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La preocupación de Frank había ido en aumento en la última media hora y nada tenía que ver con Mary, la cual estaba en su habitación jugando con Harley. Era Tony quien le estaba empezando a inquietar de verdad. El que el día anterior se convirtió en su amante tenía los ojos clavados en la pantalla del televisor y apenas había parpadeado en todo ese tiempo. Podía ver la tensión en sus hombros y el rictus en sus labios, mientras la máscara que tan perfectamente portaba siempre se resquebrajaba. Frank había llamado la atención de Tony en varias ocasiones, pero este parecía estar perdido en su cabeza, hundiéndose más y más conforme la noticia se repetía en cada canal. 

Quiso darle su tiempo para digerir el asunto, consciente de que él no era más que un civil mundano incapaz de entender la magnitud del problema, sin embargo no soportaba ver a Tony en ese estado y no poder hacer nada por sosegarle. Optó por preparar una buena jarra de café —en esa ocasión con cafeína— y atender finalmente el teléfono que no había dejado de sonar en toda la tarde. Se había negado a atender la llamada por no tratarse de su casa, pero estaba claro que Tony no iba a hacerlo y tal vez era importante.

Al fin te dignas a contestar — exclamó la voz de una mujer al otro lado de la línea.

—Disculpe, soy Frank Adler el... — ¿novio? Aún no habían hablado realmente del asunto —. El señor Stark no puede ponerse en este momento. 

—¡Oh! Hola Frank, soy Natasha Romanoff. Nos vimos el fin de semana pasado.

—Sí, me acuerdo — sonrió fugaz. Parecía tan lejano ese día y no había pasado ni una semana aún.

—Supongo que ya lo habrá visto.

—Sí, lleva una hora delante del televisor — suspiró mirando desde la cocina al moreno, quien seguía en la misma posición en el sofá —. Me tiene preocupado, parece que le ha afectado mucho. 

Puedo imaginar por qué. Escucha — dijo muy seria —, aquí todos conocemos lo suficiente a Stark para saber que no se va a quedar sin hacer nada. Te pido por favor que le vigiles. Sé que no es tu responsabilidad, pero...

—Lo haré — la cortó con firmeza —. Tal vez no le conozca tanto como vosotros, pero solo hay que verle en estos momentos para saber que nada bueno está cruzando su mente — añadió con otro pesado suspiro.

Frank tomó nota mental de las indicaciones que le dio la pelirroja antes de colgar y llenó una taza de humeante café para dirigirse al salón, decidido a sacar a Tony de ese trance. Se sentó a su lado y le acarició la espalda con una mano mientras con la otra le pasaba la taza por debajo de la nariz, esperando que el aroma fuera suficiente para despertarlo. En efecto, lo fue. Tony bajó la mirada y tomó la taza entre sus manos antes de soltar un suspiro con los ojos cerrados. 

—¿Estás bien? — le preguntó Frank sin dejar de reconfortarle con la suave caricia.

—SHIELD ha caído — susurró sin responder a su pregunta y abrió los ojos para clavarlos en el fondo de la taza incapaz de procesarlo todo —. Y dicen que el Cap ha desaparecido. Vinieron a buscarme para que les ayudara en esa misión y yo me negué...

—No podías saber que algo así pasaría.

Tony soltó una exhalación de mofa. — Somos superhéroes, Frank, sabemos perfectamente que esta clase de cosas pasan. 

Frank se sintió un poco herido por el tono de sus palabras, pero no dijo nada al respecto. Podía ver fácilmente que aquella rabia no iba dirigida a nadie más que a sí mismo. Tony se estaba torturando por no haberse ido con sus compañeros cuando se lo pidieron. 

Un Recuerdo Inolvidable [Crossover]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora