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¡He vuelto! Han sido dos semanas agotadoras y tenía muchas ganas de escribir, así que aquí me tenéis de nuevo. 

¡Enjoy! Y, de nuevo, muchas gracias por vuestro apoyo <3

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Tony estaba apoyado en el marco de la puerta con los brazos cruzados mientras observaba el ir y venir de Frank por el dormitorio. De la maleta al armario y del armario a la maleta, deshaciendo el equipaje que habían podido cargar en el jet privado tras reconciliarse. Roberta no había estado muy conforme con la mudanza —aparentemente definitiva— de Frank a Nueva York. Tony les había oído hablar antes de marcharse y sintió una pequeña punzada en el pecho cuando la mujer aseguró que iba a mantener la casa desocupada "por si acaso". Aún así debía aceptar que Berta tenía todo el derecho a dudar de él. Tony mismo había admitido ante Frank que probablemente volvería a cagarla, pero esperaba no hacerlo. Iba a esforzarse por no hacerlo. 

—¿No piensas entrar y ayudarme? — preguntó el rubio con una ligera sonrisa, metiendo otro montón de camisetas en uno de los cajones de la cómoda.

Tony se limitó a hacer un mohín y apretar más los brazos contra su pecho, desviando la mirada con exagerada ofensa.

—Vamos, no tienes por qué estar así, Tony — Frank se acercó a él y le acarició la cintura —. Ya lo hemos hablado y, por ahora, esto es lo mejor. 

—No entiendo por qué "esto" es mejor — señaló con frustración el dormitorio, el mismo que Frank había estado ocupando desde que le invitó la primera vez a quedarse en la Torre —. Dices que estamos bien, pero te niegas a mudarte a mi habitación. 

—Tony, me gustas y quiero estar contigo, pero el hecho de que apenas nos conocemos no ha cambiado. Sigo pensando que es más prudente ir despacio, sobretodo por los niños. 

—Ellos aceptan nuestra relación — replicó enseguida.

—Lo sé y me alegro por ello, pero ¿qué pasaría si lo nuestro no funciona? 

—No confías en mí... 

—Tampoco en mí mismo — aseguró con una suave sonrisa antes de acariciarle la mejilla —. Yo también soy humano, ¿sabes? No quedo exento de cagarla. Quiero que lo nuestro funcione de verdad y para ello siento que lo más apropiado es tomarnos las cosas con calma, llegar a conocernos mejor — buscó su mano para entrelazar los dedos con una tierna sonrisa —. No soy perfecto, Tony, y prefiero que lo descubras poco a poco. 

—Para mí ya lo eres... — susurró subiendo la otra mano por su espalda e inclinando el rostro hacia el rubio, mirándole de los labios a los ojos en una muda petición.

—Deja de tenerme en un pedestal...

—Entonces déjame tenerte en la cama...

Tony rompió el poco espacio que quedaba entre ellos y le besó con la necesidad de asegurarse que ambos sentían el mismo deseo. Frank no tardó nada en corresponderle, asomando la lengua entre los labios para entrelazarla con la suya e iniciar un beso más fogoso y demandante en el que sus dientes chocaban en desesperación, signo inequívoco de lo mucho que ambos habían estado esperando aquello. 

Las manos de la pareja empezaron a recorrer el cuerpo ajeno sin tapujos. Se acariciaron, apretaron y agarraron sin decidirse a dejar las manos quietas en un mismo sitio, ansiando probar cada parte del otro. Tony empujó con la cadera a Frank hasta llegar a la cama donde se dejaron caer sin romper el contacto, y en ese momento empezó la lucha por ver quién dominaba a quién. 

Tony descubrió que Frank era un amante ardiente y apasionado cuando los botones de su camisa volaron en todas direcciones tras un solo tirón. Ese gesto tan salvaje terminó de excitarle y buscó su boca para ahogarse en ella, metiendo una mano por debajo de la fina camiseta del rubio acariciando aquel torso con el que tanto había fantaseado en esa última semana. Descendió agitado por su piel y un jadeo escapó de sus labios cuando apretó entre sus dedos la erección bajo la tela de los vaqueros.

Un Recuerdo Inolvidable [Crossover]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora