Rise - State of mine
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La campana de mi alarma suena. No, no me quiero levantar. Quiero dormir todo el día, que en mi almohada queden marcadas las facciones de mi rostro, que mi sábana me cubra de la luz solar que se atreven a darme calor. Diablos, no necesitaré esto. Mi sábana se corre hasta toparse con el suelo. Me volteo para seguir durmiendo. Todo es una mierda, no quiero nada. Nada.
—¡Samara, a levantarse! Hoy es tu primer día de clases —Mabel intenta darme ánimos con esa frase tan alentadora. Si supiera que está desmotivándome el triple.
—Ya voy.
No quiero tener nuevos compañeros, eso implicaría ser amable y por ahora no me apetece ni fingir; no quiero visitar nuevas aulas y conocer materias de las cuales prefiero atender en otro momento que no sea hoy, ni mañana... tal vez hasta que todo se solucione y por fin pueda ser yo misma, ser libre y no atarme a lazos del pasado que, por lo visto, todavía me persigue como líquido ponzoñoso por mi ser. En pocas palabras, refiero a la nota de ayer que recibí en mi cama.
Boto el aire alojado en mis pulmones y me incorporo. Sin calzarme, voy al baño y me adentro a darme una ducha. Con la astenia masacrándome en cada sentido, me seco con una toalla, me mudo de ropa y, sin notar la apariencia de mi cabello, bajo a la sala.
Mi madre, con la misma expresión endurecida de todos los días, sirve el desayuno sobre la mesa. Mi padre y mi hermano ya esperan para iniciar con engullir los alimentos. Tomo asiento.
—¿Es tu primer día de clases y te vistes así? —me regaña mirándome con indiferencia y señalándome de arriba abajo con su mano. En los ojos de Will se refleja la desaprobación hacia su mujer.
—¿Desde cuándo me has juzgado por mi vestimenta? —arrastro la silla dispuesta a pararme— Ya estoy harta de tu actitud.
—¡Desde que no echaste a ese tipo tras las rejas! Todo lo que veo en ti me da repulsión y vergüenza —el timbre suena deteniendo lo que pudo haber sido una escandalosa pelea a estas horas de la mañana. Ella expulsa humo por los orificios de su nariz y yo voy desacelerando mi respiración. Discutir sobre ese asunto ya no tiene sentido; mi madre sigue sumida en mi "errónea" decisión. Entiendo que la decisión que iba a tomar tendría sus consecuencias, y muy duras hasta la actualidad, pero nunca se me cruzó por la cabeza que tendría el desprecio más grande del ser que me dio la vida.
Mi padre es quien va a la puerta a atender, y para añadir un motivo más a refugiarme en mi cuarto y no salir, es la indeseada aparición de Valezka, con mochila en mano y sonriendo inocentemente, bajo el umbral de mi casa. Pero lo peor es que vino acompañada de esa chica. ¿Qué ideas le habrá metido en la cabeza para que continúe a su lado?
—Buenos días, Will —saluda muy animosa la chica de cabello marrón y se asoma a un lado para poder verme—. Buenos días, Sam.
Aunque hayan sido poco tiempo en que iba con Patrick a mi anterior universidad, extraño que sea él quien me recoja. Reluzco una sonrisa sin energía. Ya veía venir la presencia de Valezka; sí, ha estado buscándome varios días con la intención de charlar y he evadido sus invitaciones, este día no iba a ser la excepción. En cambio, Zoe, a simple vista, se le puede notar que fue obligada por ella a venir aquí. Sus facciones de aburrimiento y de querer largarse de una vez se percibe a kilómetros de distancia.
—¿Vienes con nosotras? —pregunta, la que una vez fue mi amiga.
—No me queda de otra —digo sin más. Con el desayuno en la mano y la mochila cargada sobre mi espalda me despido de Dani y voy hacia mi padre para hacer lo mismo. Este me observa con negación, pena y enfado, toda una mezcla de imperfecciones que no van para nada con su verdadero semblante, al no acercarme a Mabel. Encojo los hombros y sonrío sínicamente haciéndole entender que dejé de ser hija de esa señora y me convertí en la vergüenza de la familia.
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ME PERTENECES II : MI OSCURIDAD
Mystery / ThrillerSamara y Jonathan se verán enfrentados contra el cruel destino que terminó por separarlos. Ahora todo dio un vuelco. Samara tiene la esperanza de que su salvador llegue a su rescate y la libere como muchas veces ocurrió. Sin embargo, nunca se percat...