El simio observo a la humana inexpresiva realizando sus actividades diarias. Cesar era un simio, pero eso no le impedía preocuparse por la joven humana. Sabía bien que su carencia de emociones no era normal y mucho menos era saludable.
Sin embargo, jamás se acerco a ella a preguntarle que le sucedía.
Si bien la muchacha no había dado indicios de temer a los simios, no quería espantarla. Aunque su carencia de emociones le hacía preguntarse si realmente sentía algo.
—Te preocupa.—Cesar volteo a ver a Malcom, que se acercaba.—¿Verdad?
El simio dudo antes de asentir suavemente y volver a observar a la muchacha. Estaba levantando carga.
—A Ellie y a mi también nos preocupa. Desde hace dos años que no muestra emociones o señales de dolor.
—¿Que...le paso?—Preguntó el líder simio mirando a Malcom.
El humano se cruzo de brazos y observo a la joven unos segundos e completo silencio. Dio un suspiro.
—Hace dos años hubo un problema en la colonia. Alguien había robado un almacén lleno de alimentos. La culpa recayó sobre dos adolescentes, pero ellos la culparon a ella. Justo frente a su familia.—Quedó unos segundos en silencio.
—¿Que sucedió?—Preguntó Cesar.
—Su padre les creyó...y casi la mata a golpes.
*
La adolescente yacía medio muerta en medio de la calle, golpeada y manchada de su propia sangre. Le costaba respirar y mucho más le costaba mantenerse despierta.
Estaba al borde de la inconsciencia cuando sintió que gotas de agua caían sobre su cuerpo. Sus ojos giraron hacia arriba, cansados y dolidos, viendo el cielo gris. Y con eso ella se resigno a morir bajo la lluvia.
*
El simio se sorprendió y horrorizo al mismo tiempo. Luego volvió mirar a la inexpresiva adolescente, ahora rodeada de simios adultos y de su edad.
—Ellie y yo la encontramos casi muerta en la calle y la llevamos a casa. Todo decía que ella no iba a sobrevivir, pero Alexander hizo un milagro ese día.—Miró a su hijo, que estaba sonriendole a la castaña. El muchacho siempre estaba a su lado.—Él le dio la motivación para seguir viviendo. Y aquí esta.
Ambos quedaron viendo a ambos jóvenes interactuar y como sin darse cuenta, eran rodearon por simios pequeños. Niños. Muchos treparon a Eva, la joven inexpresiva, jugando con su cabello y con su ropa, curiosos por su inexpresividad.
—...¿Y su familia?
—Creen que esta muerta.
*
La muchacha yacía despierta y sentada en silencio en la cama. Desde que había despertado no había dicho una sola palabra ni tampoco había mostrado emoción alguna. Alexander era el que se mantenía fielmente a su lado, tomando su mano con apoyo. No se había despegado de ella desde que Ellie le dijo que ella estaba viva y que sobreviviría.
Malcom se asomo a la puerta, viendo a su hijo y a la recién llegada.
—Iré a la colonia por medicinas. Volveré pronto.—Su hijo asintió y con eso, Malcom se marchó.
Le tomó poco tiempo conseguir lo que necesitaba y se estaba preparando para volver cuando un hombre lo intercepto. Lo reconoció al instante, era el padre de la chica que habían salvado. Lucía preocupado, pero parecía no querer mostrarlo.
—Disculpa, pero ¿no has visto a una chica por aquí? Tiene cabello corto, ojos oscuros, piel morena, de baja estatura, un lunar debajo de la nariz, de este lado.—Llevo su dedo debajo de su fosa nasal derecha, un poco cerca de su labio superior. Malcom lo dudo, pero respondió.
—Si...sígame.
—¡Espere! Mi familia viene conmigo.—Miró detrás de él.
Malcom le siguió la mirada, detrás del hombre se hallaban una mujer y dos niños, uno de 11 años y el otro de 6 años. La mujer lucía demacrada, se notaba que había llorado y que estaba sufriendo, el niño de 11 años lucía mejor, pero también había estado llorando y lucía muy preocupado.
—Suban.
El viaje de regreso a casa fue silencioso y tenso, podía sentir la preocupación y la desesperación de los miembros de la familia. Tras llegar a la residencia, todos bajaron. Malcom entró a su casa y se encontró con su esposa e hijo.
—¿Los trajiste aquí?—Preguntó Ellie con lentitud.
—Si...
—¿Porque?
—Están buscando a su hija...
Alexander y Ellie se miraron, decididos. Volvieron a ver a Malcom.
—No dejaremos que se la lleven.—Dijo Alexander mirando a su padre.
—Es su hija, Alex.
—Su padre casi la mata.
—Alex...
—Diles que esta muerta.
Las palabras de su hijo lo tomaron con sorpresa, miró a su esposa, sorprendida. Ella lucía conforme.
—Ayer cavaste su tumba...Llévalos allá. No notaran que no hay nada debajo de la tierra.
Malcom se paso una mano por la cara, exasperado por la loca idea de su familia.
—¿Quieres que acaben de matarla?—Esas palabras pusieron helado a Malcom. Suspiró y regreso fuera con la familia de la chica.
—Por aquí.
Lentamente los guío hacia la tumba vacía de la muchacha que se encontraba en su casa. Había hecho la tumba debajo de un árbol no muy lejos de su casa. Se detuvo frente a la falsa tumba, que tenía una cruz hecha por dos ramas de madera.
Con algo de culpa se volteo a ver a la familia, haciendo un ademan hacia la tumba. Vio como sus caras se deformaban de dolor. La mujer fue la primera en estallar en llanto, gritando y diciendo: "¡Mi bebé!¡Mi bebé!" mientras se aferraba a la cruz. El pequeño de 11 años lloraba junto a su madre mientras que el padre solo lloraba en silencio, observando lleno de culpa y dolor.
Dejo que lloraran lo que tuvieran que llorar antes de decirles la razón de la muerte de su hija.
—Su hija murió de los golpes y el frío. Los golpes fueron la principal razón de su muerte, la lluvia y el frío solo lo empeoraron.
Eso solo pareció hacerlo peor. Eso solo despertó el odio en el interior de la madre y del hijo mayor. Y mientras lloraban de rabia y dolor, la familia de Malcom los observaba, sin culpa ni arrepentimiento.
Lo único que importaba era mantener a salvo a Eva.
*
—Les hicimos creer que estaba muerta. Consideramos que era lo mejor para ella.
El ambiente quedo en silencio. Hombre y simio observaron en silencio a la muchacha responsable de lágrimas y lamentos. Una muchacha muerta. Un cadaver en vida.
Sin embargo, ella permaneció inexpresiva.
Muerta, pero viva.