𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟒- 𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐚𝐛𝐚𝐧𝐝𝐨𝐧𝐞𝐬.

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Sus manos temblaban debido a la terrible ansiedad de volver a estar en total soledad. Que Hans se marchara tan repentinamente había sido un terrible golpe para su corazón.

—¿Reina Elsa?— el hombre al ver la conmoción en el rostro de ella intentó acercarse. —¿Se encuentra bien?.

—¡Estoy bien Kai!— Retrocedió rápidamente, con una amable sonrisa en los labios. Intentando con todas sus fuerzas controlar sus emociones para evitar lastimar a alguien, pero era mas que evidente que estaba a punto de perder el control.—Solo necesitó privacidad— al cerrarse la puerta, se echó a llorar como una niña pequeña. Inevitablemente la habitación comenzó a ser invadida por una fina escarcha, que de poco en poco se transformaba en sólido hielo.

“Se que quiere llorar y tiene miedo, ¡hágalo!, yo la acompañaré incluso si trata de congelarme. Le ayudaré a superar todo este dolor” Sus palabras reconfortantes la golpearon con fuerza.  «¡Por que no me dijo que se iba!»  se preguntaba mientras las lágrimas que brotaban se volvían una ligera capa de hielo en sus mejillas. “No tema, si la apedrean la cubriré para que no sufra, confié en mi.” «Tengo que decirle a Hans que yo…» Rápidamente salió de su habitación y corrió por él enorme pasillo hasta llegar frente a la puerta del príncipe.

Había reunido el poco valor que poseía para correr a verlo, simplemente le pediría que no se marchara todavía. Algo dentro de ella le decía que si ella se lo pedía el se iba a quedar. Sin embargo esa misma voz en su interior la hizo retroceder, pues al echar un vistazo detrás de ella pudo notar como el pasillo se había llenado de blanca escarcha. «No debo abrir mi corazón» lentamente retrocedió hasta volver a su habitación, triste y muy avergonzada.

Tal vez  Hans era solo una maravillosa etapa en su historia, mas no parte de su destino. «Lo mejor es que te alejes de mi. Mi mundo es demasiado helado para alguien tan cálido como tu. Todo lo que está cerca de mi muere de frío » sentada en un rincón de su habitación y entre lágrimas se quedó dormida. Sin embargo mas tarde los débiles rayos del sol la hicieron abrir los ojos. —¡HANS!— fue lo primero que pronunció al estar totalmente consiente. Como loca se levantó y se asomó por la ventana. Fue entonces que pudo mirar mas claramente el sol, era verdad el día estaba menos frío e incluso se empezó a oír el silbar de las aves.

«Hans se marcha» se dijo a si misma. «¿Debería decir algo?. El me ayudó tanto durante todo este tiempo» se recostó en la cama y al instante esta se congeló por un costado.  Así que de nuevo se desánimo. «¿Cómo podría pedirle quedarse a lado de un peligro como yo?»  A su mente también llegó la imagen del príncipe y todos esos días que compartieron juntos. «Quizás debería darle algún obsequio de agradecimiento. No Elsa sus atenciones jamás podrás pagárselas con nada. Pero no es correcto simplemente no despedirme, al menos tendría que decirle adiós ¿No?» En un impulso se sentó, tras recordarlo sonreírle. “Usted es una buena persona, solo diferente al resto. Ha tenido una vida difícil y eso la hizo llenarse de miedos e inseguridades. Pero a pesar de todo se preocupa por su reino, no tenga miedo demuéstrele a todo el mundo que su corazón es cálido”.
—¡Debo agradecerle toda su ayuda y cariño a nuestro pueblo. Ese es mi deber como la reina de Arendelle.

Después de pensarlo tanto, al fin se decidió y corrió hasta llegar a la habitación del mencionado príncipe. —¿Príncipe Hans?— tocó varias veces pero nadie contestó. Pero ella no tenía la intención de solo dejar las cosas así.  —Hans, soy Elsa. ¿podrías abrir?

—¿Reina Elsa?— preguntó extrañada una de las tantas mucamas del palacio, tras hacer una adecuada reverencia para su reina.

—¿El príncipe ya se levantó?.

—Si majestad, esta mañana lo vi partir hacía el puerto.

—¿Esta en el puerto?— sin decir mas y olvidando por un segundo todas las advertencias de su amado padre salió del palacio. Muchos de los sirvientes quienes eran testigos apenas y podían creer lo que veían…

Elsa corrió lo mas que pudo. Ella sabía que hacer eso no era algo digno de una reina.  Una reina debe permanecer serena, callada, orgullosa. ¡La perfección, llenará de orgullo a su reino. Una reina debe ser perfecta, actuar con recato. No puede equivocarse, tiene que ser delicada como una flor y sobre todo una reina no debe tener poderes. bufo violentamente tras sentir el cansancio invadir su delicada figura. «No has de abrir tu corazón, debes dejarlo ir Elsa. Detente ahora»   pero la reina se negó a escuchar, ella simplemente no podía dejarlo ir sin al menos decir adiós.

