N. de la A.: ¡Bienvenidas y bienvenidos!
Con respecto al «Japoñol»... Solo utilizaré honoríficos, muy importantes a la hora de describir relaciones y su nivel de intimidad.
Disclaimer: Los personajes utilizados aquí son propiedad de Takehiko Inoue. ¡Gracias por dibujar y escribir una historia tan hermosa!.
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¿Por qué?
«Y-yo me... me llamo Fujii Koizumi».
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Había visto ya varias veces a los amigos de Sakuragi espectando sus prácticas y gritándole toda clase de amistosos improperios. No importaba cuántas veces Haruko le dijera que no eran peligrosos, ella seguía temiéndoles como el primer día en que se los presentó. Sin embargo, de los cuatro rufianes hubo uno que le dejó una impresión muy distinta: Yohei Mito. Tenía el pelo y los ojos oscuros como una noche nublada, sus facciones eran agradables, armónicas, su voz grave, incluso su altura era más razonable, lejos de parecer una montaña como Akagi, Sakuragi, o Rukawa incluso.
Cuando Haruko ofició las presentaciones, Fujii se escondió tras su espalda y murmuró un saludo tímido. Ninguno de los muchachos le hizo más caso y siguió alentando a Sakuragi en su particular manera: con gritos y más exabruptos de toda clase. No confiaban en que el chico durara más de unos días en el club de baloncesto, pero su amigo les había sorprendido llevando dos semanas en prácticas ininterrumpidas.
Yohei, con el bolso de colegio sujeto a su espalda, se encontraba observando de pie a diferencia del resto de sus amigos, que estaban agachados molestando a Sakuragi por las rendijas de ventilación a los costados de la gran puerta de entrada, es por ello que Haruko lo mencionó aparte. Fujii, aun temblando ligeramente, se estremeció al recibir una sonrisa de Yohei y luego el saludo, que respondió con una voz todavía más trémula que sus piernas.
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Nos vemos mañana ;)
Amor y felicidad para todos.
Stacy Adler.
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Melodía de verano
Fanfic[Serie Melodía #1] Destacada del mes de febrero de 2022 por @WattpadFanFictionES Fujii Koizumi no sabía que los chicos malos también podían ser dulces como la miel. Yohei Mito, el chico malo por excelencia, tenía mucho que enseñarle. ¿Qué podría r...