ME PERTENECES II : MI OSCURIDAD

CAPÍTULO 9

SAMARA

Entramos en pánico y nos ponemos en marcha. Bueno, todos excepto Richard.

—Tú te quedas aquí, tienes que avisarnos si hay otros movimientos —Jonathan le entrega su celular—. Solo llama a Adam que es el único en mi agenda y te escucharemos.

—Bien —Richard guarda el aparato y fija toda su atención en el rastreador— Apresúrense, se está moviendo.

PATRICK

Llegamos a la tienda y la pelirroja está demasiado irritante. A este paso la hubiese dejado venir sola, pero no, no me considero un hombre que dejaría a una señorita andar por la noche a estas horas.

—Entonces eres de España y llegaste a Alemania para vengar a tu madre. Eso es taaaan tierno —tiene la decencia de hablarme con ese tono tan fastidioso y de hacer puchero.

A mujeres como ella no se les podría responder porque a la primera ya te contraatacan o te realizan un discurso sobre que por el simple hecho de ser mujer no van a hablar... Y un sinfín de halagos que me cansaría de tan solo pensarlo. En fin, estamos en el siglo veintiuno.

Mantengo silencio y voy por el café.

—No me importa en lo absoluto que seas un huérfano, a mí no me darás pena con esa cara de niño bonito.

—Es medianamente diáfano —digo al tiempo de acercarme a un alto estante y agarro los cinco medianos paquetes de café.

Por ahora esto bastará.

—¿Qué dijiste? —pregunta confundida.

—Que eso es algo que queda claro a mi entendimiento —no emite palabra, pero la siento cerca—. Si vas a seguir ofendiéndome por lo menos encárgate de aprender a usar el diccionario, gracias.

Any resopla y se adelanta dejándome atrás sin chistar. Sonrío con autosuficiencia. A esa clase de personas no se les debe seguir el juego ni mostrar alguna emoción porque jamás se callarán con el fin de hacerte sentir peor y ganar. Pero lo más gracioso es que puedes revertir la situación estando a un nivel más que ellos y todo sin llegar a la violencia: hablando con un lenguaje que para ellos es como escuchar idioma chino, llegando a la conclusión que no te entenderán y se sentirán inferiores por saber menos que tú.

Sabiduría señores.

Recorro la tienda para conseguir el resto de comida que necesitaremos. Meto al carrito pocos implementos de auxilio como algodón, gasa, alcohol, agua oxigenada, curitas, cremas para las heridas de gravedad y quemaduras, adicional a ello meto diversas conservas tanto de frutas como de guisos y pescados, un par de pilas para alumbrarnos de noche con las linternas, baterías recargables por sea caso, siete bolsas de tela para que cada uno introduzca lo necesario para la partida, comida congelada y mucho, pero mucho líquido.

—Oye no vamos a vivir en ese cuarto, es mucho lo que estás llevando —indica la pelirroja deteniéndome antes de acercarme a caja a pagar.

Pero hago como que no la escucho y continúo.

—Buenas noches joven, ¿desea pagar con efectivo o tarjeta?

—Buenas noches, con tarjeta si fuera tan amable — respondo a la morena con una de mis mejores sonrisas.

Any se ubica a mi lado preservando su hastío.

La señorita comienza a escanear los códigos de cada material con una habilidad muy impresionante. Si así fueran todas al momento de pagar las colas serían menos aburridas.

—Patrick —susurra Any acercando su mandíbula a mi hombro para oírla.

—¿Qué quieres?