17. Hesitate

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Jueves 6 diciembre de 2018.

El despertador sonó. Agradecida con haber comprado uno extra porque el celular se había quedado sin batería.

—¿Qué día es hoy? —.

Observando cómo mi cama se encontraba intacta y sintiendo mi garganta seca y con dolor al tragar saliva gracias al frío de la madrugada y mañana por dormir sin alguna cobija sobre mí, pase mis manos por mi cara sintiendo como la textura acartonada se hacía presente y los ojos pesados junto con las pestañas endurecidas por la mascarilla que no había retirado la noche anterior.

—No quiero ir al trabajo —me dije liberando un bostezo.

¿Cuánto tiempo iba a durar el remordimiento? Cuestionaba poniéndome de pie con rumbo al baño arrastrando los pies y la moral por los suelos.

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La mañana en la oficina iba tranquila. Había completado el envío de diversos correos electrónicos y terminando las llamadas que mi jefa había dejado pendientes. Hasta entonces, aún no recibía una llamada o mensaje suyo. Comenzaba a preocuparme que se hubiese enterado y el motivo de su silencio e indiferencia fuera que estaba preparando mi despido ¿A caso todo podría salir mal? Esperaba que no fuese así, puesto que regresaría el día siguiente.

Qué fácil es cantar victoria.

Me recargué mirando hacia el techo en mi incómoda silla mientras trataba de estirarme sobre ella tras pasar ya varias horas frente al monitor.

—Lilly, alguien pregunta por ti en la entrada del edificio —me interrumpió una de las chicas del departamento.

—¿Alguien? —cuestioné sorprendida —. ¿Quién es? ¿Te dio algún nombre?

—Es un repartidor más, pero, al parecer quien te envía ese obsequio espera que salgas a recogerlo para tomarte una fotografía como evidencia.

—¡Esto no puede estar pasando!
Me puse de pie y tomé mi celular con violencia ignorando a la chica. Mi rostro mostró una expresión de enfado y frustración mientras me dirigía a las escaleras. ¿Cuántos arreglos más iba a mandar hasta que le hiciera el mínimo de caso?

—Estúpido hombre intenso, por el amor de dios.

Me detuve unos instantes antes de tomar el primer escalón para descender. Tomé aire y exhalé después de unos segundos para tratar de controlarme. Debía estar en mis cabales para no explotar contra una persona inocente.

Entonces la mano de alguien en mi hombro me sobresaltó.

—¿Are you okay? —preguntó Ethan observándome con preocupación.

—Cosas mías, lo siento, me llaman afuera —le miré rápido dedicándole una sonrisa para continuar con mi camino a toda prisa.

El ahora pelirojo solo observó mi partida con los brazos cruzados.

—¡Lilly date prisa! —dijo Eli al ver que me acercaba.

—Lo siento, ¿Quién me busca? —miré hacia la entrada del edificio donde divisé a dos chicas.

—Han traído algo —mi compañera sonrió.

Caminé hacia las extrañas que estaban uniformadas, el bordado de sus camisas refería a una especie de tienda de regalos. Lo peor estaba por venir.

—Que tal, ¿Me buscaban? Soy Lillyan Braun.

—Buenos días Srita. Lillyan, hemos traído algo para usted —una de ellas, que llevaba el cabello teñido en color azul, sonrió mientras con la mirada le indicaba a la otra algo.

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