Lascivious

14. No sé tú

Entender que me había ocurrido era fácil, dejé que otra personalidad me dominara cuando no era lo correcto. En verdad me estaba causando conflicto estar cambiando constantemente para cada persona que se cruzaba en mi camino. Mientras me alejaba de ella retiré el condón y le hice un nudo, estaba quedándome seco, no había conseguido llenarlo demasiado, quizá el día anterior realmente me había agotado. Al llegar al baño me observé en el inmenso espejo del lavamanos, tenía unas ojeras reales, bolsas debajo de mis ojos y una piel sumamente pálida.

¿Qué estoy haciendo?

—Lamento no poder cumplir tu fantasía — le grité y me giré para deshacerme del preservativo mediante el excusado, después de tirar de la cadena escuché su dulce respuesta. Pudo ser vergonzoso tratar de cumplir lo que me pidió y que de mi cuerpo saliera muy poco semen.

Procedí a lavar mis manos y enjuagar mi rostro dejando que el agua tocara también la peluca que por suerte parecía soportar bien la humedad. Traté de peinarme de tal forma que pareciera que ese cabello era de verdad. Ya habría tiempo para ducharme por la mañana quitándome todo esto. Tomé algunos pañuelos desechables y me sequé el rostro, lo más probable es que el maquillaje que llevaba encima estuviese hecho mierda y terminara en ellos. Los lancé al cesto de basura y decidí mientras lo miraba fijamente y un poco mareado que lo mejor era dormir al menos un poco antes de partir. Al dirigirme a la cama le observe recostada mirando al techo, no parecía estar mal, solo un poco confundida y creo que realmente podía comprender su sentir.

Entré a la cama tratando de no generar mucho movimiento. Su cuerpo era muy lindo a pesar de no ser el más escultural. No pude resistirme y deposité un beso en su piel desnuda, daba igual en que parte caerían mis labios, solo deseaba hacerlo ya que de sus bellos senos hacia abajo se había cubierto con la sábana. Ella me miró un poco sorprendida y tengo que admitir que era la mirada más adorable que había visto en toda mi vida.

—Rasúrate, por favor —.

Tan agresiva como en el principio, me causó gracia su comentario, pero no quise responder. Le observé quedarse dormida, y,  a pesar de que mi cuerpo ya había tocado el colchón, no sentía que podría conciliar el sueño teniéndola ahí a mi lado, incluso si me sentía cansado. Acerqué mi rostro a su cabello que ahora mismo era un desastre pero que aún desprendía un delicioso aroma frutal y no a algo que se ha quemado como las chicas de anoche.

—Es encantadora, señorita Lilly. Ojalá no permita que nadie le haga sentir lo contrario — susurré cerca de su oído.

Tomé mi celular para asegurarme de activar algunas alarmas, le envié un mensaje a Bruno para que no olvidara despertarme, ya fuera él o su relevo. Alguien me recogería en la mañana para ir al aeropuerto y debía estar impecable, fingir que nada pasó.

Me sentía mal por tirar su ropa por el balcón, así que en cuanto abandoné la habitación después de mi fechoría,  le pedí a Bruno que mientras yo me encontrara en la entrevista buscara alguna tienda abierta y le comprara una blusa, falda, pantalón o vestido, cualquier cosa que pudiera cubrirla para el día siguiente. Tuvimos suerte esta vez encontrando un super abierto. Le trajo una sudadera bastante amplia de color mostaza que le cubriría todo el cuerpo y un pantalón extraño que parecía de esos deportivos que usualmente usan las chicas, además se tomó la molestia de comprarle ropa interior. Apagué la pantalla del celular luego de pedirle a mi guardaespaldas que se marchara a dormir, poco después sin darme cuenta, logré conciliar el sueño al quedarme en esa posición con el móvil en mis manos.

**❁**

-▪▪▪▪-

**❁**