2. Final feliz.

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—¿Sigues ahí sin hacer nada? — preguntó Ethan, quien al parecer estaba por irse a comer.

—He estado de un lado a otro, solo me senté a revisar el correo que me enviaste. — respondí con molestia.

—Claro, hasta ahora. — suspiró —Él es a quien van a entrevistar a las 4:00 pm, tendrás que ir junto con el chofer a recogerlo. Usualmente lo hace otra persona, pero, como se encuentra ocupada y como tú estas libre, pareces la indicada — me sonrió como si disfrutara de la orden que acaba de darme.

—¿Cómo es eso? ¿Ir por él? — pregunté nerviosa.

—Solo tienes que llegar y registrar tu entrada con la chica de recepción, está en uno de los hoteles más lujosos de la ciudad. Será muy fácil. Ella le avisará que lo buscan y es ahí cuando tú vas y tocas a su puerta con amabilidad.

—¿Por qué me tienes que mandar a mí?

—¿Alguna molestia? Es tu segunda semana, sigues siendo una novata. Tienes que ir adquiriendo habilidades, además, ¿No te emociona conocer famosos?

—Ni siquiera sé quien es este hombre... — suspiré con frustración

—Es un papucho — sonrío con perversión

—Si me da tiempo lo investigaré — sonreí y me puse de pie —Mejor voy avisándole al chofer y... supongo que el chico del departamento de producción ya sabe que esta programada la entrevista ¿cierto?

—Supongo, no es mi trabajo. — sonrió burlón

—Eres despreciable Ethan— le di una palmada en el hombro en símbolo de molestia, aunque en fondo sabíamos que todo era juego. Para el poco tiempo que llevo aquí laborando, nos llevamos increíble.

—¡No olvides investigarlo querida! — gritó como si quisiera que toda la oficina se enterara de que no hice mi trabajo.

Bajé unos 4 pisos con rumbo al estacionamiento, el cual estaba en la parte subterránea del edificio, todo para encontrarme con el buen Ezequiel, quien era el conductor de la camioneta principal que recoge a los famosos cuando vienen a nuestra radio. Aunque en ocasiones ellos son quienes traen sus propios vehículos por desconfianza.

Al paso de unos cuantos minutos con todo aparentemente en "orden" regresé a mi oficina, optando en esta ocasión por utilizar el elevador. Al llegar me encontré con una cantidad impresionante de papeles encima de mi escritorio, quién sabe por qué razón se encontraban ahí, pero supongo, tenía que archivarlos. —Parece que esto nunca va a terminar — me dije.

Nuevamente el tiempo "se fue volando" para cuando quise ir por un café al comedor, el reloj marcaba las 2:54, el tiempo se vino encima otra vez, desde nuestra localización hasta el hotel lujoso del artista se hacía al menos 25 minutos, por lo que solo tenía 1 hora exacta para ir, venir y que se acomodara para la transmisión, que, para mi mala suerte, era en vivo. Si algo salía mal sería mi culpa. —Mierda, vaya mal día — corrí al elevador para bajar y subir a la camioneta. Una odisea que puedo resumir en sudor, calor y bueno, mucho sudor. Aunque iba al gimnasio, cuando se trataba del trabajo sentía que el esfuerzo era mayor y que me agotaba demasiado.

—Vámonos ¡YA, YA YA! — le dije desesperada al conductor.

—A sus órdenes señorita Braun, pero no me grite — sonrió amablemente

—Discúlpame, estoy muy estresada.

—Descuida, así me sentía en mis primeros días.

Arrancó y al ver mi rostro de desesperación, trato de usar algunas calles distintas a las usuales para cortar camino y llegar más rápido. Una vez que pude visualizar el edificio tan bello que poseía el hotel me quedé asombrada, creo que jamás podría pagar una habitación en un sitio así. —Es bellísimo... — tomé mi tabla sujetadora de papel donde coloqué la serie de actividades impresas que aún debía completar, entre otras notas que me hice para poder presentarme correctamente con el famoso y no arruinar nada. Abrí la puerta y bajé sin cuidado, por lo que me torcí el tobillo.

—Ya nada me podría salir peor... — dije quejándome con dolor, pero caminando con normalidad disimulando mi error. En las puertas me recibieron dos amables personas del lugar, que, si bien su amabilidad me relajó, al entrar y dirigirme a la recepción el miedo se apoderó de mi nuevamente.

—Buenas tardes, soy Lillyan Braun de VidaRadio, vengo a recoger al señor Tobias Forge. La directora de nuestra radiodifusora me envió ya que ella esta ocupada. Esta es mi tarjeta de identificación dentro de la compañía — dije mostrándole el gafete que llevaba puesto —Si quiere mi ID en un momento se la muestro — comencé a buscar dentro de mi bolso de mano.

—Buenas tardes, Srita. Braun, llamaré a la habitación del Sr. Forge para confirmar su presencia — sonrió amablemente.

—Gracias, espero. — dejé de buscar mi ID y me dispuse a observar los alrededores con un poco de vergüenza, todo era tan "fino" que podía sentir como ese lugar me pedía a gritos que me marchara.

—Suba por favor, habitación nupcial 315.

—¿Qué? ¿Tengo que subir?

—Sí, esa fue su instrucción, yo solo sigo órdenes.

—Bien... sí así lo quiere. Muchas gracias, que amable es. — caminé hacia el elevador y lo llamé, no tardó absolutamente nada, por lo que con más miedo que antes, entré esperando otra vez no arruinar nada. —Mierda, si es nupcial quiere decir que viene con su esposa o pareja... espero no ponerme más nerviosa o que me traten mal... ya dije demasiado la palabra mierda, tengo que controlarme —

"Es un papucho"

—Ah, ¿Por qué es la única frase que recuerdo de Ethan?... — miré mis manos —Estoy sudando demasiado... — apreté mis labios —¿Qué hago? — respiré profundo —Cálmate Lilly, algún día iba a pasar.

Las puertas se abrieron, caminé entre los pasillos siguiendo la numeración, me percaté de que llegué cuando vi a un hombre muy alto, rostro con cicatrices, un poco robusto y de camisa en un color gris con pantalón negro resguardando una puerta con ese número: 315. Me acerqué cautelosamente para que no me atacara, imaginé era su guardaespaldas.

—Buenas tardes, disculpe, ¿Es aquí la habitación del señor Tobias Forge? — sonreí —Me presento... Soy Lillyan Braun de VidaRadio, vine a recoger al Sr. Forge para la entrevista programada con nosotros en... —miré el reloj de mi celular —Media... media hora. — sentí el sudor frío recorrer mi cuerpo al notar lo tarde que era. El sujeto no mostró ninguna expresión y se limitó a sacar un móvil de su bolsillo izquierdo. Fue entonces cuando le escuché pronunciar: "Llegaron por usted, Señor", entonces tocó la puerta y esperé respuesta. Los minutos más largos de mi vida, para ser sincera. Esta de pronto se abrió, y de ahí salió un sujeto increíblemente... ¿Raro?

"Es un papucho"

—¿De dónde Ethan? Porque no se lo veo... — pensé al ver con un poco de asco ese bigote y cabello tan despeinado que llevaba encima el señor Forge.




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