Raro y aterrador, la gente siempre lo había etiquetado así, excepto dos personas, su mejor amigo y la única chica con la que hablaba: Yumeko Fujioka.
Era una chica callada y bastante antisocial, se sentaba en una esquina, en el último asiento de todos y siempre miraba por la ventana, la mayoría de las veces no hacía nada por que terminaba las tareas en un santiamén.
Por pura casualidad comenzó a hablar con Ryo y en consecuencia con su mejor amigo Sukizo Urita, y con el tiempo los tres comenzaron a juntarse aún más, hasta que finalmente quedaron como un trío inseparable. Urita era el estudioso, Ryo el rarito antisocial y Yumeko aunque no lo aparentara, la delincuencia.
Usualmente una vez que los tres fueron realmente amigos, Yumeko mostró su verdadera naturaleza, una chica rebelde pero lista, sabía cuando podía desafiar y cuando debía quedarse callada y actuar silenciosamente. Dejo de hacer sus tareas ya que se la pasaba hablando con Ryo, así que en consecuencia se copiaba de Urita pues a este le preocupaba su desempaño en clase.
Claro que a cambio de eso, también participo con Ryo para proteger a Sukizo, claro que Ryo lo protegía en todo momento, pero trabajan juntos para protegerlo en la escuela, pues al ser un sabelotodo los matones lo tenían como un blanco fijo, pero allí estaban Yumeko y Ryo para protegerlo.
A pesar de que Yumeko no tenía un cabello especial como Ryo poseía una habilidad natural para proteger a aquellos a quienes amaba, era algo que siempre había agradecido.
Un día como cualquier otro, los tres caminaban por el campus de la escuela, Urita recto y presentable igual que siempre, Ryo erguido como de costumbre y Yumeko con los brazos detrás de la cabeza y con una expresión despreocupada.
—Oigan, ¿Que piensan hacer luego de terminar la escuela?—Pregunto casualmente Yumeko.
—Pues, aún no lo se. —Respondió Sukizo, algo sorprendido por su pregunta.
Yumeko detuvo su andar, y sus dos amigos también lo hicieron. Ella lucía oscurecida y preocupada.
—Yumeko...¿Sucede algo? —Pregunto algo inquieto su amiga sabelotodo.
—Es solo que...Una vez terminemos la escuela...Tal vez nunca volvamos a vernos.
—Yumeko.
En silencio, Ryo se dirigió a ella y parándose correctamente, la miró a los ojos.
—No te preocupes...Encontraremos una manera de volver a estar juntos.
Y con eso fue suficiente para que Yumeko volviera a ser ella.
Sin embargo, los años pasaron y tal y como Yumeko había predicho, los tres terminaron la escuela y siguieron caminos divididos, mientras que Urita se volvió un empresario de las televisoras Panasonic, Yumeko se volvió una traductora muy conocida ya que había conocido a personas muy importantes y había logrado hacer tratados de paz por su astucia y sabiduría.
A pesar de eso, Yumeko siempre se culpó por haber perdido contacto con sus amigos, particularmente con Ryo por nunca decirle lo que sentía por él.
Con Yumeko en la actualidad...
Inesperadamente Yumeko fue llamada por su jefe.