojos clavándose en los míos, como si tratase de decirme algo sin palabras. Sus manos acariciaban mi rostro, se sentían más grandes e incluso lo veía más alto, quizá estaba comenzando a idealizarlo después de la increíble noche que me había hecho pasar. Aunque me sintiera enojada, no podía engañarme, realmente había conseguido llevarme al cielo.
Sentí sus labios apretarse contra los míos, dejando una suave mordida en el inferior como si no pudiera resistirse a un sentimiento desenfrenado que lo incitaba tal vez a devorarme. Por alguna razón, no podía mover mi cuerpo, mis manos no respondían a mi llamado para poder tocarle una vez más, mis pies parecían no existir y mis labios se movían por si solos sin siquiera darme la oportunidad de disfrutar ese momento. Su lengua juguetona invadió mi boca por completo, sin pena explorando de extremo a extremo todo lo que tenía para ofrecerle y moviéndola de una forma obscena. Mis ojos estaban abiertos observando esa bella escena que me regalaba su rostro angelical. Cuando mis parpados cedieron y bajaron, él se detuvo, pero deslizo su rostro mi cuello acariciando con su pronunciada nariz la extensión de este y sin esperarlo, me mordió con fuerza provocando que un gemido de dolor y a su vez de placer escapara de mis húmedos labios. Ante tal acto abrí los ojos de golpe, topándome con mi techo y la sensación de mi saliva regada sobre mi mejilla tras quedarme dormida. Humedecí también mi pantaleta, como si ese beso hubiese sido real.
-▪▪▪▪-
Me duché nuevamente, como si una segunda ducha fuese a ayudarme a controlar todos los sentimientos que estaban acosándome.
Mientras me preparaba un sándwich con jamón serrano, lechuga y un poco de tomate añadiendo también mayonesa en muy poca cantidad, una preocupación invadió mi cabeza. Sentí que estaba demasiado relajada, no tenía idea de la hora, no quería ver televisión y tampoco encender mi celular. No había relojes en mi departamento, el ordenador estaba en su sitio apagado y en ese momento existíamos únicamente el emparedado y yo. Lo correcto era reportarme con alguna persona, regularmente les enviaba mensajes a mis padres por la mañana y por la poca luz que se apreciaba desde mi ventana debido a mis cortinas oscuras, pasaban de probablemente las 5 o 6 de la tarde.
ESTÁS LEYENDO
Lascivious
Fanfiction《 El primer empleo siempre es el más difícil. Espero me comprenda Sr. Forge, no puedo hacerlo...》 ----------------- Tobías Forge × Reader (Lector). ----------------- La historia es mía. The Band Ghost belongs to T.F. T.F. belongs to himself (?)