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La mañana siguiente llegó con un Tony más dispuesto a levantarse por su propio pie y unirse al desayuno "familiar". La imagen que encontró en la cocina no fue muy distinta al día anterior y, nuevamente, prefirió ser simple observador mientras se tomaba el café tranquilamente. De todos modos, Frank parecía tenerlo todo bajo control. Y, para qué negarlo, odiaba tanto madrugar que el no ayudarle era su pequeña venganza contra Mr. Mandón.

Se encaminaron los cuatro y Happy hacia el colegio donde, en esta ocasión, Tony bajó del coche para acompañar a los niños y, mientras el rubio abrazaba a Mary, él se limitó a darle unas palmaditas en la espalda a Harley. Aún no había hablado con el chico sobre sus preocupaciones, esperaba encontrar tiempo ese mismo día, pero estaba claro que Frank tenía razón. Harley se veía más sonriente desde la tarde anterior en el parque. Incluso bajo esa típica vergüenza ajena que le da a cualquier niño cuando es acompañado a la puerta por el padre, pudo ver una sutil sonrisa de felicidad.

-Te ves rígido - dijo Frank cuando volvieron a entrar al coche.

-¿A qué te refieres? Estoy genial. ¿Has oído hablar de los 4 Fantásticos? Pues yo soy el quinto. Pero ya sabes, la rima fácil. Habría sido incómodo - esgrimó con su labia sarcástica de siempre.

-Sueles expresar mucho con la cara, pero tu cuerpo parece tenso cuando tienes que relacionarte más física o emocionalmente con alguien - le miró de reojo -, como hace un instante con Harley.

-¿Es que te dedicas a observarme? - arqueó una ceja con gesto crítico.

-Por supuesto - y la facilidad con la que Frank lo admitió le dejó unos segundos aturdido -. Eres el actual tutor legal de mi sobrina, te aseguro que voy a estar vigilándote con lupa en todo momento.

Tony dibujó una sonrisa mientras asentía con la cabeza. Lo entendía, era totalmente justificado. Ni siquiera él se fiaba de sí mismo. Su vida era un efecto dominó de constantes errores y malas decisiones, sin embargo, le gustaba que Frank fuera tan abiertamente sincero con todo lo que pensaba respecto a él.

Pepper y Rhodey tendían a suavizar las cosas preocupados por una fragilidad emocional de la que era bien consciente pero no quería aceptar. En su empresa la mayoría prefería lamerle las botas, ya fuera por respeto, jerarquía o miedo. Y luego estaban los Vengadores, que solían dejarle ser por evitar confrontaciones como las que solían protagonizar el Capitán y él.

Frank era de los pocos -por no decir el único- que le decía la verdad a la cara sin tapujos. Y aquella transparencia le agradaba más de lo que hubiera imaginado alguien tan narcisista como él, tal vez porque era toda una novedad. O porque le hacía sentirse más humano, menos inalcanzable o extraño a los demás.

-Pero no cambies de tema - volvió a hablar el rubio, sacándolo de sus cavilaciones -. ¿Nunca abrazas al chico?

-Yo no doy abrazos. A nadie. ¿Tú sabes la de gérmenes que lleva la gente encima? Soy muy mal enfermo, es mejor que me mantenga alejado de cualquier riesgo viral por el bien de todos - respondió con su habitual sarcasmo mientras volteaba el rostro hacia la ventana del vehículo. Deseaba dejar a un lado ese tema a toda costa.

-Es tu hijo.

-Adoptado.

-Aún así está bajo tu cargo y no deja de ser un niño.

-Un niño capaz de diseñar y construir un cohete que cualquier estudiante del MIT envidiaría.

-Pero niño al fin y al cabo...

-¿Y dónde quieres llegar con eso?

-¿De pequeño no te gustaba que tu padre te abrazara?

Y ahí estaba, el balde de agua fría que no necesitaba ese día.

Un Recuerdo Inolvidable [Crossover]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora