Problemas

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Alec




Estoy calentito, siento unos pectorales de acero bajo mis manos, abro los ojos, Magnus duerme, me está abrazando, ahora si me tomo el tiempo de examinarlo, es muy hermoso, de piel canela, razgos asiáticos, pomulos marcados, labios carnosos, pestañas tupidas, cabello indomable, tiene aretes varios en las orejas, una ligera capa de bello facial cubre su mandíbula.

- ¿Te gusta lo que ves?

Tan ensimismado estaba que no noté cuando despertó, sus ojos son bellísimos, de un verde curioso con motitas ámbar y la pupila un poquito en vertical como los gatos.

- ¿Son reales tus ojos?

Sonríe un poco

- Si

- Son hermosos

Se queda en silencio un rato hasta que dice

- Gracias

A juzgar por su expresión, eso no es algo que diga muy frecuentemente.

- De nada

En eso se oye que tocan frenéticamente la puerta, hace gesto de fastidio y voltea un poco.

- ¡Qué!

Se acabó lo buena gente.

- Tenemos problemas

La voz tiene mucha prisa.

- Pasa

Entra un hombre con el cabello verde, nos mira y se sujeta la cabeza con desesperación. ¿Qué sucede?

- Dime que no te lo cogiste

Magnus ahora está enojado

- Más respeto Ragnor, lo que haga o dejé de hacer no es asunto tuyo, ahora dime que problemas tenemos.

- Claro que es problema si tuviste sexo con el hijo del presidente de los ¡Estados Unidos!

¡Mierda!

Magnus voltea a verme con la boca abierta, y yo le sonrío un poco de forma inocente.

- ¿Cómo te llamas?

- Alec Lightwood

Está más impactado que antes

- ¡Oh mierda! - Sale de la cama y se pasea por el cuarto con cara de pocos amigos. - ¿Porqué no me dijiste quién eras?

Y dirige su furia contra mí. Por favor, el secuestrado aquí soy yo.

- Nunca me lo preguntaste

Le digo restando importancia al asunto

- ¡Con un demonio!

Arroja un jarrón chino que se estrella en la pared.

- ¿Cómo lo supiste Ragnor?

Lo apunta con el dedo esperando una respuesta.

- Está en las noticias y nosotros también, al parecer la chica te reconoció, creen que es un rehén y ya se movilizó toda la fuerza del país en su búsqueda y rescate.

Adiós a la libertad.

Magnus se queda pensando un rato dando vueltas hasta que se detiene.

- Avisa a todos y prepara el avión, nos vamos a Hong Kong.- se da la vuelta a mirarme.- ¡Y tú vienes con nosotros!

¡Qué terco!

- ¿Estás bromeando?

Decimos Ragnor y yo al mismo tiempo.

- No, hablo muy enserio, ve a hacer lo que te dije Ragnor, entre más rápido mejor,- el tipo sale disparado - tú vístete.


Le arrojo una almohada que esquiva muy fácilmente

- ¡No quiero!

- Entonces te irás con la ropa que traes puesta

Siendo honestos no me gustaría llevar una pijama hasta Hong Kong.

- ¡Ah!

Me levanto y con fuerza y malos modos me cambio, estoy siendo un niño pero en estos momentos no me apetece mucho comportarme, hasta que termino noto que no me ha quitado la vista de encima, me dejo caer en el sillón con los brazos cruzados.

Él se mete al closet y sale después ya cambiado.

- Vámonos

Lo único que agarra es su computadora, me levanto y camino a la puerta, me guía hasta afuera, todos están preparados ya incluida Catarina, subimos a camionetas, yo voy en los asientos de atrás de una con Magnus, arrancan a máxima velocidad, se detienen hasta llegar a un avión privado.

Dentro es muy lujoso, me lleva del brazo hasta un asiento, abrocha mi cinturón y luego toma lugar frente a mi, despegan y en un santiamén ya estamos rumbo a otro continente.

Vete a la Mierda (#malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora