▪Veinticinco ▪

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Con el tiempo pasando tan rápido, cumplí los 24 años y accedí al dinero que mi abuelo me dejó, el cual era más del que imaginé. Pero que con el tiempo y los gastos que iba tener por mis hijos se irían en unos cuantos meses. Aunque estaba bien para ser un comienzo. Mi herencia quedaba pendiente, mi padre ya estaba haciendo los documentos donde me nombran dueño del 90% de la acciones de la empresa y donde dejaba varios bienes a mi nombre. Se preguntarán, ¿Por qué me deja a cargo de todo cuando sigue vivo?, pues mi padre no era un hombre muy joven, pronto cumpliría 66 años y normalmente al pasar los 64, nosotros dejábamos nuestras acciones en manos de nuestros sucesores, por eso lo llamaban herencia. De aquí a unas semanas, mi padre se iría de vacaciones con mi madre a Latinoamérica, a conocer los países nuevos que nunca se habían tomado la molestia de ir a visitar. Para entonces yo ya deberé estar en la oficina de mi padre ejerciendo mi profesión de Ingeniero, lo cual cada vez me convencía menos.

- Vamos, Lucy... - La Vecina ayudaba a Lucy con el parto - Ya lo has hecho una vez, puja, vamos.

- Ella se ve muy cansada - tenía los nervios de punta al verla llorar por el dolor, esto no se veía bien - ¿Todavía no llega el médico? - Juvia negó.

Hace tres días, con ella decidimos ir al campo para aislarnos de los problemas que teníamos en la ciudad. Juvia que no quería estár un segundo más en la ciudad, se vino con nosotros y de paso Gray también para arreglar de una vez por todas el tema del trato. Yo obviamente iba a cumplir mi parte, pero cuando le expliqué que nuestro padre aún no me daba los papeles, se desespero y me dio un golpe de ira. A pesar de que paró gracias a que Lucy comenzó a gritar en su cuarto porque se le rompió la fuente, él no se fue y se quedó ahí en los sillones que estaban en el living.

- Lucy - Me acerqué y tomé su mano - Nena, puedes hacerlo, ya viene nuestro bebé...

- N-No puedo...ya no soporto... - Estaba empapada de sudor y lágrimas, cada vez se ponía más pálida y eso me provocaba un temor gigante.

- Amiga, vamos, hazlo - Juvia la alentaba - Ya falta poco para que tengas a tu bebé, para que tengas a ese segundo regalo que les dio la vida a Natsu y a ti.

- ¡Lucy! - La Vecina, que vivía en una granja a unos dos kilómetros del recinto, la animó a seguir pujando.

- Lucy.. - Susurre cuando apretó con fuerza mi mano, gimiendo con dolor al continuar pujando.

- ¡Ya viene! ¡Ya puedo ver su cabezita! - se alteró la vecina con una sonrisa muy similar a la mía - ¡Vamos, muchacha! ¡Falta poco!

Lucy me iba a romper la mano de tan fuerte que me apretaba. No me imagino lo que era dar vida en estos momentos, sólo sabía que era doloroso. Ella gritó tan fuerte cuando hizo el último esfuerzo, que despertó en mi un miedo más grande, miedo que fue desapareciendo al oír el llanto agudo de mi bebé en manos de la vecina.

- Nació... - Susurre bajo - nació, ¡Nació! ¡Nació, mi amor! ¡Nuestro bebé nació! - Grité terrible de alegre por ver a mi pequeño siendo envuelto en las cobijas.

- M-mi bebé... - ella sollozo débilmente para que le devolvieran nuestro hermoso regalo - denme a mi bebé...

- Si, aquí lo tienes. Es un hermoso varoncito - la vecina dejó a mi bebé en los brazos de Lucy y ella lo recibió con el mayor cuidado para no lastimarlo.

- Mi bebé... - Lucy lo miró dejando caer sus lágrimas.

Yo sentí las mías asomarse, pero me las limpie rápidamente y sonreí para observar con mayor detalle a mi hijo.

- Tiene tus ojos - Reí al ver como mi hijo se calmaba con el olor de su madre - Es hermoso, tuvimos un lindo bebé.

- Y mi hija - volteó a ver a la puerta.

Juvia sonrió alegre por nosotros y se acercó con Luna en sus brazos. Yo cargué a mi pequeña y Lucy no pudo estar más feliz al ver a sus dos, digo tres, amores juntos. Mi pequeña dejó de morderse los dedos y se quedó mirando a su hermanito, sus ojitos lo veían con curiosidad.

- Es tu hermanito, hermosa - Besé la cabezita de mi hija y ella apunto al bebé con su dedito.

- ¡Papi! - Mis ojos se abrieron a más no poder y Lucy sonrió encantada al oír la dulce voz de nuestra hija.

- ¡Dilo de nuevo, princesa! - Me levanté haciendo que ria por verme feliz - ¡Vamos mi hermosa niña, dilo de nuevo!

Ella parecía burlarse de mi, pues solo sonreía y no abría su boquita para decir palabra alguna. No me rendi y besé su mejilla haciendola reír mientras se llevaba el puñito a la boca. No la quise molestar más y volví mi vista a Lucy, ella también reía por la escena, hasta que nuestro bebé comenzó a llorar nuevamente en busca de pecho.

Lucy comenzó a darle de comer mientras yo agradecía de corazón a la vecina por la atención que le dio. Esta mujer se tomó la molestia de dejar sus deberes para atender a mi Lucy cuando parecía estar todo perdido, pues el médico que llamamos no daba señales de vida.

- Luke.. - Yo cargué a mi hijo mientras Luna se dejaba abrazar por su madre - Mi hijo, mi campeón... - mi bebé menor iba a ser todo un triunfador, de eso me encargaría yo.

- Fue un niño - Gray entró poniendo el aire tenso, pues Lucy no disfrutaba su presencia - Los felicito.

- Creo que será mejor que salgas - Juvia le habló bajo - Ven, sigueme - dicho eso, se lo llevó afuera para dejar a Lucy tranquila.

- Quería ser madre, y ahora tenga a estos dos angelitos en mi vida - Ella sonrió viendo a nuestros hijos - Mis niños que son producto de un gran amor, ¿No es así?

- Uno divino - Mi hijo hijo esbozó una linda sonrisa mostrando sus encías al verme hacerlo yo - Pero tú campeón, nos tomaste por sorpresa, la mejor sorpresa que pude tener.

- Luna se pondrá celosa.

- Ella siempre será especial, pero hay que admitir que Luke si fue algo que no teníamos previsto - Lucy sonrió al igual que Luna en sus brazos - No duraste ni cuatro meses para embarazarte de nuevo.

- ¿Yo? - ella rio burlona - ¿Y que hay de ti?

- Tienes razón, debo tener una gran puntería.

- Basta, mis niños están oyendo - se sonrojo.

- Nuestros niños - recalco.

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Continuará***

°• A Base de Errores •°  ||Lemmon|| #Wattpad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora