Rossie se hallaba en la cocina, preparando el desayuno para su pequeño amigo Hobbit, Bilbo.
Desde que Bilbo la había acogido en su casa, antes de vivir la gran aventura en las montañas. Ella le había demostrado lo agradecida que estaba con el mediano, cocinándole y aconsejándole diariamente.
Una vez termino el desayuno, lo sirvió en un plato y fue hacia el estudio de Bilbo, encontrándolo escribiendo en su libro.
Dejando escapar un suspiro junto a una sonrisa, la castaña deposito el plato de comida a un lado del libro.
—Ah, gracias.
Inmediatamente, el Hobbit dejo el libro a un lado y comenzó a comer.
Rossie observo el libro unos segundos, sabiendo lo que pasaría con el, lo que hizo que su sonrisa se ensanchara, pero mentalmente se preguntaba si aún estaría viva para cuando el próximo suceso importante ocurriera.
—¿Estas bien?
La voz del Hobbit saco a la castaña de su burbuja de pensamiento.
—Ah, si. No te preocupes.
Y le sonrió antes de salir del estudio.
El mediano, confundido, retomo su escritura, encontrándose que la castaña había escrito algo en el.
"Y al final de la gran aventura, ambos regresaron a su hogar, entristecidos, pero motivados a la vez, sabiendo que, se tenían en uno al otro".
Bilbo no pudo evitar sonreír.