La castaña se hallaba sentada en su ventana mientras miraba el oscuro y estrellado cielo sobre ella.
Rossie desde siempre había amado la astrología, pero nunca tuvo la voluntad suficiente para seguir dicha carrera, así que se conformo con ver las estrellas todas y cada una de las noches.
—¿Que miras?
La de ojos ámbar volteo hacia Bumblebee, que se comunicaba a través de la radio.
—Las estrellas.
Ambos levantaron sus cabezas y miraron hacia el cielo.
—Son hermosas —Susurro la castaña.
—No son tan bellas como tú.
Rossie río ante el comentario de Bumblebee, pero no de forma grosera, sino tímida. No era muy común que alguien la elogiara.
—Gracias Bee, eres todo un caballero.
El explorador hizo una exagerada reverencia que hizo reír a la castaña nuevamente.
—Lo que sea por su majestad.
—Gracias por hacer de esta una noche mágica, Bee.
Luego de un rato, ambos se quedaron en silencio mirando las estrellas, cómodos y unidos.
