No te alejes

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N. de la A.: ¡Gracias a todos quienes siguen esta historia! Hoy contestaré los reviews de quienes me han comentado sin cuenta :D

LPP: ¡Gracias por tus palabras! Es verdad, creo que los amigos de Hanamichi son de los mejores que hay. Difícil encontrar un grupo tan bueno como ese.
Guest: No sé si eres la misma persona que me dejó dos reviews sin nombre, pero si estás leyendo esto, ¡muchas gracias! :')
SempaiEgami: Gracias por recomendarme :') espero que te guste el curso de la historia.
Dany: Estoy muy feliz TT_TT la verdad es que me encuentro fuera de mi zona de confort escribiendo este fic, en el sentido de que es un romance adolescente sin lemmon XD digo, tengo 31 años, me cuesta un poco ponerme en el lugar de estos niños, y adoro escribir lemmon, pero por lo mismo es un desafío y creo que me ha gustado el resultado. ¡Gracias por tu apoyo!
Andy: ¡Muchas gracias! Me hace feliz saber que te lo recomendaron y cumplió tus expectativas :D desarrollar a Fujii es todo un reto, ya que casi no hay información sobre ella aparte de que es muy tímida y al principio le teme a Sakuragi y sus amigos. Darle un trasfondo a ese miedo y evolucionarlo me emociona mucho.

Disclaimer: Los personajes utilizados aquí son propiedad de Takehiko Inoue. ¡Gracias por dibujar y escribir una historia tan hermosa!

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No te alejes.

Acompañó a la pandilla hasta la enfermería, siguiéndolos a distancia prudente porque no se atrevía a ser interrogada del motivo por el cual estaba allí. Se quedó espiándolos en un rincón, así supo que el último en conseguir atención iba a ser Yohei, ya que en apariencia se veía menos herido que el resto de los involucrados; a Hanamichi y Rukawa les pusieron puntos en la cabeza, y los demás tenían contusiones de diversa seriedad. Detrás de una columna, Fujii tragó saliva repetidas veces, dándose ánimos.

Yohei, por otra parte, se quedó solo en la enfermería por un rato. Sus amigos estaban siendo sermoneados en ese instante por la junta de profesores, y de lo que alcanzó a escuchar serían suspendidos solo tres días por mal comportamiento. Rodó la vista hacia las alturas suspirando aliviado. El castigo había sido mucho menos serio de lo que temió en un inicio, eso significaba que su padre no lo regañaría tanto.

Trató de estirar un poco el cuello. Estaba sentado en la única silla del cuarto, bastante cómoda por lo demás, pero aun así sentía el cuerpo muy tenso; tal parecía que enfrentarse solo a la pandilla de Hotta le había pasado un poco la cuenta, eso sin contar los reiterados golpes que propinó a Mitsui y las lesiones de una batalla anterior que aún no desaparecían por completo. Si quería volver a pelear iba a tener que darse un descanso obligado.

Suspiró por enésima vez fijando la vista en el techo, que parecía tener más respuestas que su propia cabeza.

Fue en ese momento que Fujii se coló rápidamente en la habitación. Visiblemente nerviosa, esta vez no era a causa de Yohei sino por el estrés que había vivido en la última media hora. Se acercó a él con pasos lentos, retorciendo las manos a la altura de su regazo. Por alguna razón, Yohei no se extrañó de verla allí.

—¿No te hicieron daño, Fujii-san? —inquirió mirándola—. Olvidé preguntarte cuando llegué al gimnasio con los demás.

Ella negó con la cabeza, luego la giró hacia atrás para comprobar que la puerta continuaba cerrada como la había dejado.

—¿Cómo te sientes? —Su nivel de sonrojo crecía como la espuma.

—Golpeado, pero no más que en otras ocasiones —respondió sonriéndole.

Fujii lo miró con ojos humedecidos. Quería agradecerle por ayudarlos a todos, por haber cargado con el peso y la culpa de lo ocurrido, incluso disculparse por haberlo tachado de violento sin haberlo visto antes en acción, pero las palabras no le salían. Aquello no tenía remedio.

Para no quedarse de pie evidenciando sus nervios, buscó desinfectante y puntos quirúrgicos adhesivos con la intención de curarle los nudillos. Comenzó su labor de limpiarle las heridas para que no se le fueran a contaminar una vez consiguió lo que necesitaba.

—Eres buena en esto —opinó Yohei, un tanto sorprendido.

«De hecho, muy buena. Ya ni siquiera me duele», pensó observándola afanarse con su mano derecha. Tras un minuto concluyó que debía tener experiencia en la labor de desinfectar laceraciones por la forma en que movía las gasas y colocaba los puntos quirúrgicos en su lugar.

—¿Has pensado en ser enfermera? —añadió con la intención de halagarla.

Fujii se detuvo conservando la mano de Yohei entre las suyas. Entonces, el joven pudo ver que caían ríos de lágrimas por sus mejillas.

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Nos vemos mañana ;)

Amor y felicidad para todos.

Stacy Adler.

Melodía de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora