ME PERTENECES II : MI OSCURIDAD

CAPÍTULO 10

Bien... Recién llego a casa y estoy publicando los capítulos ♥ No pude hacerlo en la madrugada porque mi jefe me retuvo horas extras y al final me amanecí en la empresa. Si... recién me levanto xD

Disfruten de la lectura *-*

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JONATHAN

El frío se siente con mas intensidad al ver a Samara estática a poca distancia de nosotros.

No. De todas las noticias que podrían lloverme, qué importaba si Auron llegase a encontrarme o Mabel que acabase conmigo, nada me importaría mas el hecho de que puedo perder a esa chica que cambió todo. Su sola presencia ya hace que caiga al suelo y no tenga ni puta idea de cómo reaccionar, sin tener un arma en mano siento como por cada segundo que transcurre sus ojos me van ametrallando sin piedad.

¿Qué puedo decirle?

El ya muy usado: ¡No es lo que parece! ¡Esto es un error! ¡Yo no la besé!

A decir verdad, la segunda respuesta es cierta, puesto que es un gravísimo error lo que terminó presenciando, no percibo amor por Any; y las otras excusas... En efecto el "no es lo que parece" es catalogado como una cruel broma de mal gusto, ya que si no ves a dos personas besándose, ¿entonces qué es? Y el "yo no la besé" sería mentirle porque para colmo yo fui quien inició el beso.

—Samara lo siento, no quería que lo supieras de esta forma.

¡NO! ¿Any, qué estás diciendo?

—No Sam, no es lo que piensas, puedo explicarlo... —avanzo raudamente hacia ella y sostengo sus muñecas nerviosamente.

Ella mantiene el semblante más rígido e inquebrantable que haya podido ver.

Sus ojos siguen aniquilándome de la ira, alrededor de ellos hay pequeños y delgados rayos rojos, lo que quiere decir que está a punto de llorar, sin embargo, se está conteniendo.

—¿Explicar qué? ¿Qué todo es producto de mi imaginación? ¿Qué ustedes solo jugaban con las lenguas, pero no era un beso? ¿Eso quieres decirme? —mi garganta se seca. No puedo transgredir sus interrogantes. La mínima respuesta que le mencione hará oídos sordos y se refugiará en sus pensamientos, en lo que cree y quiere creer. Lo que quiero decir es que, aunque le diga la verdad, no la va a aceptar— ¡RESPONDE! —se esmera en izar la voz sin saber que podían estarnos vigilando.

—¡Any! —intento llamarla par que se acerque a nosotros— Dile que todo esto fue un maldito juego tuyo —mis dientes por poco no se parten gracias a la fuerza que transmito por la cólera.

La pelirroja se acerca tímidamente y dice lo que menos quiero oír desembocando con la poca paciencia que tengo.

—Yo sigo enamorada de él y tarde o temprano tendrás que aceptarlo —sus azules ojos se agrandan. Yo sigo pasmado—. Deberías hacerte tratar ese trastorno que tienes, el síndrome de Estocolmo por más que sea temporal, podría llegar a empeorar por todo lo que estás pasando —su mano se entrelaza con la mía a la par que va apareciendo a mi costado, pero inmediatamente me zafo.

—¡Samara no le hagas caso, está mintiendo! —fulmino con la mirada a Any, que solo se dedica a mostrar una sonrisa con labios cerrados y fingiendo inocencia.

Estoy desconcertado. Imagino que Samara, peor.

—Puede que tenga razón, puede que además de que estuvieras engañándonos a todos, yo padezca dicho trastorno. ¿Quién lo diría? Sentir afecto por mi secuestrador —vuelca los ojos como si se tratara de algo increíblemente tonto.