Lena Ur-El

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Un recuerdo es un suspiro que derrama historias.
(E.S)

Capítulo 4
Lena Ur-El
o Luthor

Lena no recordaba con exactitud el día de su llegada a la tierra. Era apenas una niña de siete años cuando ocurrió aquel extraño y terrorífico accidente. Ella estaba caminando hacia la ventana donde solía esperar a Kara cuando las luces rojas del techo de aquel pasillo se encendieron y comenzaron a alumbrar el mismo. Las personas que estaban a su alrededor comenzaron a correr como locas.

Si se esforzaba, Lena podía escuchar los gritos. Recordaba el sentimiento de miedo. Ella no lo podía recapitular con claridad, pero habia corrido hacia la puerta que conectaba con el área A de la nave; sus padres siempre le habían dicho que debía ir allí si se encendían las alarmas.

La puerta estaba bloqueada. El panel anunciaba con una luz roja que no podría ser desbloqueado.

Había una multitud intentando atravesar aquella puerta. Pegándole golpes o gritando para que alguien abriese. Lena se había asustado aún más al notar el desespero y las lágrimas habían manchado sus mejillas. Como toda niña buscó a sus padres, pero no les hallaba y asustada corrió hacia la habitación.

Estaba vacía cuando entró. Sus padres le habían mostrado en una ocasión una cápsula que habían creado. Si algún día ocurre algo peligroso...debes entrar en ella, te mantendrá segura. Eso le había dicho su madre y aunque Lena ya no recordaba mucho su tono de voz, si tenía en su memoria sus palabras. En sus recuerdos distorsionados también estaba el miedo que sintió estando en aquella cápsula sola y sin mucho espacio para moverse.

Fue mucho tiempo el qué pasó allí según la morena: fue apenas menos de un día en realidad. Allí dentro escuchó gritos y lamentos. Gemidos y llanto. Su cuerpo se comenzó a sentir un poco caliente, pero la cápsula estaba diseñada para regular la temperatura, gravedad y presión aislándola así de los cambios exteriores: ella no lo sabía en ese entonces. La cápsula le había salvado la vida...o le había condenado a una vida de esclavitud. Lena, quien ahora se apellidaba Luthor, ya no estaba segura de que seguir viva fuese un golpe de suerte.

Cuando la nave comenzó a dividirse, la cápsula atravesó la atmósfera y golpeó la tierra quedando cerca del área restringida en el patio de la familia Luthor. El estruendoso aterrizaje llamó la atención de la familia. Fue el rostro de Lilian el primero que vió Lena cuando, luego de llevar la cápsula al laboratorio que tenían en la mansión, la familia había logrado abrirla.

-Cortémosla en dos.- habia sugerido el señor Luthor, pero Lilian se habían negado.

Inmediatamente, al salir de su vía de transporte, la niña había comenzado a hiperventilar y a ahogarse. Los Luthor habían visto esa reacción en otros alienígenas. Aquellos que no soportaban el cambio radical entre su planeta y la Tierra. Lograron estabilizar a la chica inyectándole una mezcla de diferentes compuestos químicos que habían usado anteriormente en otros extranjeros. Nunca jamás los ojos de la señora Luthor habían brillado como aquella tarde. Había conseguido su propia muñeca de experiementos.

Lena Ur-El pensaba que los Luthor le ayudarían. Les contó sobre la nave, pero no habló mucho sobre lo ocurrido porque aparentemente tenía algo de amnesia. Lilian le había dicho que seguramente su mente estaba intentando bloquear los traumas de la mejor manera posible. La pequeña no contradijo aquello y poco a poco fue recordando trozos de los acontecimientos, pero seguía arrastrando una amnesia parcial. Cuando recordaba, sus pensamientos solían distorsionarse hasta volverse irreconocibles.

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