Pero cuando llegó miró como varios de los barcos se alejaban de Arendelle. ¿Alguno de esos barcos sería de Hans? Sin duda la reina sintió como si un puñal atravesara su corazón. ¿Había llegado tarde? Elsa cayó de rodillas al piso. —¡HAAAAANS!!!!!— Gritó con todas sus fuerzas. —¡Por qué tenías que irte, tu me prometiste que no te alejarías!— las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas y el clima se puso mas frío. —¡Me mentiste, mentiste! ¡No puedo creer que ni siquiera te despediste, no puedo creer que ni siquiera pude agradecerte todo lo que has hecho por mi!—desconsolada lloraba mientras una nube de aire frío se formaba a su alrededor.

—¿Reina Elsa?—al escucharlo decir su nombre se estremeció por completo. Su respiración se detuvo un instante y su corazón comenzó a latir como loco. —¿Qué le sucedió? ¿Se encuentra bien?— preguntó el peli-rojo algo preocupado.

—Hans— Pronunció en voz baja y algo incrédula, Pues por un instante pensó que todo era una Ilusión. Sin embargo no podía confundirse, era el quien estaba frente a ella.

—¿Qué ocurre majestad?¿Por que no trajo zapatos?— preguntó algo serio al mirar los pies desnudos de la reina.

—Hans, yo…

—Tampoco trajo un abrigo, el clima esta mejorando pero aun así debe cuidarse mucho de estas cosas — Hans se acercó lentamente, quitó un delgado mechón de cabello de su rostro y sonrió.  El tenía una mirada serena y amable a la vez. La reina tragó grueso al par que su rostro se contraía en un apenado y adorable gesto de vergüenza. —¡Hace frío!— Concluyó el joven y de inmediato se agachó a la altura de la delicada chica. —Su nariz esta muy roja— inesperadamente colocó su cálida mano sobre el invernal rostro de la rubia, intentando desesperadamente transferirle algo de su propio calor.
Elsa lo miró detenidamente y al ver su reflejo en esos brillantes ojos verdes sonrió, mientras mas lágrimas pugnaban  por salir. —No llore. Venga la llevaré al castillo y beberemos chocolate caliente ¿si?— El rostro de ella lucía feliz a pesar de que Hans había limpiado lágrimas. Por primera vez experimentaba el sentimiento de llorar de felicidad. —¿De verdad se encuentra bien?.

Hans le ayudo a ponerse de pie lentamente y entonces por fin habló con claridad.—Yo, pensé que se iría!— sollozó.

—¿Qué? ¿Yo?— miró a su alrededor notando la ausencia de varios barcos.
—¡Ah, con que de eso se trataba! ¡Bueno, mi barco se dañó un poco con él frío. Creo que necesitará algunas reparaciones y entonces estará listo! Creó que no debí bromear con Kai sobre una fiesta de despedida, por que estaré un tiempo mas por aquí, voy a acompañarla por mucho tiempo mas— despreocupado el príncipe sonrió e inesperadamente la reina lo abrazó con todas sus fuerzas, chocando suavemente con su varonil pecho...

Elsa no era alguien de muchas palabras, en realidad expresar sus sentimientos era algo muy difícil. Sin embargo con ese abrazo le había dejado muy en claro cuanto cariño sentía por el.  Sonrojada la reina alzo levemente la vista y por unos segundos observó en silencio el rostro a medio iluminar de su “amigo”. Olvidando la mirada de sus súbditos y aguantando su vergüenza. —pensé, pensé, que se iría sin despedirse de mi. Estaba muy asustada por no volverlo a ver. Hans ni siquiera le di las gracias por toda su amabilidad—. Sin soltarlo lloraba a mares, envolviendo el ambiente en una helada atmósfera. —¡Por favor, no valla a irse sin despedirse de mi, por favor!.

—¡Reina Elsa!— apenas y podía respirar por la conmoción de momento. — Ya le dije que yo no la abandonaré— sin que ella lo notará una malvada risa había aparecido en él rostro del príncipe. —Yo voy a cuidar de usted, yo quiero verla feliz.

Sin querer lo había conseguido: LA REINA ERA SUYA AL FIN.


CONTINUARÁ…
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Hola a todos nuevo capítulo al fin publicado

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Hola a todos nuevo capítulo al fin publicado.

Esperó y continúen siguiendo esta historia.

Como ven el sensual😍…🙊no digo el malvado Hans tiene a Elsa donde quiere.
Será cuestión de solo un tiempo para que se apodere de Arendelle y el corazón de su Reina.

Si quieren saber que mas va a pasar sigan leyendo.

Bueno

Sin mas me despido. Gracias leer y perdón por las faltas de ortografía. Si les gustó no olviden votar o comentar su opinión es importante.❤❤


Hans y Elsa//El FARSANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora